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Lección 2 para el 10 de octubre de 2020.

Desde la misma Creación, la educación de los hijos ha recaído sobre los padres
(o la unidad familiar).

La enseñanza recibida en los centros educativos es un apoyo o ampliación de la educación recibida en la familia.

Los padres cristianos deben ser conscientes de esta responsabilidad y dedicar todo esfuerzo posible para el desarrollo espiritual, moral e intelectual de sus hijos.

  • La educación en la familia:

    • La primera familia.

      • Con el nacimiento de Caín, Adán y Eva se convirtieron en los primeros educadores, haciendo de la familia el núcleo educativo principal hasta el día de hoy.
      • En la familia, los niños aprenden la doctrina y los valores cristianos. Aprenden a amar a Dios y a conocer y aceptar a Jesús como su Salvador y Amigo.
    • La familia de Jesús.

      • Dios escogió cuidadosamente a los responsables de la educación de Jesús:
        • José: Hombre justo y obediente (Mateo 1:18-25; 2:13-15, 19-23).
        • María: Mujer espiritual, inteligente, decidida, con plena confianza en Dios, obediente, humilde, servicial (Lucas 1:26-38, 46-56).
      • Ambos eran personas rectas que supieron educar a su hijo en el amor de Dios y en obediencia a sus leyes.
      • Conforme Jesús crecía, Dios mismo llegó a ser su instructor (Juan 12:49).
    • La familia hoy.

      • El padre, como jefe o cabeza de la familia (Efesios 5:23) tiene la responsabilidad de representar el carácter de Cristo en su hogar (Efesios 5:25).
      • La madre, por su parte, es la mayor influencia en la formación de la personalidad, el carácter y el temperamento de sus hijos.
      • El padre y la madre deben trabajar unidos en la educación de sus hijos.
      • En la Biblia, se ordena a los padres que eduquen a sus hijos enseñándoles a amar a Dios y a obedecerle (Deuteronomio 6:4-9).
      • Aunque, al llegar a adultos, nuestros hijos serán responsables de sus propias acciones, como padres estamos obligados a plantar en ellos la semilla que puede fructificar para vida eterna (Proverbios 22:6).
  • Cómo educar:

    • Comunicación.

      • Una correcta comunicación es fundamental a la hora de educar. Los padres deben dedicar tiempo a comunicarse con sus hijos (no solo hablar, sino también escuchar).
      • La comunicación también debe expresarse en el ámbito emocional, mostrando amor en cada una de nuestras acciones.
      • Debemos solicitar la dirección divina para ser capaces de transmitir correctamente los valores cristianos a nuestros hijos con nuestras palabras y nuestro ejemplo.
      • Es tiempo bien invertido el que dediquemos a comunicarnos con cada miembro de nuestra familia.
    • Organización.

      • Es importante establecer un horario regular para enseñar la sabiduría y las promesas de Dios a nuestros hijos.
      • Además de orar con ellos, debemos planificar el culto familiar matutino y/o vespertino.
      • “Dale buena educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la abandonará” (Proverbios 22:6 DHHe).

Para meditar:

“[Dios] desea ver que, de los hogares de nuestro pueblo, se constituya una gran compañía de jóvenes que, debido a la piadosa influencia de sus hogares, hayan entregado su corazón a él, y salgan para rendirle el máximo servicio de sus vidas. Dirigidos y preparados por las piadosas instrucciones del hogar, la influencia de los momentos de culto de mañana y de tarde, el ejemplo consecuente de padres que aman y temen a Dios, han aprendido a someterse a Dios como su maestro y guía”. Elena G. White (En los lugares celestiales, 22 de julio).

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Res ponsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

 

Revista Adventista de España