Debemos aprender del centurión. Fuera del pueblo de Dios hay personas que pueden enseñarnos mucho sobre la confianza en Jesús.
La última palabra la tiene siempre el Señor, incluso ante la muerte. El padre de la niña tuvo fe en Jesús y Él la resucitó.
La verdadera felicidad, en este mundo, es aprender a obedecer y amar a Dios. Y amar a los demás, y a uno mismo, con el amor de Jesús.
Tu también pedes ser una bendición para los demás ayudando, sirviendo y creciendo en sabiuría de la mano de Dios.
El mayor regalo del mundo es la Salvación que Jesús nos ofrece. El mejor regalo que nosotros podemos hacerle es entregarle el corazón.
Tengas poco o mucho que ofrecerle, siempre puedes darle a Jesús los regalos de tu amor hacia Él y hacia los demás, como un acto de adoración.
Tú también puedes ayudar en la iglesia, en todo aquello en lo que te pidan colaboración. Comparte alegremente a Jesús con todos.
Alaba a Dios hablando a los demás de cómo Jesús ha nacido en tu corazón. Lleva las buenas nuevas de Jesús a otros.
Agradece a Dios por ofrecerse a sí mismo como un regalo de Salvación, ser tu ejemplo, perdonar tus pecados y mostrarte lo amoroso que es.
Agradece a Dios porque sus bendiciones hacia ti nunca se agotan, y decídete a compartir el aceite de su gracia con quienes te rodean.
Como Eliseo, sé obediente y fiel en las tareas pequeñas, porque éstas te prepararán para realizar tareas mayores al servicio de Dios.
Los salmos son hermosas canciones de adoración a Dios. Hoy podemos leerlos, y meditar en ellos, con nuestros papás.
Aprender a resolver los problemas en paz, con justicia y respeto, es parte del propósito de Dios para nuestra vida.
Pide perdón y reconcíliate con tus enemigos y con el Señor. Recuerda: Dios está siempre dispuesto a perdonarte y a ayudarte a comenzar de nuevo.
Recuerda que el Señor, junto con la paciencia y la perseverancia bien empleadas, te ayudará a lograr las mejores metas.
Los justos y rectos de corazón, ¿son personas que no han hecho nada malo o son personas que han pecado, pero han aceptado el perdón de Dios?
La honestidad es un valor moral fundamental para entablar relaciones interpersonales basadas en la confianza, la sinceridad y el respeto mutuo.
La hospitalidad, generosidad y bondad del rey David ganaron el respeto y la confianza del joven Mefi-bóset.
David hizo caso a Abigail y no se vengó. Alabó su sabiduría y le agradeció. Pidamos a Dios la sabiduría de Abigail y la humildad de David.
Ayuda siempre a quienes tienes alrededor, aunque no te traten bien, como hizo David con Saúl. Agradece a Dios por tus amigos, son un tesoro.
La amistad une nuestra vida a la de otras personas, por eso es mejor tener amigos que tengan las mismas metas y valores que nosotros.
Cuando tengas que luchar, recuerda que Dios es tu protector, tu lugar de refugio, tu libertador, tu Dios. Él gana la victoria por ti.
Ora para que Dios te ayude a organizar tu vida de manera que tengas tiempo para Él. Pon a Dios lo primero en tu vida y después todo lo demás.
Dios te ha capacitado para hacer una obra. Confía en Él para poderla llevar a cabo. Jesús te llama a bendecir a los demás con las habilidades que te da.
Dios te bendice cuando decides servile a pesar de los obstáculos que interpone Satanás. Él dirigirá tu vida por encima de todo, igual que hizo con José.
Jesús te pide dar testimonio de Dios buscando formas para servir a tu comunidad, junto a tu familia, en el lugar donde vives.
Dios le dio a Job mucho más después de todo lo que había perdido. Dios promete darte la salvación y felicidad completa el Reino de los Cielos.
Entender claramente a Dios es más importante que desentrañar todos sus motivos. Él no da explicaciones, solo revela su bondad, su poder y su sabiduría.
