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“Velad conmigo” dijo Jesús, el gran pastor de las almas.

GRACIAS PASTOR, POR TU VIDA Y TU MINISTERIO

Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús, les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.” (Mateo 26: 37-38)

En la noche más negra de su ministerio, antes de ser juzgado, Cristo se aparta para orar con sus discípulos. Se retira al jardín de Getsemaní para hallar silencio e intimidad con su Padre. Toma consigo a tres de sus discípulos: Pedro, Santiago y Juan, para adentrarse más entre los olivos. Allí, ora a su Padre por el futuro de la comunidad cristiana. Ora por aceptar la voluntad de Dios.

La imagen de Cristo rodeado de sus discípulos, velando en oración, debe marcar nuestras comunidades. Únicamente a través de la oración y la fe se obtiene la victoria sobre el pecado, y la transformación del carácter pasa de una utopía una realidad.

El ejemplo de Cristo nos motiva a orar unos con otros.  También nos da una perspectiva de lo que deberían ser nuestras reuniones: más oración para cumplir la misión.

Sé la persona que apoya al pastor

Antes de llevar la cruz, Cristo estaba buscando fuerzas en su Padre. Su temor más grande era separarse de Dios. La idea de perder al mundo lo aterraba, pero el pensamiento de separarse de su Padre le rompía el corazón.

En palabras exactas, la hermana White, lo escribía: “Sintiendo quebrantada su unidad con el Padre, temía que su naturaleza humana no pudiese soportar el venidero conflicto con las potestades de las tinieblas.” (DTG, 637).

Cristo  se retira en un grupo pequeño para fortalecerse. Sabía que ni Pedro, ni Santiago, ni Juan podían orar en su lugar, pero él necesitaba de la comprensión de sus amigos más cercanos.

Igual que todos los seres humanos, el alma de un pastor necesita ser comprendida. La mirada afectuosa y el abrazo sincero de los hermanos le da fuerzas para seguir adelante confiado en las promesas del Señor.

El pastor está lejos de ser una persona perfecta, pero lucha para llegar a serlo en Cristo. El apóstol Pablo lo decía: “No que lo haya alcanzado ya, ni que sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro…” (Filipenses 3:12).

Seguramente has podido ver defectos en tu pastor, pero igualmente habrás notado en él  cosas que son positivas para la iglesia. Cada pastor tiene un carácter y unos dones distintos. Pero todos tienen en común el amor a Dios y a las almas, así como el espíritu de servicio.

En nuestra memoria tenemos recuerdos de diferentes pastores que nos han acompañado. Nos acordamos del pastor que nos bautizó.; del que nos casó; de aquel cuyos sermones nos acercaron más a Cristo; del que siempre nos visitaba; del que nos animaba cuando pasamos por aquel momento difícil, y nos regaló las palabras adecuadas cuando necesitamos orientación.

El pastor, para poder desarrollar su ministerio de una forma completa y exitosa necesita tu apoyo. Si ves que hay cosas que no van bien, coméntalo directamente con tu pastor. A veces nos cuesta decirle al pastor lo que no vemos bien. Pero, le serás  de gran apoyo si le comentas tus opiniones. El pastor anhela ver interés y escuchar comentarios sobre la marcha de la iglesia. No des por sentado que el pastor lo sabe todo, aunque tenga años de experiencia en el ministerio. Apóyalo, comunicándole tus ideas y opiniones.

Una vez, una hermana se me acercó para compartir sus opiniones acerca de algunas cosas que no funcionaban bien. Le agradecí e intenté reflexionar y cambiar. Somos el cuerpo de Cristo y todos aportando, crecemos en la gracia.

Una iglesia que no solo espera de su pastor que haga cambios, sino que se involucra con el pastor en los cambios propuestos, es una iglesia sana.

Lleva las alegrías y las tristezas del pastor

El ministerio pastoral es complejo y con un montón de imprevistos. Aunque se planifique la agenda hay llamadas telefónicas, reuniones, visitas, preparación de temáticas y emergencias capaces de acabar con cualquier plan. Esta situación le produce al pastor bastante inseguridad, porque no siempre se cumplen los objetivos, siendo éstos redefinidos o postergados.

