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Para el sábado 29 de junio de 2019.

Esta lección está basada en Romanos 8:28-39. Primeros Escritos: “Los judíos deciden matar a Pablo”, pág. 202-205

  • Momentos de ansiedad de Pablo.

    • Perseguido y descolgado por el muro. Hechos 9:23-25.
    • Fue abandonado por sus amigos fariseos cuando se convirtió en cristiano. Hechos 26:1-5.
    • Azotado, encarcelado y colocado en el cepo. Hechos 16:23-24.
    • Tuvo que separarse de verdaderos amigos. Tito 1:4-5.
    • Sus trabajos misioneros le obligaban a dejar iglesias a las que amaba. Hechos 20:36-38.
    • Otros motivos de ansiedad. 2ª de Corintios 11:24-28.
  • El remedio de Pablo para la ansiedad.

    • Dios está a nuestro lado. Nos ayuda y hace todo lo posible para que vayamos al Cielo. La gracia nos busca aún antes de que lo sepamos.
    • Dios resuelve los problemas para nuestro bien. Dios permite que nos sobrevengan sufrimientos, perplejidades, dificultades y desengaños, pero los usa para que dependamos de Él, para recibir apoyo y salvación, y desarrollar en nosotros un espíritu más humilde y sumiso, una disposición más paciente y tierna. La gracia está obrando para nuestro máximo bienestar.
    • Nada nos puede separar de su amor. Dios te ama…
      • en cada instante de tu vida,
      • aun cuando fallezca algún ser querido,
      • aunque Satanás y sus ángeles te causen problemas,
      • a pesar de las circunstancias actuales o los acontecimientos futuros,
      • en cualquier altibajo de tu vida,
      • ante cualquier circunstancia, persona o suceso que te puedan dañar.

… Por eso nada, absolutamente nada, te puede separar del amor que Dios te tiene. Su amor es inalterable y eterno. No cambia ni desaparece. La gracia nunca nos abandona.

  • Combatiendo la ansiedad.

    • Comparte con Dios tus temores para que Él los disipe.
    • Ora para que Dios te guíe en las cosas que deseas hacer.
    • Cuando veas que algo te está separando de Dios, pídele que te recuerde Romanos 8:38-39.
    • Enumera las formas en que Dios te muestra su amor cada día.
    • Confía siempre en que Jesús te ayudará.
    • Cada mañana, pídele a Dios que te tome de la mano durante todo el día y sientas su amor.

Resumen: No importa lo que suceda, Jesús está siempre a nuestro lado para ayudarnos.

Actividades

Puede que haya muchas razones por las que pases momentos de ansiedad. Algunas situaciones pueden ser muy graves, desde tu punto de vista. Pero no importa que tan terrible se vea la situación, si pones tu confianza en el Señor, y le cuentas en oración lo que te pasa, Él te dará tranquilidad y la seguridad de que Él está al control de todo.

  1. Une cada situación angustiosa con la promesa divina que te ayudará en ese momento.

PROMESAS DIVINAS PARA CUANDO ESTÉS CON ANSIEDAD PORQUE…

Te falta el alimento, el agua o la ropa   1 Corintios 10:13
Tienes que viajar   Isaías 26:3
Te hacen bullying en la escuela   Salmos 41:3
Eres tentado   Mateo 6:31-33
Te encuentras con algo imposible de solucionar   Isaías 41:10
No tienes paz   Salmos 94:19
No tienes dinero   Josué 1:9
Te encuentras solo   Salmos 37:25
Estás preocupado por algo   Salmos 55:22
Tienes miedo de todo   Isaías 35:4
Ves que tu angustia aumenta   Salmos 118:6; 121:5
Estás enfermo   Mateo 19:26

Por último, sigue este consejo

“No te inquietes por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenta tus peticiones a Dios y dale gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará tu corazón y tus pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7 NVI)

  1. Puedes añadir a todas estas promesas aquellas que te hayan ayudado a pasar una situación de ansiedad. Compártelas con tu clase de escuela sabática.

