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jubiladoLa población de Benalmádena ronda los 70.000 habitantes. Es una de las muchas localidades costeras de las que goza la privilegiada tierra malagueña. Benalmádena está orientada hacia el turismo, de hecho, cuando llegan los meses de verano triplica su población. Hace unos días el caso de un vecino de esta ciudad dejó consternados a sus habitantes y al resto del país cuando sus circunstancias fueron conocidas por los medios de comunicación. La suya es una historia que llena de rabia, dolor y frustración.

A los jubilados se les suele ver con cariño, despiertan ternura porque van acumulando cierta edad, han pasado toda su vida trabajando, suelen ser abuelos, y muchos de ellos, además, realizan una labor de gran relevancia para los hogares de sus hijos. Cuando los dos papás trabajan, alguien tiene que encargarse de llevar y recoger a los niños del colegio. Normalmente, los abuelos aportan esa ayuda indispensable por amor a sus hijos y a sus nietos. En muchas ocasiones, los abuelos dan de comer a sus nietos, los sacan al parque, les dan la merienda, y a veces, incluso la cena. Por eso, el caso de un vecino jubilado de Benalmádena que tenía 73 años, ha conmocionado todavía más no solo a la ciudad sino al país.

Todo comenzó hace más de un año

Él vivía solo en un pequeño apartamento. Su contacto con el mundo exterior básicamente se reducía a la relación que mantenía con su hijo, su nuera y su nieto. Este último era el que más tiempo pasaba con el abuelo. Él traía comida hecha de casa, le visitaba para pasar un rato con él y así aliviar su soledad. Además, una vez al mes, el nieto acompañaba a su abuelo al banco para sacar 1.000 € de su cuenta corriente. Así fue mes tras mes hasta que un día algo inusual sucede.

El abuelo no encuentra la tarjeta del banco con la que saca el dinero del cajero y eso es extraño porque lo guarda junto a un papel en el que tiene escrito el número secreto que da acceso a su cuenta corriente. Como no se sabe el pin de memoria, esta es una buena forma de poder usar el cajero sin saberse el número pin. Lo extraño es que el hombre busca y rebusca, pero sin éxito porque ni aparece la tarjeta ni el papel con el pin, por lo que decide acudir al banco para informar de la situación.

La sorpresa

Es entonces cuando recibe un mazazo que no esperaba. El banco le informa de la terrible noticia, en su cuenta corriente en la que había casi 60.000 €, ahora quedan menos de 100 €. Alguien le ha vaciado la cuenta. El hombre está estupefacto, no puede creérselo. Han desaparecido todos los ahorros de su vida. Ahora no tiene nada, no le queda nada.

El banco saca un extracto de los últimos movimientos de la cuenta del jubilado. Los peores presagios se confirman, alguien le ha robado y estafado. Han estado sacando dinero en efectivo de su cuenta corriente en distintos cajeros automáticos. Se ha utilizado su tarjeta para pagar en establecimientos de ocio nocturno, clubs de alterne de Benalmádena y San Pedro de Alcántara (Marbella). Han adquirido prendas de vestir de lujo, gastos en restaurantes, etc. El hombre queda devastado por la noticia. Le abruma contemplar su futuro sin los recursos económicos que con tanto esfuerzo había ahorrado para enfrentar tranquilo la última etapa de su vida.

Comienza la investigación

Tras ser informado por su banco, acude a la Policía Nacional de Torremolinos-Benalmádena para poner una denuncia. Dadas las circunstancias, la policía se toma un interés muy especial en su caso e inmediatamente se abre una investigación. No será fácil, pero pondrán el máximo de su empeño por esclarecer lo sucedido y llevar ante la justicia a los culpables que han estado viviendo por todo lo alto a costa de los ahorros de un abuelo jubilado.

El hombre, que está desconcertado y abrumado por lo acontecido, comparte su angustia con los policías. Les cuenta que tras la estafa sufrida, que su situación económica es precaria, que no puede hacer frente a los gastos mensuales, que no puede ni comprar comida. La víctima dice a la policía que está emocionalmente desesperado.

