La adoración a Dios es más que un momento u oración, es la dedicación integral, completa, de la persona a la misión.
La Biblia nos enseña a adorar. Conocer estos principios nos dará seguridad de que estamos siendo verdaderos adoradores.
Lo ordinario nos prepara para lo extraordinario. Que Dios nos ayude a vivir de manera constante en la presencia de Dios.
«El mundo no está sin un gobernante», dice la escritora Elena de White. Dios es el legítimo soberano de todo lo que ha creado.
Es necesario reflexionar sobre lo que puede significar, para nuestro crecimiento espiritual, la ausencia de respuesta de Dios.