Cada iglesia cristiana es una comunidad de siervos. Para servirnos los unos a los otros y para servir a la comunidad.
ESPIRITUAL
Debemos buscar la voluntad de Dios, ser cuidadosos y obedecer sus mandamientos. Si quieres tener éxito, sigue el Plan de Dios.
La misericordia no es algo puntual o forzado en la vida del creyente. Debemos cultivar un espíritu generoso, un deseo permanente de ayudar a los demás.
“Te amo tanto, que morí por ti. Has cometido errores, pero Yo los borro con mi sangre si tu vienes a mi arrepentido y no quieres volverlo a hacer”.
Mente y corazón son complementarios y parte del ser humano. No podemos anular la razón, ni tampoco la emoción. Hacerlo implicaría un desequilibrio.
En la vida encontraremos pasos difíciles como el del Jordán. Sin embargo, como Moisés o Josué, no debemos rendirnos ¡Siempre hacia adelante y hacia arriba!
“Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera sólo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales” (1ª de Corintios 15:19 NVI).
Servir a los demás, en nombre de Dios, puede ser una aventura y un desafío. El gozo en esta vida proviene de servir a un Dios amante, como hizo Moisés.
El evangelio nos cambia. Cuando conocemos a Cristo, y vivimos una relación personal con Él, el Espíritu Santo nos va transformando a imagen de Jesús.
Este mes de septiembre se cumplen 450 años de la publicación de la famosa traducción de la Biblia, de Casiodoro de Reina: La Biblia del Oso.
Las personas sabias nunca dan por terminado el aprendizaje. Son inquietas y curiosas y se alegran mucho de aprender algo nuevo.
En la iglesia crecen juntos el trigo y la cizaña. Dejémoslos crecer, que Dios juzgará en su momento. Nosotros centrémonos en crecer en Cristo.
Podemos atrevernos a enfrentar cualquier reto, con valor, si estamos aferrados de la mano de Dios en oración y hacemos Su voluntad. El Señor nos ayudará.
Solamente amando y sirviendo desinteresadamente a quienes necesitan ayuda podremos dar una demostración práctica de las verdades del Evangelio.
Cordero de Dios, ayúdame a ser parte de tu esposa fiel que espera tu regreso como una novia ataviada para su marido. Que tu llegada no me tome por sorpresa.
Hoy hablamos de la construcción del Santuario. Y es que, cuando los hijos de Dios trabajan y adoran juntos, el Señor se une a ellos.
“Es bueno y humilde… se preocupa para que los demás sean felices… Su manera de ser no es brusca ni dictatorial… Refleja la luz del cielo”.
Cuanto más conozcas al Señor, más y mejor se desarrollará el vínculo y la confianza; y más y mejor podrá obrar en tu vida.
Lo sabio es imitar la conducta de quienes, habiendo actuado con prudencia, muestran con su vida lo que implica ser prudente. Empezando por observar a Jesús.
Si Dios es tu bandera, nada ni nadie podrá derrotarte. El Todopoderoso está contigo y pelea por tí. Aférrate a Jesús en oración y no te sueltes de Su mano.
Dios nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que podamos, también nosotros, consolar a quienes están sufriendo.
Dios te ayuda siempre. Aunque muchas veces no sea como, ni cuando, tú quieres. Dios tiene poder para cambiar la situación ¡y para cambiarte a ti!
Fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Cristo y, estando reconciliados con Dios, seremos salvos por su vida. (Romanos 5:10).
Confía en Dios, aunque tengas dificultades. Escucha las sencillas instrucciones dadas por Dios alabándolo y adorándolo al obedecerlo.