El mayor regalo del mundo es la Salvación que Jesús nos ofrece. El mejor regalo que nosotros podemos hacerle es entregarle el corazón.
ESPIRITUAL
Debemos dar a Dios todo el corazón, para que se realice el cambio por el cual hemos de ser transformados conforme a la semejanza divina.
Tengas poco o mucho que ofrecerle, siempre puedes darle a Jesús los regalos de tu amor hacia Él y hacia los demás, como un acto de adoración.
Cuando seamos resucitados por Jesús comenzaremos una nueva y apasionante etapa educativa: la escuela del más allá.
Tú también puedes ayudar en la iglesia, en todo aquello en lo que te pidan colaboración. Comparte alegremente a Jesús con todos.
Cada sábado, se leía e interpretaba la Ley en las sinagogas. Se buscaba un conocimiento más profundo de la voluntad de Dios.
Alaba a Dios hablando a los demás de cómo Jesús ha nacido en tu corazón. Lleva las buenas nuevas de Jesús a otros.
Adán no podía ser feliz sin ocupación. El Creador sabía lo que le convenía para ser feliz; y tan pronto como lo creó le asignó su trabajo.
Agradece a Dios por ofrecerse a sí mismo como un regalo de Salvación, ser tu ejemplo, perdonar tus pecados y mostrarte lo amoroso que es.
El arte y la ciencia verdaderos nos conectan con el Creador y no contienen nada contrario a la Palabra de Dios, porque tienen el mismo Autor.
El mensaje del 1º ángel de Apocalipsis 14 nos lleva a preguntarnos del lado de quién estamos, y nos impele a compartir la gracia y esperanza.
Agradece a Dios porque sus bendiciones hacia ti nunca se agotan, y decídete a compartir el aceite de su gracia con quienes te rodean.
La razón de ser de cada iglesia, sea grande o pequeña, es aprender de Jesús y compartirlo. De esta forma, cada iglesia es un centro educativo.
Una cosa te falta: ¡Tu decisión! Tu elección de permanecer en la verdad, crecer en ella, y dejarte trasformar por ella.
Como Eliseo, sé obediente y fiel en las tareas pequeñas, porque éstas te prepararán para realizar tareas mayores al servicio de Dios.
La obra de la redención debía restaurar en el hombre la imagen de su Hacedor. Este es el objetivo de la educación, el gran propósito de la vida.
Los salmos son hermosas canciones de adoración a Dios. Hoy podemos leerlos, y meditar en ellos, con nuestros papás.
A Dios le importa qué adoramos, cómo adoramos y por qué adoramos. Por tanto, es importante conocer los fundamentos de la verdadera adoración.
La frase “hagamos” expresa, a través de su plural de plenitud, una deliberación intradivina entre “personas” dentro del Ser divino.
Aprender a resolver los problemas en paz, con justicia y respeto, es parte del propósito de Dios para nuestra vida.
“Cuando el enemigo os diga que el Señor os ha abandonado, decidle que sabéis que no lo ha hecho, pues declara: “No te desampararé, ni te dejaré”. Hebreos 13:5.
Pide perdón y reconcíliate con tus enemigos y con el Señor. Recuerda: Dios está siempre dispuesto a perdonarte y a ayudarte a comenzar de nuevo.
Tierno, compasivo, lleno de simpatía, considerado, Cristo representó el carácter de Dios y se consagró al servicio de Dios y del hombre.
Recuerda que el Señor, junto con la paciencia y la perseverancia bien empleadas, te ayudará a lograr las mejores metas.