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Para el sábado 31 de agosto de 2019.

Esta lección está basada en Números 13. Patriarcas y profetas, capítulo 34.

  • Escogiendo a los espías.

    • ¿Dónde estaba acampado el pueblo de Israel cuando decidieron enviar espías a reconocer el país de Canaán?
    • ¿Entre quienes se escogieron a los espías? ¿Cuántos fueron seleccionados?
    • ¿A cuál de los espías le cambió Moisés el nombre? ¿Cómo se llamaba y cómo le puso?
    • Pídele a Dios que te ayude a estar dispuesto a servirle en todo lo que te pida.
    • Proponte ayudar a los demás, aunque eso implique algunos riesgos.
  • Instrucciones para el espionaje.

    • ¿Cómo se llamaba la zona de Canaán que tenían que recorrer?
    • ¿Qué tenían que comprobar si era fuerte o débil?
    • ¿Qué tenían que observar si era buena o mala?
    • ¿De qué dos tipos podían ser las ciudades?
    • ¿Qué dos observaciones tenían que hacer del terreno?
    • Además del informe, ¿qué tenían que traer los espías?
    • ¿Con qué palabra animó Moisés a los espías?
    • Pide orientación divina para poder escuchar la voz de Dios y rendirle tu servicio.
    • Lee la Biblia. En ella encontrarás las instrucciones para avanzar en tu vida.

  • Espiando la tierra.

    • Durante los aproximadamente 750 km que hicieron de ida y vuelta, ¿qué vieron?
    • ¿Cuántos días emplearon en hacer todo el reconocimiento?
    • Sé valiente para seguir a Dios y trabajar por Él.
    • Dios te dará paz y tranquilidad cuando te pida que lo sirvas.
  • Informe de los espías.

    • FAVORABLE:
      • ¿Con qué calificativos describieron los espías la tierra que habían inspeccionado?
      • ¿Qué fruto trajeron colgando de un palo? ¿Qué otros frutos trajeron de muestra?
    • DESFAVORABLE:
      • ¿Qué pegas pusieron sobre el pueblo que habitaba la tierra? ¿Qué tenían de especial los hijos de Anac que habitaban allí?
      • ¿Cuál era el problema que tenían con las ciudades?
    • ¿Cómo reaccionó el pueblo de Israel ante este informe?
    • ¿Por qué reaccionó así a pesar de todas las maravillas que Dios había hecho con ellos?
    • Recuerda alguna ocasión en la que Dios te ayudó en el pasado. Tenla presente cuando afrontes algún riesgo.
    • Analiza las situaciones desde un punto positivo. Dios está contigo.
  • Decisiones basadas en el informe.

    • ¿Cuáles fueron las palabras de aliento y esperanza que dio Caleb al pueblo?
    • ¿Cuál de los espías confió en Dios y apoyó a Caleb?
    • Habla a otros favorablemente de lo que Dios hace en tu vida.
    • Confía en Dios, al igual que los dos espías que animaron al pueblo.

Resumen: Podemos enfrentar los riesgos con valor cuando servimos a Dios.

Actividades:

Usa la clave

Usa la clave para encontrar los nombres de estas personas que afrontaron riesgos por servir a Dios y salieron vencedores.

  1 2 3 4 5
1 A B C D E
2 F G H I J
3 L M N O P
4 Q R S T U
5 V W X Y Z

 

__ __ __ __ __. Esta mujer escondió a los espías israelitas en su casa de Jericó.

24 11 32 11 21

__ __ __ __ __ __ __. Este hombre se arriesgó para salvar a su sobrino.

11 21 24 11 32 11 23

__ __ __ __ __ __. Esta mujer guió a los israelitas a la batalla contra los cananeos.

41 51 21 43 24 11

__ __ __ __ __ __ __. Este hombre, con su escudero, se arriesgó a pelear contra todo un ejército.

52 43 33 11 44 11 33

__ __ __ __. Esta mujer mató al líder del ejército enemigo clavándole una estaca en su cabeza.

52 11 51 13

__ __ __ __ __. Este hombre se arriesgó a pelear contra un gigante con solo una honda.

41 11 15 42 41

__ __ __ __ __ __ __. Esta mujer evitó una batalla entre su esposo y los hombres de David.

11 21 42 22 11 42 13

__ __ __ __ __ __. Este hombre se arriesgó al orar a Dios.

41 11 33 42 51 13

__ __ __. Esta mujer se arriesgó a abandonar su país por amor a su suegra.

24 54 44

__ __ __ __ __. Este hombre arriesgó su vida eterna por salvar la nuestra.

52 51 34 54 34

Completa el texto

Completa el texto bíblico con las palabras que le faltan. Escríbelas en el crucigrama donde correspondan, y descubrirás en la columna central cómo tienes que hacer el trabajo para Dios. Así lo hicieron los 12 espías que recorrieron la tierra de Canaán.

“Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid de aquí al Neguev, y subid al monte, y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es ____________ o ___________, si ________ o __________; cómo es la tierra habitada, si es __________ o ________; y cómo son las ciudades habitadas, si son ________________________ o ____________ fortificadas; además tal cómo es el terreno, si es ____________ o ____________, si en él hay ______________ o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las primeras ________” (Números 13:17-20)

 

Historias para reflexionar

P. Nattie: Un hombre de valor

 Por Robert B. Grady (Exdirector del Depto. de Escuela Sabática de la División del Lejano Oriente)

Petrus Nattie era pastor en el distrito central del sur de Timor, en el oeste de Indonesia. Después de completar sus estudios y de recibir el diploma de maestro conoció el mensaje adventista y entregó su corazón a Dios. Al ver su dedicación a las actividades misioneras, la junta de la misión lo invitó para realizar un trabajo de avanzada en la parte central del sur de Timor. Este lugar quedaba tan lejos que Nattie y su familia tenían que caminar 40 kilómetros después de dejar la ruta principal para llegar a Dobibi, la aldea central del distrito. El territorio no le era desconocido, puesto que se había criado en la aldea de Bitán, a unos 30 kilómetros de Dobibi, y su madre todavía vivía allí.

Tan pronto como él y su familia se instalaron, Nattie comenzó a visitar a todos los aldeanos y hacerse amigo de ellos.

Antes de mucho tiempo estaba dando estudios bíblicos y pronto tuvo varios candidatos para el bautismo. Cuando la membresía aumentó, edificaron una sencilla capilla en la selva. Poco después de un año, cuando la iglesia estuvo bien establecida, comenzó a ir cada dos semanas, siempre a pie, a Bitán. Allí, mediante la Biblia y un rollo de láminas, se dedicaba a predicar el mensaje de Jesús. Pronto hubo suficientes miembros en Bitán como para organizar otra iglesia.

Un día Nattie viajó con uno de sus diáconos de la iglesia de Dobibi a Bitán para organizar la iglesia. Como recordamos, tenían que hacer el camino a pie. A pesar de que era la estación lluviosa, no esperaban la terrible tormenta tropical que los estaba amenazando. Debido a la lluvia torrencial, muy pronto quedaron empapados. El arroyo, que generalmente está seco en esa época, se inundó de lado a lado, convirtiéndose en un río de una corriente rápida y peligrosa. Tuvieron que caminar a lo largo del barranco con el peligro de caer en cualquier momento al río. Muchas veces, a lo largo del camino, se detenían para orar y pedir protección y guía.

Mojados, cansados y hambrientos, llegaron a un lugar, a unos 15 kilómetros de Bitán, donde debían cruzar el río de aguas enfurecidas. Se dieron cuenta de que era imposible, pero oraron una vez más pidiendo la protección del Señor, y, tomándose de una mano y apoyándose cada uno en un palo que le servía de bastón con la otra mano, se dirigieron hacia el torrente espumoso. Inmediatamente sintieron la fuerza de las aguas, que los hizo tambalear, y fueron golpeados por las rocas y los troncos que se deslizaban rápidamente corriente abajo. En ese momento de desesperación, un brazo fuerte, que Nattie no veía, lo tomó. Ambos hombres fueron sacados del agua y depositados en un barranco, a unos tres metros de distancia. Cuando volvieron en sí de su asombro, expresaron su agradecimiento al Señor por la milagrosa liberación.

Pero todavía estaban en el lado opuesto del río. El diácono estaba demasiado exhausto para continuar, pero Nattie había determinado a llegar a Bitán aquella noche.

Oró otra vez pidiendo la guía y protección del Señor, y terminó su oración de esta manera: “Oh, Señor, envía a dos hombres fuertes para que me ayuden a cruzar este río”.

Al abrir los ojos vio a dos hombres, altos, robustos, que se acercaban. Uno de ellos le dijo: “Ven con nosotros. Te ayudaremos a cruzar el río”. Y con un hombre a cada lado, abrazado a ellos, Nattie cruzó el río fácilmente. Al llegar a una bifurcación del camino, los amables extraños se despidieron de él.

Era ya medianoche cuando el exhausto pastor llegó a la casa de su madre.

Después de haber dormido solamente cuatro horas, dolorido y magullado por los golpes que había recibido por las piedras arrastradas por el río, Nattie se reunió con los doce candidatos bautismales para un culto devocional y para darles las instrucciones antes de la ceremonia. A las ocho de la mañana todo estaba listo, y comenzó el servicio solemne y especial.

Cuando Nattie le refirió a su madre la experiencia que había tenido en el camino y la milagrosa protección del Señor, ella se impresionó tanto que le pidió a su hijo que le diera estudios bíblicos. Pocos meses después Nattie tuvo el gozo de bautizar a su propia madre.

Con la ayuda de miembros activos se convirtieron 36 personas más. Así que decidieron construir una iglesia. A pesar de la brevedad de la estación de la siembra, los hombres postergaron sus plantaciones para ayudar a edificar dos nuevas iglesias. Y Dios bendijo su fidelidad con una buena cosecha.

Podemos enfrentar riesgos con valor cuando servimos a Dios.

