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Una dieta incorrecta afecta negativamente el estado mental, mientras que los buenos hábitos alimentarios proporcionan un bienestar duradero.

Usted debe haber notado que nuestro humor ejerce influencia en nuestro apetito. Los períodos de estrés hacen oscilar nuestro estado de ánimo, generando cuadros de tristeza, ira, angustia, euforia, ansiedad, etc. Esto puede llevarnos a dos extremos: a un deseo de comer descontrolado o a la completa falta de apetito.

Sea cual fuera la reacción, la falta de equilibrio puede producir consecuencias graves en nuestro cuerpo. Por eso, comprender que lo que comemos también tiene influencia directa en nuestro humor es importantísimo. Si usted se alimenta bien puede tener mayor control sobre sus emociones y, en consecuencia, una mejor calidad de vida. El alimento necesita ser su aliado, y no su enemigo.

Somos lo que comemos. Esto parece una frase repetida, pero es verdad. La influencia de la dieta en nuestro estado mental es inmensa, y hay una cantidad de literatura científica sobre este asunto. En los últimos años, médicos, nutricionistas y psiquiatras están investigando con atención cuánto contribuyen nuestros hábitos alimentarios para el desarrollo de cuadros de euforia y tristeza, por ejemplo. Incluso surgió un área nueva del conocimiento: la psiquiatría nutricional.

El exceso de glucosa

Yo sé que es difícil decir “no” a un chocolate cuando algo está mal en nuestras vidas. En momentos de fatiga o preocupación, el organismo parece pedir una recompensa química, una descarga de serotonina para sentir una sensación de bienestar. Y buscamos en la comida esa experiencia. Lo que muchos no imaginan es que después de ese estado de alegría y ánimo, viene el efecto rebote.

El exceso de glucosa proporciona un placer pasajero, pero puede perjudicar el funcionamiento del cuerpo. Hay evidencias científicas que apoyan la “hipótesis neuro inflamatoria” de la depresión. Esta sugiere que los cuadros depresivos y de ansiedad pueden estar inducidos por dietas ricas en grasas y azúcares. La inflamación que causa el consumo excesivo de esas sustancias lleva a la reducción de los niveles de serotonina, lo que aumenta el riesgo de depresión. O sea, el mismo agente que proporciona alegría es capaz de perturbar el organismo y causar tristeza.

Los riesgos de una dieta incorrecta

Es complejo, ¿verdad? Pero, el vínculo es claro. No quiero solo decir que una dieta incorrecta nos produce tristeza porque engordamos y nos sentimos mal con el aumento de peso. Nuestros hábitos alimentarios pueden, de hecho, enfermarnos, perjudicar nuestro sistema inmunológico, afectar nuestra salud mental y ponernos en un círculo vicioso, del cual es muy difícil salir. Al saber todo eso, ¿qué podemos hacer para no caer en esa trampa?

¿Qué podemos hacer?

El neurocirujano Gómez Pinilla escribió en un artículo para la Universidad de California, en Los Ángeles, que la comida actúa como un fármaco en nuestro cerebro. Adoptar buenos hábitos alimentarios mejora la cognición y nos protege contra daños neurológicos, así como el ejercicio físico y una buena noche de sueño.

Por lo tanto, los alimentos ricos en omega 3, que contienen las oleaginosas como las almendras, nueces y pistacho, pueden contribuir mucho para una buena calidad de vida. También podemos contar con la ayuda de los garbanzos, de la soja y de las semillas de linaza, por ejemplo. Los alimentos verde oscuro siempre serán aliados fieles. Una buena dosis de triptófano, que contienen alimentos como el aguacate/palta, la banana/plátano, las castañas y los guisantes/arvejas, puede multiplicar nuestras fuerzas, proporcionarnos sensaciones de bienestar y, además, brindarnos más disposición para aprender.

Es realmente notable la influencia que tiene una dieta adecuada en nuestro ánimo y cómo los alimentos específicos pueden ayudar a mejorar nuestra vida diaria. Ahora que usted ya sabe que comer de manera incorrecta daña el cerebro y el cuerpo, puede usar la alimentación a su favor. Este asunto merece toda su atención para que desarrolle mejor su rutina, sus relaciones interpersonales, y que tenga una mejor calidad de vida.

Autora: Thaís Trivelato, nutricionista con posgrado en auditoría de salud. Actualmente trabaja en el área de auditoría de empresas alimentarias.
Imagen: Shutterstock

CONTENITO ORIGINAL: Mi comida ¿puede influenciar mi estado de ánimo?

Revista Adventista de España