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Foto: (cc) Flickr/LaVladina. Esquina: Miguel Ángel Núñez.

No sé por qué algunos se extrañan de que entre los cristianos existan mentirosos, políticos y traidores. La iglesia cristiana nació con un traidor: Pedro. Uno de los discípulos vendió al maestro por treinta monedas y otros prefirieron esconderse y huir, porque era “políticamente correcto” hacerlo. No sé de que se extrañan.

La iglesia la componen seres humanos con claros y oscuros, con deficiencias y bondades, con dos caras al igual que la luna, y de todos modos, está llamada a dar buenas de gran gozo, pese a las incongruencias, las incoherencias, las deslealtades y las deficiencias.

Creo que es tiempo de dejar de extrañarnos y entender que la iglesia, finalmente, soy yo y tú; Dios no tiene una iglesia perfecta, sino una llena de gente que anhela vivir en otra dimensión, pero se encamina hacia allá con sus contradicciones vitales mientras procura cubrirse con el manto de justicia de la gracia. Sin el milagro de la gracia, sólo seríamos un grupo de incoherentes; con la gracia somos un montón de pecadores que se goza con la bondad de un Dios que nos mira como justos gracias a Jesús que es nuestra justicia.

2 comentarios

  • María del Pilar Olmefo dice:

    No, no es extraño; una vez que uno comprende la lógica implícita en la interacción interna. Sin embargo, cuando la fe ingenua pero bien habida, se topa con el velo opaco de la realidad… es doloroso experimentar como una interminable rotura de cristales, la sensación de chasco y confusión que produce saber que es “en casa donde hay peligro” .

    • Miguel Angel Nunez dice:

      Así es apreciada Maria del Pilar… Es en casa donde somos heridos por los hermanos…. y así ha sido siempre, lamentablemente.

Revista Adventista de España