Puede que haya muchas razones por las que pases momentos de ansiedad. Algunas situaciones pueden ser muy graves, desde tu punto de vista. Pero no importa que tan terrible se vea la situación, si pones tu confianza en el Señor, y le cuentas en oración lo que te pasa, Él te dará tranquilidad y la seguridad de que Él está al control de todo.

PROMESAS DIVINAS PARA CUANDO ESTÉS CON ANSIEDAD PORQUE…

Te falta el alimento, el agua o la ropa

No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:31-33)

Tienes que viajar

“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Josué 1:9.

Te hacen bullying en la escuela

“Jehová está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.” Salmos 118:6.

“Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha.” Salmos 121:5

Eres tentado

“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” 1 Corintios 10:13.

Te encuentras con algo imposible de solucionar

“Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; más para Dios todo es posible.” Mateo 19:26.

No tienes paz

“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.” Isaías 26:3.

No tienes dinero

Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan. (Salmos 37:25)

Te encuentras solo

“Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa” (Isaías 41:10 NVI)

Estás preocupado por algo

“Deja tus preocupaciones al Señor y él te mantendrá firme; nunca dejará que caiga el hombre que le obedece” (Salmos 55:22 DHHe)

Tienes miedo de todo

“digan a los de corazón temeroso: «Sean fuertes, no tengan miedo. Su Dios vendrá, vendrá con venganza; con retribución divina vendrá a salvarlos.»” (Isaías 35:4 NVI)

Ves que tu angustia aumenta

“Cuando en mí la angustia iba en aumento, Tu consuelo [Dios mío} llenaba mi alma de alegría” (Salmos 94:19 NVI)

Estás enfermo

El Señor le dará fuerzas en el lecho del dolor; ¡convertirá su enfermedad en salud! (Salmos 41:3 DHHe)

Por último, sigue este consejo

“No te inquietes por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenta tus peticiones a Dios y dale gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará tu corazón y tus pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7 NVI)

Historias para reflexionar

No tengo miedo

Los servidores de Dios viajan aún por el océano y el Señor sigue cuidándolos. Hace unos pocos años, un niño llamado Enrique se embarcó con sus padres, que iban a un país lejano como misioneros. Estaba muy interesado en ver cómo manejaban el barco, qué era lo que lo hacía marchar, cómo le hacían dar vuelta, etc. El capitán lo llevó a la sala de máquinas y le mostró los grandes motores. Luego lo condujo hasta la cabina del piloto y le pidió que observara mientras éste hacía girar el timón que guiaba el barco.

Una noche se levantó una gran tormenta. El buque se balanceaba fuertemente y así continuó.

Enrique, no podía estar en la cama, porque casi se caía cuando el buque se inclinaba de un lado a otro. Oía el viento que silbaba sobre el barco, oía el rugido de las grandes olas y sintió miedo.

¿No te acuerdas de que el piloto está junto a la rueda del timón para guiar la nave? —lo animó el padre—. El permanece en su puesto día y noche. Él sabe dónde nos encontramos y no permitirá que ocurra cosa alguna con el barco.

—Pero a pesar de ello tengo miedo —dijo Enrique.

—¿Te has olvidado de que Jesús nos ama y nos ayuda? Somos sus hijos y él cuida de nosotros. Él sabe exactamente en qué lugar del océano nos encontramos —dijo el papá de Enrique.

—Ahora sí que no tengo más miedo —dijo el niño sonriendo—, porque si Jesús sabe dónde estamos, sus ángeles estarán con nosotros aun en medio de la tormenta.

Y se volvió a acostar, mientras el buque seguía balanceándose sobre las olas.

Dios ayuda al señor González

“Un pastor sintió la profunda impresión de que cierto miembro de su iglesia, el señor Gonzalez, necesitaba ayuda.

Después de orar y mientras se dirigía a su trabajo, la impresión se hizo más fuerte en él, volviéndosele aún más real al presentársele a la mente una suma determinada.

