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Un año más de abundancia… o quizás no.

Ha comenzado un nuevo año y con él los buenos deseos y propósitos. Cruzar la corta distancia que hay entre el último día del año que expira y el primer día del año que se estrena tampoco es gran cosa. O quizás sí, porque hacerlo implica estar vivos en la esperanza del pronto encuentro con Jesús.

Siempre es así, pero al iniciar el año somos más conscientes de la incertidumbre del porvenir. ¿Qué nos deparará el futuro? Mientras escribo estas líneas, hay hermanos y hermanas en el hospital. Mientras tú las lees, hay gente que todavía llora por aquellos que no pudieron celebrar justamente el inicio de un año nuevo.

Sin ánimo de ser pesimista, pero consciente de la creciente fragilidad de nuestra vida en este planeta, me dirijo a quienquiera desee leer estas palabras con expectativa por lo que ha de venir, pero confiado en la maravillosa providencia divina.

Miedo ante la inestabilidad 

Los miedos ante la inestabilidad económica, social y sanitaria caminan junto a nosotros en este nuevo año. Junto a ellos, la fe en Jesús y la esperanza de eternidad nos susurran diariamente “no temas”. Caminamos por fe, no por vista (2 Cor. 5: 7), sabiendo que “las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4: 18).

Para este nuevo año recojo el deseo del apóstol Pablo cuando desea a los creyentes que “la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros” (Col. 3: 16). Él nos alienta a estar tan identificados con la Palabra que podamos enseñar y exhortar cuando sea necesario. Pablo habla del canto de salmos, himnos y canciones como medio para afianzar ese conocimiento escritural en nuestras mentes.

Me pregunto qué diría Pablo en una época como la nuestra donde tenemos tantos medios para compartir y dar a conocer la Palabra de Dios. Sin duda, somos testigos de una inigualable proliferación de medios y opciones que facilitan enormemente el acceso al conocimiento bíblico. Podríamos decir, utilizando la experiencia de José en Egipto, que los últimos años han sido “años de abundancia la tierra produjo en gran cantidad” (Gén. 41: 47).

Miles de videos con contenido cristiano inundan las redes sociales. Predicaciones, cantos, testimonios, seminarios y mensajes de todo tipo abundan en el espacio virtual que nos rodea. Se han publicado miles de libros y se han compartido de mil maneras posibles. Hemos grabado podcasts, hemos subido sermones a la red, hemos compartido matutinas y no es extraño ver citas y pensamientos en los muros de nuestras propias redes sociales.

¿Años de abundancia seguidos por años de escasez?

Años de abundancia: ¿Será que, como en la historia de José, a estos años de abundancia seguirán otros de escasez? La Biblia parece indicar que así será. Al profeta Amós se le anunció la siguiente profecía: “Ciertamente vienen días, dice Jehová, el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente andarán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán” (Amós 8: 11-12).

Años de abundancia seguidos por años de escasez. Hoy es tiempo de sembrar, de esparcir la semilla de la verdad para que llegue a todos los rincones de la tierra. Lo que pudiera parecer que da poco fruto, lo dará.

Hace muchos años, cuando comenzaba mi ministerio pastoral, una de las ancianas con las que tuve el placer de colaborar, me repetía el siguiente texto bíblico: “Echa tu pan sobre las aguas; después de muchos días lo hallarás” (Ecl. 11: 1). Se trata de hacer nuestra parte (sembrar) y dejar que el Espíritu siga haciendo la suya (cosechar).

En la misma línea, el apóstol nos recuerda que sigamos “firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo para el Señor no es en vano” (1 Cor. 15: 58).

Sembremos

Comienza un nuevo año y tenemos la oportunidad de seguir sembrando semillas de esperanza a nuestro alrededor. De dar a conocer a Jesús a cualquiera que pida razón de nuestra esperanza. Tenemos ante nosotros una nueva oportunidad de colaborar en la abundancia que todavía la providencia nos permite vivir antes que vengan los días malos y ya no podamos sembrar más.

Este año puede ser un buen año para que la Palabra arraigue victoriosamente en nuestros corazones dándonos el triunfo en aquellas áreas donde el pecado nos ha derrotado en el pasado. Abundancia con propósito para que podamos ser nuevas criaturas en Cristo Jesús para que, con Pablo podamos decir: “Sé vivir en escasez, y sé vivir en abundancia; en todo y por todo he aprendido el secreto, lo mismo de estar saciado que de tener hambre, lo mismo de tener abundancia que de padecer necesidad” (Fil. 4: 12).

Dios te bendiga, querido lector. Que, en su misericordia y preciosa gracia, mientras dure el hoy, podamos decir: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4: 13). Feliz y bendecido año nuevo.

Autor: Óscar López, presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España
Imagen: Photo by Priscilla Du Preez on Unsplash 

Revista Adventista de España