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Lección 4 para el 22 de enero de 2022: NUESTRO HERMANO FIEL, JESÚS.

Jesús es presentado en Hebreos como Dios y como hombre. En sus primeros capítulos, Pablo enfatiza el contraste entre estas dos naturalezas de Jesús:

  • Jesús es nuestro Redentor.

    • La descripción de Jesús como un hermano fiel y misericordioso se ve representada en la descripción del Hijo como la máxima manifestación del eterno Dios creador (Heb. 1:1-4). Vamos a estudiar detenidamente cómo es presentada la naturaleza humana de Jesús en todo el libro de Hebreos.
    • En Israel, una persona podía ser tomada como esclava para pagar sus deudas (Lv. 25:47). Si no pagaba sus deudas, debía quedar como esclava hasta el año de jubileo (Lv. 25:54). No obstante, el redentor (un familiar cercano) podía pagar esas deudas y liberar de la esclavitud a la persona (Lv. 25:48-49).
    • Desde que Adán pecó, estamos sometidos a la servidumbre del pecado, vendidos a Satanás como esclavos. Al hacerse hombre, Jesús llegó a ser nuestro hermano, nuestro pariente cercano, nuestro Redentor (Heb. 2:14-16). Con su muerte pagó nuestra deuda.
  • Jesús no se avergüenza.

    • Siendo el Rey del universo, Jesús, nuestro hermano fiel, se hizo miembro de una raza esclavizada por el pecado. Y no se avergonzó de declarar que tenía una familia de esclavos, asesinos, pobres, inmorales y despreciables pecadores.
    • ¿Nos avergonzaremos nosotros de decir que Jesús, el Rey del universo, es nuestro hermano (Mt. 10:32-33; 2Tim. 1:8)? ¡Confesemos abiertamente a Jesús (Heb. 13:15)!
  • Jesús es como nosotros.

    • La expresión “carne y sangre” como sinónimo de humanidad se usa siempre con un sentido negativo: falta de entendimiento (Mateo 16:17; Gálatas1:16); incapacidad de llegar a ser hijos de Dios (Juan 1:12-13); sometimiento a la muerte (1ª de Corintios 15:50); debilidad (Efesios 6:12).
    • Al hacerse “carne y sangre”, Jesús asumió la débil naturaleza humana, como nuestro hermano fiel. No obstante, Él fue, en parte, diferente a nosotros. No pecó, y su naturaleza humana era santa, inocente y sin mancha (Heb. 4:15; 7:26). Eso le permitió destruir el poder del diablo y liberarnos del pecado.
  • Jesús fue perfeccionado.

    • Si Jesús era perfecto, ¿cómo es que debía ser perfeccionado (Heb. 5:7-9)?
      • En primer lugar, ofreció oraciones a Dios (Heb. 5:7).
        • Jesús no solo oró por la liberación de la muerte, sino para que se hiciera la voluntad de Dios (Mt. 26:39). Dios no lo libró de la crucifixión, pero sí del poder de la muerte. Su oración fue escuchada, y resucitó.
      • En segundo lugar, aprendió a obedecer (Heb. 5:8).
        • Jesús aprendió la obediencia, en parte, al ajustarse plenamente a la voluntad de Dios en Getsemaní. Como Dios nunca necesitó obedecer. Pero, como hombre, tuvo que aprender a obedecer, sometiéndose a la voluntad de Dios, para llegar a ser nuestro Salvador.
      • En tercer lugar, fue perfeccionado (Heb. 5:9).
        • La perfección de Jesús fue el resultado de la obediencia que aprendió a través del sufrimiento y lo preparó para ser nuestro Sumo Sacerdote celestial (Heb. 2:17-18).
  • Jesús es nuestro modelo.

    • Después de mostrar a tantas personas que fueron fieles a Dios en el pasado (Heb. 11), Pablo nos insta a seguir su ejemplo de fe, abandonando el pecado y corriendo hacia la meta.
    • Seguidamente, nos muestra a Jesús como el modelo perfecto a imitar. Él es el iniciador y el perfeccionador (o consumador) de nuestra fe. Es el principio y es el fin. Es nuestro modelo en todo momento de nuestra vida.
    • Imitándole, somos perfeccionados día a día (2Co. 3:18).

Para meditar:

“Cristo iba a identificarse con los intereses y las necesidades de la humanidad. El que era uno con Dios se ha unido con los hijos de los hombres con lazos que jamás serán quebrantados. Jesús “no se avergüenza de llamarlos hermanos”; es nuestro Sacrificio, nuestro Abogado, nuestro Hermano, llevando nuestra forma humana ante el trono del Padre, y por las edades eternas será uno con la raza que ha redimido: el Hijo del hombre. Y todo esto para que el hombre pudiera ser levantado de la ruina y degradación del pecado, para que pudiera reflejar el amor de Dios y participar del gozo de la santidad”. Elena G. White (El camino a Cristo, pg. 13).

“El Ser glorioso amó tanto a los pobres pecadores que tomó sobre sí la forma de un siervo para sufrir y morir en favor de los hombres. Jesús pudo haber permanecido a la diestra de su Padre, con la corona real en la sien y vistiendo las ropas reales. Sin embargo, escogió cambiar las riquezas, el honor y la gloria del cielo por la pobreza de la humanidad y su posición de alto mando por los horrores del Getsemaní y la humillación de la agonía del Calvario. Se hizo varón de dolores y experimentado en quebrantos para, mediante el bautismo de sufrimiento y muerte, purificar y redimir un mundo culpable”. Elena G. White (Testimonios para la iglesia, tomo 4, pg. 122).

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

Revista Adventista de España