La amistad une nuestra vida a la de otras personas, por eso es mejor tener amigos que tengan las mismas metas y valores que nosotros.
ESPIRITUAL
Al darme cuenta de lo que Cristo ha hecho por mí, estaré dispuesto a compartir con otros las maravillas que Jesús ha hecho por mí y en mí.
Cuando tengas que luchar, recuerda que Dios es tu protector, tu lugar de refugio, tu libertador, tu Dios. Él gana la victoria por ti.
«La bendición del Señor descenderá sobre los miembros de la iglesia que participan en la obra y cada día se reúnen en pequeños grupos para orar por su éxito».
Ora para que Dios te ayude a organizar tu vida de manera que tengas tiempo para Él. Pon a Dios lo primero en tu vida y después todo lo demás.
El ser bondadoso con los ingratos y los malos, el hacer lo bueno sin esperar recompensa, es la señal con la que los hijos del Altísimo revelan su vocación.
Dios te ha capacitado para hacer una obra. Confía en Él para poderla llevar a cabo. Jesús te llama a bendecir a los demás con las habilidades que te da.
Debemos revelar tiernamente a otros la gracia de Cristo que nos ha sido manifestada. El alma se llenará de una gran ternura y compasión por los demás.
Dios te bendice cuando decides servile a pesar de los obstáculos que interpone Satanás. Él dirigirá tu vida por encima de todo, igual que hizo con José.
Jesús te pide dar testimonio de Dios buscando formas para servir a tu comunidad, junto a tu familia, en el lugar donde vives.
Pidamos a Dios que nos muestre nuestros dones y en qué áreas podemos usarlos. No importa tanto cuántos dones tenemos sino qué hacemos con los que tenemos.
Dios le dio a Job mucho más después de todo lo que había perdido. Dios promete darte la salvación y felicidad completa el Reino de los Cielos.
Confiando en la eficiencia del Espíritu Santo, hemos de testificar de la misericordia, la bondad y el amor de un Salvador crucificado y resucitado.
Entender claramente a Dios es más importante que desentrañar todos sus motivos. Él no da explicaciones, solo revela su bondad, su poder y su sabiduría.
Nuestro gran Sumo Sacerdote coloca su justicia de parte del sincero suplicante, y la oración de Cristo se une con la del ser humano que ruega.
Debemos vivir por fe, no por vista; confiar en Dios y permanecer fieles a él, aun cuando no podamos explicar las cosas que nos suceden.
Si seguimos los pasos de Jesús, hemos de hacer lo que él hizo. Debemos brindar a los hombres la misma ayuda que Él les extendía.
El gozo de la salvación nos lleva a aprovechar toda oportunidad para compartir el mensaje con aquellos que aún no lo conocen.
Todos los que han gustado “la buena palabra de Dios, y las virtudes del siglo venidero” (Heb.6:5) tienen trabajo en sus propios hogares y entre los vecinos.
Recuerda que no puedes ver el plan que Dios emplea para tu cuidado y protección. Lo que es seguro es que puedes confiar en Él.
Lucifer empezó dudando, y poco a poco fue creciendo la duda, la desconfianza, el descontento y el orgullo hasta que se convirtió en Satanás.
Los siervos de Cristo deben testificar por su Jefe con el poder del Espíritu Santo. El intenso deseo de salvar a otros debe caracterizarles.
El Espíritu Santo nos capacita para hablarles a otros sobre la bendita esperanza del pronto regreso de Jesús, y para vivir como Él hizo.
Nuestra agenda debe incluir un momento diario para el estudio y la oración para conectarnos con la Fuente de Vida, y reflejar a Jesús en nuestra vida.