Debemos vivir por fe, no por vista; confiar en Dios y permanecer fieles a él, aun cuando no podamos explicar las cosas que nos suceden.
Recuerda que no puedes ver el plan que Dios emplea para tu cuidado y protección. Lo que es seguro es que puedes confiar en Él.
Lucifer empezó dudando, y poco a poco fue creciendo la duda, la desconfianza, el descontento y el orgullo hasta que se convirtió en Satanás.
El Espíritu Santo nos capacita para hablarles a otros sobre la bendita esperanza del pronto regreso de Jesús, y para vivir como Él hizo.
Cuando te casas, empiezas una nueva vida con una persona especial. Así ocurre con Jesús. Cuando te comprometes con Él, te conviertes en una nueva persona
Es el propósito de Dios que cada uno de nosotros se sienta necesario para el bienestar de los otros y trate de promover su felicidad.
Recuerda que, cuando estás protegido por la armadura de Dios, el pecado no puede destruirte. Pide a Dios que te cubra con su armadura hoy.
Dios no nos envía a convertir a las personas, sino a ser ejemplo y predicarles. La conversión es una tarea del Espíritu Santo, no nuestra.
Pablo dice que había aprendido a contentarse en cualquier circunstancia. Estaba siempre contento con lo que podía hacer por Jesús.
Jesús y Pablo nos enseñaron que el amor es servicio. ¿Qué crees que ocurrirá si ayudamos a los demás, aunque no les amemos? ¿podemos amar sin ayudar?
Pablo les había predicado a los gálatas el evangelio de la gracia de Jesucristo: la buena noticia de que Jesús murió para salvarnos de nuestros pecados.
Dios nos hizo a todos diferentes. El Espíritu Santo nos ayuda a aceptarnos y amarnos a pesar de nuestras diferencias. Amemos y aceptemos a los demás.
En Antioquía los creyentes fueron llamados por primera vez cristianos. Si tú sigues a Cristo, tu también eres un cristiano.
Pídele a Dios que te ayude a usar tus dones y talentos para compartir su amor con los demás. Dios quiere colaborar contigo para llevar el evangelio. Acepta su misión para ti.
El pueblo de Dios constituye una comunidad de fe extendida por todo el mundo. Es Jesús y nuestro amor por Él lo que nos une y lo que nos lleva a difundir gozosamente su Palabra, a pesar de las dificultades y la persecución.
Nuestra iglesia es una familia de creyentes que se cuidan entre sí. Durante esta semana envía textos de ánimo a distintas personas de la familia de tu iglesia (no valen tus familiares).
Tú también tienes buenas noticias que compartir, pues conoces a Jesús. Aprovecha todos los medios que tienes a tu disposición (por ejemplo, las redes sociales) para difundir estas buenas noticias.
Le pregunté a Jesús: ¿Cuánto me amas? y Jesús dijo: “Todo esto…” y extendiendo sus brazos murió en la cruz por mi y por tí.
Todos somos hijos pródigos. Pero al experimentar el perdón y la gracia de nuestro Padre, nos sentimos inspirados a servir a los demás y a hablarles de Él.
Jesús nos considera a nosotros como un tesoro y como una perla de gran precio. Por eso, bajó a este mundo para poder rescatarnos y comprarnos.
El crecimiento de la diminuta semilla de mostaza también representa el crecimiento del reino de la gracia dentro de tu corazón.
En la parábola del sembrador Jesús compara la Palabra de Dios con las semillas, y a todos los que la dan a conocer con los sembradores.
Yo creo en Jesús, porque tengo evidencias para creer en Él. Por eso obedezco lo que me dice en su Palabra, y lo comparto con los demás.
Cuando Jesús le dijo a la samaritana que él era el Mesías, ésta dejó su cántaro en el pozo y corrió a contarle a todos su encuentro con Jesús.