Calvino se arriesga

Calvino vive en Tanzania. Es el menor de su familia y tiene cuatro hermanas mayores. Una por una sus hermanas se fueron a escuelas con internados, y dejaron a Calvino solo en la casa. Cuando finalmente tuvo suficiente edad para ir a la escuela, quiso ir a la Escuela Adventista Primaria de Tanzania (EAPT), donde estudiaban sus hermanas.

Sus padres no querían mandarlo tan lejos para asistir a la escuela.

Ellos le explicaron que tomaría más de un día por bote y otro día por autobús o tren para llegar a la escuela. A Calvino no le importó eso, él sólo quería ir a la escuela con sus hermanas.

Sus padres finalmente asintieron.

Llevaron a Calvino y a sus hermanas a la Escuela Adventista Primaria de Tanzania y les ayudaron a mudarse a sus dormitorios. Día tras día esperaban recibir una llamada de un niño llorando, arrepentido, pidiéndoles que volvieran a buscarlo.

Pero Calvino no llamó. Con sus hermanas allí para consolarlo y muchos amigos nuevos, no tuvo tiempo para sentirse solo.

La familia de Calvino asistía a la iglesia los domingos, así que Calvino pensó que era sólo un poquito raro que los estudiantes y maestros asistieran a la escuelita dominical los sábados. La llamaban Escuela sabática. Pronto aprendió a amar la Escuela Sabática, ya que la que encontró muy interesante. Al poco tiempo le pareció perfectamente natural asistir a la iglesia los sábados.

Calvino disfrutaba con sus compañeros de clase y sus maestros. Pero el tiempo pasó y llegaron las vacaciones. Todo un mes para disfrutar de sus padres en casa.

Animadamente Calvino les contó a sus padres lo que estaba aprendiendo en la escuela. Cuando llegó el viernes, Calvino se aseguró de que su ropa de iglesia estuviera lavada y su cuarto limpio para el sábado, tal como lo había aprendido en la escuela. Entonces les pidió a sus padres que lo dejaran ira la iglesia adventista a la mañana siguiente.

Pero ellos le dijeron que no.

—Queremos que asistas con nosotros en domingo —le contestaron.

Calvino pensó en las lecciones de Escuela Sabática que disfrutaba en la escuela. Recordaba cómo cantaban gozosamente, y las lecciones de la Biblia que había aprendido. Quería guardar el sábado como lo había hecho en la escuela. Quería asistir a la Escuela Sabática, pero ¿cómo podría hacerlo?

Trató de guardar el sábado en su casa, y el domingo fue a la iglesia con sus padres. Pero encontró que le era difícil concentrarse en la lección y en el sermón del pastor. Luego recordó a su amigo Alex.

Alex iba a la iglesia los sábados.

Tal vez pueda ir a la iglesia con Alex, pensó. Durante la semana Calvino fue a ver a su amigo. De hecho, Alex era adventista. Éste lo invitó a ir a la iglesia con él, y Calvino asintió gustosamente.

El sábado por la mañana Alex caminó a la casa de Calvino, y de allí se fueron juntos a la iglesia, contentos de poder asistir. Calvino no se preocupó por pedirle permiso a su madre, ya que generalmente jugaba con sus amigos todos los sábados por la mañana. Los dos muchachos disfrutaron juntos el estar en la iglesia. Y cuando terminó el servicio de adoración, caminaron lentamente de regreso a la casa de Calvino.

Cuando llegó a su casa, su padre ya había regresado del trabajo.

—¿Qué hacías por la iglesia adventista hoy? —le preguntó el padre. El niño se sorprendió al escuchar la pregunta, pero logró contestarle que había ido con Alex a la iglesia—. Te vi cuando salías de la iglesia, hace unos minutos, cuando salía yo del trabajo.

Calvino se dio cuenta de que no le había pedido permiso a sus padres para ir a la iglesia. Temía que su padre se enfadara y que no lo dejara volver a ir. Pero su padre le dijo que podía ir, si la iglesia adventista significaba tanto para él. Sin embargo, le dijo que esperaba que acompañara a la familia a la iglesia los domingos.

Calvino se dió cuenta que podemos enfrentar riesgos con valor cuando sabemos que vivimos de la mano de Dios.

Durante unas semanas Calvino fue a la iglesia los sábados con Alex, y los domingos con su familia. Pero no sentía gozo de ir a las dos iglesias. Por fin Calvino pidió permiso a sus padres para que le permitieran quedarse en casa los domingos. Finalmente le dijeron que estaba bien, aunque no estaban muy contentos con esa decisión.

La hermana mayor del Calvino ahora asiste a la iglesia con él los sábados. Los dos niños invitan a sus padres y a las otras hermanas para que asistan también, pero no los quieren acompañar. Sus padres prometen que algún día irán, y Calvino ora para que así sea.

Resumen, y selección de materiales, de Eunice Laveda, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Eunice Laveda es responsable, junto con su esposo, Sergio Fustero, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Photo by Tom Morel on Unsplash

 

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