Tres días después el pastor encontró a su amigo, el señor Gonzalez, en el correo.

Después de unas breves palabras de saludo, el pastor abordó cuidadosamente el asunto.

—Hermano, ¿va bien en todo? ¿Tiene algún problema particular?

—¿Qué quiere Ud. decir?

—¿Necesita algún dinero?

—¿Por qué me lo pregunta?

—Mientras oraba el otro día sentí una profunda convicción de que Ud. necesitaba ayuda.

—¿Le indicó el Señor alguna cantidad determinada?

—Sí, lo hizo —replicó el pastor, revelando por primera vez la cantidad que había estado dando vueltas en su mente.

Las lágrimas comenzaron a correr por las mejillas del señor Gonzalez, mientras extraía de su billetera un papel que decía: “Señor, tú sabes que necesito tanto dinero de aquí a tres días. Creo que me ayudarás'”

Dios me ama y me cuida

El papá de Daniel había muerto, y él, su mamá, su hermanita y un hermanito vivían en una habitación de una casa vieja. La habitación era oscura y fría. La mamá era tan pobre que no podía comprar una estufa para calentar la habitación. No les quedaba ya nada para comer, y no sabían dónde podrían conseguir alimentos. La mamá de Daniel estaba muy triste.

Daniel era tenía sólo siete años, y no podía ganar dinero para ayudar a la mamá. Ella trataba de que sus niños no tuviesen frío poniéndolos en la cama y tapándolos bien, pero igualmente sentían frío.

Cerca de la casa de Daniel había una iglesia. Un sábado de mañana, mientras jugaba en la calle, oyó cantar a algunos niños. Se paró a escuchar, y oyó este cantito titulado “Él cuidará de mi”:

Feliz, cantando alegre
Yo vivo siempre aquí
Si Dios cuida de las aves
¡Cuidará también de mi!

Daniel quería entrar donde estaban los niños para oírlos cantar, y pensaba que él también podría aprender el canto, pero cuando miró su ropa vieja y sus zapatos rotos se desanimó un poco. Sin embargo, tanto le gustaba el canto, que entró. Al verlo en la puerta, una señora de rostro amable le dijo: “Entra, hijito, estamos muy contentos de que hayas venido”.

“Si ella está contenta de que haya venido —sé dijo Daniel—, mucho más lo estoy yo. Se está tan calentito aquí dentro… y todos parecen tan amables…”

Ese día la maestra les habló de cómo Dios cuida de los niños.

Ese días Daniel aprendió el versículo que dice: “Él tiene cuidado de vosotros”. La maestra les dijo también que los niños que son bondadosos con los demás están juntando tesoros en el cielo.

Cuando terminó la escuela sabática, Daniel regresó a su casa corriendo.

“Mamá, mamá —dijo—, he estado en la iglesia y aprendí un versículo que dice: ‘Él tiene cuidado de vosotros’. La maestra dice que Dios, que está en el cielo, nos cuida a nosotros también. Si le pedimos, tal vez nos mande leña para el fuego y algo para comer también. La maestra dijo que, si le pedimos algo, Él nos oye”. Entonces Daniel, su mamá, su hermanito y su hermanita se arrodillaron y dijeron a Jesús que tenían hambre y frío y que les enviara alguien que los ayudara. Y Jesús oyó su oración.

Poco después alguien llamó a la puerta. Cuando la mamá abrió, Daniel vio a la maestra, que traía un canasto con comida. Había averiguado donde vivían, y Jesús le había inspirado a llevarles alimentos. Cuando supo que necesitaban una estufa, también consiguió que les mandaran una. Todos se sentían felices. No sólo tenían qué comer, sino también una habitación caliente y, lo mejor de todo, habían llegado a conocer el amor Jesús.

Resumen, y selección de materiales, de Eunice Laveda, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Eunice Laveda es responsable, junto con su esposo, Sergio Fustero, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Photo by Ian Stauffer on Unsplash

 

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