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¿Piensas que estás de más?

¿Crees que no tienes capacidades suficientes para aportar mejoras? Estás equivocado. Cuando Jesús habla de la parábola de los talentos dice que, como mínimo, cada administrador recibió uno. Puede parecer poco pero un solo talento eran 20 kilos de oro o de plata. Para que lo entiendas, un valor de unos 6.000 días de trabajo (unos veinte años). No es poca cosa, todo lo contrario. Por lo tanto, todos tenemos mucas capacidades. Algunas son muy llamativas como liderar o administrar. A aquellas personas que se les ha concedido dichas habilidades tienen la oportunidad y responsabilidad de facilitar transformaciones de personas y desarrollar eficiencias de medios.

Tus dones al servicio de los demás

Los que tienen conocimientos son llamados a enseñar, a realizar transferencia de de datos y experiencia. Aquellos que tienen recursos económicos a compartir en una generosidad beneficiosa y salvífica. Los que tienen ganas a servir porque hay mucho que hacer y nos falta gente. Quienes son empáticos, a ayudar, que la sensibilidad tiene que superar el discurso y convertirse en bien. Los que tienen Espíritu a animar que la cosa está muy caldeada y hace falta “aire” fresco. Hay capacidades de sobra y en la tarea de construir un mundo mejor no sobra nadie. Puedes creerte poca cosa pero no lo eres.

La medida de Dios, es diferente

Lo dice Ellen G. White: “Dios obra por medio de los que él elige. A veces elige al más humilde instrumento para que efectúe la mayor obra; porque su poder se revela en la debilidad del hombre. Los humanos tenemos nuestra norma, y en virtud de ella clasificamos una cosa como grande y otra como pequeña; pero Dios no valora las cosas de acuerdo con nuestra regla. No hemos de suponer que lo que es grande para nosotros tiene que ser grande para Dios, o lo que es pequeño para nosotros tiene que ser pequeño para Dios. No nos toca a nosotros juzgar nuestros propios talentos o elegir nuestra obra. Hemos de llevar las cargas que Dios nos señala, llevándolas por su causa, y siempre recurriendo a él en busca de descanso. Cualquiera sea nuestra obra, Dios es honrado por un servicio alegre y de todo corazón. El se agrada cuando afrontamos nuestros deberes con gratitud, regocijándonos de que se nos considere dignos de ser sus colaboradores. ” (Palabras de vida del gran Maestro, 298)

Gracias a Dios por los dones

De nuevo, ¿piensas que estás de más? Mientras contestas a la pregunta, te regalo este versículo: “Doy gracias sin cesar a mi Dios por vosotros ya que os ha otorgado su gracia mediante Jesucristo y os ha enriquecido sobremanera con toda clase de dones, tanto en lo que se refiere al conocer como al hablar.  Y de tal manera se ha consolidado en vosotros el mensaje de Cristo, que de ningún don carecéis mientras estáis a la espera de que nuestro Señor Jesucristo se manifieste.” (1 Cor 1:4-7).

Víctor Armenteros. Responsable de Ministerio de Gestión de Vida cristiana / Educación, de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España.

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