Jesús asistía, siempre que le era posible, a la sinagoga para disfrutar de la palabra de Dios con sus hermanos y hermanas, grandes y niños. Amaba a Dios y a quienes le rodeaban.
En la sinagoga los judíos iban a adorar a Dios y a estudiar las Escrituras. Acude a la iglesia para hacer lo mismo que ellos.
Jesús adoraba a Dios en el templo y acudía los sábados a la sinagoga. Demostrar reverencia y respeto en la casa de Dios es una forma de responder a su amor.
Ora para que Dios te ayude a seguir el ejemplo de Jesús, honrando a Dios y reflejando Su amor, en tu familia, escuela, en la iglesia, con tus amigos…
Todos somos parte del plan de Dios. Si aceptamos realizar nuestra parte en el plan, Dios realizará grandes obras a través de nosotros.
Cuando está Dios en el centro, tu vida comienza a funcionar. ¿Qué diría Jesús? ¿Qué haría Él en esta situación? Jesús también fue el centro de la vida de su madre.
Jesús se mudó a nuestro vecindario para poder salvarnos. Comprender tanto amor nos llevará toda la eternidad, pero podemos comenzar a experimentarlo ahora.
El mal que impera en este mundo genera guerras, pero Dios nos ha preparado la mejor armadura para protegernos. Está en tu Biblia. Búscala en Efesios 6:11-18.
Podemos aprender muchas lecciones de la historia de Daniel: fidelidad, honestidad, servicio… pero la más importante es la constancia en la oración.
Nabucodonosor se resistía a los llamados del Espíritu Santo, pero el Señor no dejó de buscarle. Finalmente, Nabucodonosor se arrodillaría ante Dios.
Tu fe será probada “a fuego” en muchas ocasiones. Aférrate al Señor ahora, para que puedas mantenerte fiel cuando llegue la adversidad.
Los jóvenes de hoy pueden tener el espíritu que dominó a Daniel; Peden permanecer, por la gracia de Dios, firmes en su propósito de honrar al Señor.
Servimos mejor cuando nuestras palabras están en armonía con nuestras acciones. Se llama coherencia, y las personas, como la reina de Sabá, desean ver esto en nosotros.
El arma más poderosa del cristiano es la oración, porque ella te conecta con el mayor poder del Universo: Dios todopoderoso.
La verdadera sabiduría es mucho más que inteligencia. Es el conocimiento de Dios, el Creador de todo cuanto existe. A Su lado, la perspectiva de la vida cambia totalmente.
Salomón fue un hombre que pidió sabiduría, y Dios se la concedió. Nos dejó hermosos proverbios con grandes enseñanzas para la vida.
Dios nos da sabiduría para que podamos servir a los demás. La verdadera sabiduría no la puede dar este mundo, sino solamente el Creador.
Josué terminó su discurso asegurando que él y su casa servirían a Dios. Pídele a Dios que seas una influencia positiva en tu familia.
Debemos buscar la voluntad de Dios, ser cuidadosos y obedecer sus mandamientos. Si quieres tener éxito, sigue el Plan de Dios.
En la vida encontraremos pasos difíciles como el del Jordán. Sin embargo, como Moisés o Josué, no debemos rendirnos ¡Siempre hacia adelante y hacia arriba!
Servir a los demás, en nombre de Dios, puede ser una aventura y un desafío. El gozo en esta vida proviene de servir a un Dios amante, como hizo Moisés.
Podemos atrevernos a enfrentar cualquier reto, con valor, si estamos aferrados de la mano de Dios en oración y hacemos Su voluntad. El Señor nos ayudará.
Hoy hablamos de la construcción del Santuario. Y es que, cuando los hijos de Dios trabajan y adoran juntos, el Señor se une a ellos.
Si Dios es tu bandera, nada ni nadie podrá derrotarte. El Todopoderoso está contigo y pelea por tí. Aférrate a Jesús en oración y no te sueltes de Su mano.
Confía en Dios, aunque tengas dificultades. Escucha las sencillas instrucciones dadas por Dios alabándolo y adorándolo al obedecerlo.