La obra con las almas es un trabajo hermoso pero no siempre se ve de una forma clara. Me contaba un pastor  acerca de una experiencia con una persona. La preparó con estudios bíblicos durante varios meses. Pero, finalmente la persona tomó la decisión de no entregarse al Señor. Y eso quedó así, aparentemente sin ningún resultado. No siempre el trabajo con las almas culminan en un periodo concreto con personas ganadas para Cristo o llevadas a las aguas bautismales.

Este suceso de mi compañero, me hacer recordar un caso en mis visitas. Estaba atendiendo a una familia interesada en las verdades bíblicas. Durante más de dos años les visité, e hicimos varios estudios bíblicos. Era una familia con niños pequeños. Algunos días me acompañaba mi esposa y otras veces gozaba de la compañía del anciano local. La distancia era considerable con más de 100 kilómetros entre la ida y vuelta. Trabajamos mucho por ellos, pero finalmente no pudimos alcanzar a ver el día del bautismo de esa familia. El Señor me llamó a servir en otros lugares, pero, ¡cuánto me hubiera gustado ver la culminación de aquellos esfuerzos!

Para un pastor, no hay mayor alegría que al ver almas bautizadas y salvas en su reino. Pero también hay tristezas,  cuando al sembrar el evangelio no se ven resultados inmediatos. Cuando al aconsejar no aciertas o, simplemente, no se toma en cuenta el consejo.

Sé una de las personas que felicita al pastor por su trabajo. Y cuando algo vaya mal, en el plano personal o en la iglesia, quédate a su lado animándolo para que no olvide que el Señor lo ha llamado para pastorear a su admirable rebaño.

Ora por tu pastor

Cada día oramos por muchas cosas… Añadamos a nuestras agendas la oración constante por nuestro pastor.

Más que un administrador, el pastor debe ser un hombre de oración. Más que un líder, el pastor debe orar como Cristo oró y ser siervo de todos. El pastor puede tener un cuaderno cargado de actividades saludables para la comunidad, pero será deficitario si no dedica tiempo para orar. El servicio más integral que tú puedes dar al pastor es orar por él y con él.

En el libro Ministerio Pastoral, en el apartado Pequeños grupos deberían estar orando por su ministro, leemos lo siguiente:

Que quienes aman al Señor y su verdad se unan en grupos de dos o tres para buscar lugares apartados y orar pidiendo la bendición de Dios sobre el ministro que difícilmente halla tiempo para la oración porque constantemente está dedicado a atender tantos pedidos, sentado en juntas, respondiendo a llamadas, dando consejo, escribiendo cartas importantes. Dejad que la oración ferviente y eficaz de los justos ascienda a Dios, que la palabra hablada pueda ser un mensaje de verdad que alcance los corazones de los que escuchan, y que las almas puedan ser ganadas para Cristo de esta manera” (MP. 57).

Una vez, se me acercó una persona con diversas exigencias para el avance de la causa del Señor. Y le dije: “Ora por mí”. No me olvidaré la cara de la persona. Se quedó atónita. En su cara se podía leer la incomprensión de mi petición. Nosotros pedimos al pastor oraciones pero el pastor no acostumbra a pedir. Vamos a cambiar eso. Preguntemos al pastor: ¿Qué necesidades tienes? ¿Tienes algún asunto por el que quieras que oremos por ti?

Os digo mis hermanos, que una iglesia que ora con su pastor, y por su pastor, es una iglesia poderosa.

Conclusión.

Este sábado estamos celebrando el día del pastor. Queremos orar por su familia y compartir las cargas con él.

Delante de nosotros está la tierra prometida. Falta poco para llegar al hogar celestial. Mantengamos un espíritu de unidad en torno a nuestros pastores.

Desde la Asociación Ministerial, coherente con  consejo del apóstol: “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios” (Hebreos 13: 7), agradecemos todas las muestras de cariño hacia la familia pastoral,  por parte de nuestras congregaciones.

“El Señor te bendiga y te guarde; Él haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; el Señor alce a ti su rostro, y ponga en ti paz.” Números 6:24-26

Lee AQUÍ la entrevista realizada al pastor Ruszuly sobre este día y sobre el cuerpo pastoral

Autor: Richard Ruszuly. Secretario ministerial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España. 

Imagen: Imagen: Iglesia Adventista de Madrid Alenza. 

Revista Adventista de España