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Aportando luz

¿Se nota cuando llegas? ¿Creas atmósferas celestiales? ¿Las personas disfrutan de tu presencia? Sin decir ni una sola palabra, debiéramos cambiar el mundo. Nuestra simple estampa debiera asociarse con lo bueno, lo positivo, lo generador de oportunidades y confianza. ¿Cómo? Aportando luz. Proponiendo un mundo de posibilidades, de conceptos equilibrados, actitudes sensatas. Contagiando alegría. Además, ofertando gozo por doquier, amabilidad constante, pureza renovadora. También aportando paz. Sugiriendo estrategias de perdón, espacios de escucha y aserción. Además, entregando muchos más abrazos. Materializando el cariño, compartiendo el calor de un corazón. También regalando sonrisas. Retando al mal tiempo con buena cara y abandonando los rictus enfermizos. Además aportando color. Dando ocasión a la diversidad de personas, ideas y realizaciones. Finalmente, siendo cristianos.

Apreciemos nuestras bendiciones

En palabras de Ellen G. White: “Dios no se complace en que tengamos que pasar nuestras vidas en el desaliento y la melancolía, magnificando cada prueba que nos llega. Al hacerlo, no solamente nos afligimos, sino que ensombrecemos la felicidad de aquellos que nos rodean. No deberíamos escudriñar las oscuras sombras de la experiencia de nuestra vida ni detenernos en ellas, sino más bien abrir los ojos y estimular los sentidos para ver y apreciar las muchas bendiciones que nos circundan, las cuales deberían hacernos no solamente agradecidos sino muy felices.

Es la voluntad de Dios que seamos alegres… Aquellos que se relacionan con nosotros son afectados para bien o para mal por nuestras palabras y acciones. Estamos inconscientemente difundiendo la fragancia de nuestro carácter en la atmósfera moral que nos circunda, o estamos envenenando esa atmósfera con pensamientos, palabras y hechos que tienen una influencia deletérea sobre aquellos con quienes nos asociamos. “Nadie vive para sí.” (Discurso de la Sra. White a los pacientes del Sanatorio en Goguac Lake; 1878, 23- 25).

Finalmente, ¿se nota cuando llegas?  Mientras contestas a la pregunta, te regalo este versículo: “Dios mío, quiero gritar de alegría por todo lo que has hecho; todo lo que haces es impresionante y me llena de felicidad.” (Salmos 92:4)

Víctor Armenteros. Responsable de Ministerio de Gestión de Vida cristiana / Educación, de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España.

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