No temas. Igual que hizo con el pueblo de Israel abriendo el mar al sacarlos de Egipto, Dios te cuida y te protege cuando oras pidiendo Su ayuda.
“Si pones tu confianza en el Señor, y le cuentas en oración lo que te pasa, Él te dará tranquilidad y la seguridad de que Él está al control de todo”.
Pídele a Dios que un día puedas adorar delante de su trono junto con los ángeles, los mundos no caídos y todos los redimidos.
En las cartas a las siete iglesias, Jesús nos da consejos salvavidas. Pide a Jesús que te ayude a seguirlos para ser un vencedor.
Dios conoce tus debilidades y tus fortalezas. Te ama a pesar de tus errores. Te anima, te guía y te ayuda a seguir adelante para ser un ganador.
Recluido en la isla de Patmos, Juan ya no podía predicar. Pero escribió todo lo que Jesús le mostró. Cuando deseamos compartir a Cristo, Él nos ayuda siempre a poder hacerlo.
“En Cristo hay vida original, que no proviene ni se deriva de otra” (DTG pág. 489). Jesús nos da vida física, espiritual, y eterna.
“Se necesitan jóvenes dispuestos a ofrecer sus vidas en el servicio por el prójimo. Que el amor de Jesús inunde el corazón de cada uno de ellos”.
Sólo podemos mostrar el amor de nuestro amigo Jesús, a los que nos rodean, cuando entendemos el perdón y perdonamos como Él nos perdona. (Lee Mateo 6:14).
Para Dios todos somos iguales. No hay clases. En la sociedad, estemos “arriba” o “abajo” debemos obedecer a Dios sirviendo a los demás de todo corazón.
Servimos a los demás al mostrar bondad y compasión. Isaías nos dice que la muralla se rompe cuando hablamos mal de otras personas.
El Espíritu Santo nos capacita para todo lo bueno. Nos otorga dones y trabaja por medio de nosotros. Él sí que es un verdadero regalo.
Los cristianos debemos respetar a nuestros padres y cuidar de ellos. Además, mostramos amor a Jesús cuando incluimos a otros en nuestro círculo familiar.
Mostramos nuestro amor por Jesús cuando apoyamos a los demás miembros de nuestra comunidad, y buscamos la manera de ayudar a quienes nos rodean.
Cuando fracases, arrepiéntete, pide perdón y decide no volver a errar. Los demás también cometen errores contigo.Trátalos como Jesús te trata a ti.
Del mismo modo que Jesús resucitó a Lázaro, que estaba muerto, resucitarán todos los que decidan aceptar a Jesús como su salvador personal.
Cree en Jesús y no dejes que la duda aleje de ti la gracia divina. El amor de Dios te sostendrá firme en tiempos difíciles.
Jesús me da paz cuando enfrento el sufrimiento y la muerte. En Cristo tengo la esperanza de volver a abrazar a mis seres queridos.
Aceptar el amor a Jesús nos inspira a servirlo a Él y a los demás. Ayuda sin esperar recibir ninguna recompensa, sirve solo por amor.
Servimos a Dios cuando usamos nuestros talentos para ayudar a los demás. Él nos ayudará a desarrollarlos y a utilizarlos exitosamente.
Para el sábado 16 de febrero de 2019. Esta lección está basada en Marcos 6:30-44, Juan 6:1-15, Deseado de todas las gentes, capítulo 39. Buscando a Jesús. ¿Dónde estaba Jesús…
Para el sábado 9 de febrero de 2019. Esta lección está basada en Marcos 1:40-45, Mateo 8:2-4, Lucas 5:12-16, Deseado de todas las gentes, capítulo 27. El intocable. El hombre…
Para el sábado 2 de febrero de 2019 Esta lección está basada en Lucas 11:5-13, Palabras de vida del gran Maestro, capítulo 12. El amigo necesitado. Lucas 11:5-8. ¿Qué necesitaba…