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Lección 4 para el 24 de octubre de 2020

Una cosmovisión es una visión o concepción global del universo. Es decir, la forma en la que entendemos y explicamos el mundo que nos rodea.

De nuestra cosmovisión depende la forma en la que actuamos, las decisiones que tomamos y la manera en la que nos relacionamos con los demás.

Para la cosmovisión bíblica, es fundamental no solo la proposición de que Dios existe, sino también de que es un Dios personal que interactúa con su Creación.

  • La existencia de Dios.

    • Existen dos tipos principales de cosmovisión:
      • COSMOVISIÓN ATEA: El Universo y todo lo que contiene simplemente existe; no existen dioses ni entidades sobrenaturales; no hay sentido ni propósito para la vida, aparte de la propia subsistencia.
      • COSMOVISIÓN TEÍSTA: El Universo y todo lo que contiene fue creado por Dios; Dios existe y se preocupa por su Creación; fuimos creados con un propósito: vivir eternamente junto a nuestro Dios.
    • No solo es Omnipotente, Omnisciente y Omnipresente, sino que se preocupa por cada uno de nosotros individualmente y anhela nuestra compañía.

  • La Creación.

    • La Biblia comienza dando por sentado dos hechos fundamentales: Dios existe y ha creado el Universo (Génesis 1:1). De estas realidades emanan todas las demás enseñanzas bíblicas: la Ley, la Redención, la resurrección, …
    • No aceptar la Creación realizada por Dios en seis días anula todas las demás doctrinas. O la Biblia enseña la verdad en todo, o ella miente.
    • Aceptar una evolución de millones de años, ya sea que Dios haya intervenido o no en ella, es negar la Biblia como Palabra inspirada de Dios.
  • La doctrina bíblica.

    • Nuestra cosmovisión afecta a la manera en que vemos e interpretamos nuestro entorno.
    • La cosmovisión bíblica se sustenta en un conjunto de doctrinas que nos enseñan: Cómo vivir; cómo tomar decisiones morales; cómo convivir con nuestros semejantes; cómo interpretar el mundo que nos rodea; qué podemos esperar del futuro.
  • El plan de Redención.

    • Cuando el hombre pecó, Dios no dio por malograda su Creación. Tenía preparado un plan redentor: el mismo Creador moriría para salvar a sus criaturas (Juan 1:1-14; Marcos 10:45).
    • Éste es el “evangelio eterno” que estamos llamados a proclamar al mundo, y que está íntimamente unido a la Creación (Apocalipsis 14:6-7).
    • El Plan de Redención fue concebido por Dios antes de la Creación e incluye, no solo la muerte y resurrección de Jesús, sino también la bienaventurada esperanza de su Segunda Venida (1ª de Pedro 1:18-20; Tito 2:13).
  • La Ley de Dios.

    • Para la cosmovisión atea, el sentido de moralidad es relativo. Por tanto, las decisiones morales también son relativas.
    • Sin embargo, en la Biblia encontramos una norma absoluta, inmutable, eterna y de obligado cumplimiento para todo ser humano: La Ley de Dios (Éxodo 20:3-17; Salmo 119:142).
    • Esta Ley está basada en el amor y el respeto hacia Dios y hacia nuestros prójimos (Marcos 12:29-31). Es el código moral que nos muestra lo que realmente es correcto a la vista de Dios.

Para meditar:

“Solamente en la Palabra de Dios encontramos una auténtica narrativa de la Creación…

En la Palabra de Dios la mente encuentra material para el pensamiento más profundo, las aspiraciones más elevadas… En ella contemplamos cómo la Majestad celestial se humilló y se convirtió en nuestro sustituto y garantía para vérselas a solas con las potencias de las tinieblas y ganar la victoria en nuestro favor. Una meditación reverente sobre temas como éstos no podrá menos que ablandar, purificar y ennoblecer el corazón y, a la vez, impartir a la mente nuevo poder y vigor”. Elena G. White (Testimonios para la iglesia, tomo 5, pg. 24).

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Res ponsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

Revista Adventista de España