Triste desenlace

Han pasado unos días, la investigación policial está en curso, todavía no se sabe nada, pero se está trabajando en ello. Entonces sucede lo inimaginable, una noticia conmociona a los habitantes de Benalmádena, la víctima de la estafa se ha suicidado. Cómo de desesperado tenía que estar ese hombre, cómo de oscuro y pesimista tenía que ver su futuro, cuánto dolor tenía que tener acumulado, para que acabara tomando una decisión tan radical e irreversible.

Un año después de su fallecimiento, las pesquisas policiales dan sus frutos. En la ciudad malagueña de Benalmádena, ocho personas son detenidas y acusadas como autoras de los delitos de sustracción y estafa, aunque a estas alturas de la investigación no se ha podido aclarar cómo consiguieron la tarjeta y el papel con el pin.

En esta trágica historia, tristemente la víctima acaba convirtiéndose en doblemente víctima. Primero pierde todos sus ahorros, después renuncia a la vida. Hay otras víctimas en este caso dramático, un hijo y una nuera devastados por los acontecimientos y un nieto que ya no podrá disfrutar de la compañía de su abuelo.

Un día todo será diferente

La Biblia nos dice en Gen. 1:31, «Entonces Dios contempló todo lo que había hecho, y vio que era bueno en gran manera». Sin embargo, desde el mismo momento en el que irrumpió el pecado en la vida del hombre, este se ha convertido en un mundo oscuro porque el pecado lo ha erosionado y contaminado todo, incluyendo al ser humano. Pero esa transformación para mal de la creación de Dios tiene una fecha de caducidad. El dolor tendrá una solución, y además, definitiva.

La Biblia nos dice que habrá un día cuando (Ap. 21:4), «Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. Y no habrá más muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron». El mensaje de las Sagradas Escrituras es poderoso. Un día el dolor, el sufrimiento, lo que hoy nos causa desasosiego, temor, e infelicidad, dejará de ser. La amargura de la vida, la insatisfacción, la pena dejará de ser parte de la experiencia de las personas. La Biblia nos señala que esto sucederá cuando Cristo vuelva por segunda vez, tal y como aseguró que hará en Juan. 14: 3, «Y cuando me vaya y os prepare lugar, vendré otra vez, y os llevaré conmigo, para que donde yo esté, vosotros también estéis». Y por si los discípulos de Jesús pudieran olvidar sus palabras, tras su ascensión volvió a recordarles esa maravillosa promesa.  Hechos 1: 11, «Galileos, ¿por qué quedáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de vosotros al cielo, volverá del mismo modo en que lo habéis visto ir al cielo».

La segunda venida de Cristo

La segunda venida de Jesucristo está asociada, entre otras cosas, a la liberación de aquellos que gozarán por la Eternidad, los redimidos. Ellos, los que serán salvos, han confiado en las promesas de su Salvador, por eso esperan en esta vida, confiados en que un día vivirán lo que se les ha prometido, 2ª P. 3:13, «Según su promesa, nosotros esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, donde habita la justicia» Al vecino de Benalmádena, que estaba viviendo su merecida jubilación sin hacer mal a nadie, le robaron todo lo que tenía porque este es un mundo injusto donde desafortunadamente con frecuencia prevalece el que actúa mal, como expresa el salmista, Sal. 94: 3-4, «¿Hasta cuándo los impíos, hasta cuándo, oh Señor, se gozarán los impíos? ¿Hasta cuándo se jactarán, hablarán con arrogancia y se vanagloriarán los que obran iniquidad?».

La venida de Jesús romperá con la tendencia de un mundo cada vez más alejado de lo bueno como consecuencia de distanciarse cada vez más de la influencia de Dios. Esa es la gran noticia, que Dios actuará de tal manera que, como dice Ap. 21: 5, «El que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas». Y agregó: “Escribe porque mis Palabras son ciertas y verdaderas». Las heridas abiertas provocadas en los familiares por los hechos que desembocaron en el suicidio del jubilado de Benalmádena, nunca tenían que haberse producido, pero tristemente sucedieron. ¡Bendita esperanza! Saber y creer que el dolor en cualquiera de sus formas, en su momento dejará de ser, porque en un mundo sin pecado, todo es diferente para mejor, Ap. 21: 1, «Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido».

Autor: Antonio Ubieto, pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Oropesa y Liria (España), y colaborador de La Voz de la Esperanza.
Imagen: Shutterstock

 

 

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