Skip to main content

MaPas y Tesoros es un espacio para Mamás, Papás y los tesoros de la casa. Nombre creado para las Asociaciones Sal y Criar (Madrid), iniciativa que convoca a las familias para un encuentro de diálogo y aprendizaje compartido; y que ahora nos desafía, en este espacio de letras y palabras, a establecer este mismo diálogo y aprendizaje en familia, vosotros y nosotros.

Como siempre decimos, este artículo está pensado para que lo compartas con tus hijos. En otros números hemos compartido poesías, adivinanzas. Hoy traigo una propuesta de conversación. Si. Nada más simple y necesario como conversar con nuestros hijos.

Os dejo una única pregunta que espera respuestas de ambas partes, los hijos y los padres:

¿Qué opinas sobre cómo utilizo el móvil y los aparatos electrónicos?

Es una pregunta abierta, no tiene una respuesta correcta, solo una invitación a valorar como cada uno ve al otro en el uso de las nuevas tecnologías.

Acompañadme juntos en el resto del artículo y entenderéis para qué.

Hace poco tuve la oportunidad de escuchar una ponencia de Álvaro Varona, un referente actual en Nuevas Tecnologías y educación, quien presentó un tema que, personalmente, se ha transformado en mi reto de año nuevo.

Su charla estaba titulada: “Los nuevos juguetes digitales ¿sabemos jugar con ellos?”

Nos dijo que uno de los mayores desafíos de la época en que vivimos, son estos aparatos que llegan a nuestros hogares, y que nos sorprenden sin saber cómo utilizarlos.

No se refería a saber encenderlos, bajar aplicaciones o actualizarlos. Eso solo sería saber cómo funcionan. Su charla iba en relación a una especie de dejación preocupante, de parte de los padres, por no estar tomando partido y aportando las pautas de comportamiento, verídicas y reales, para saber cómo utilizar estos aparatos.

Su propuesta no es complicada:

  1. Prohibirlos no es la solución. Educar su uso y restringir los horarios sería la clave. Para eso, debemos comenzar con el ejemplo. Ser nosotros usuarios moderados e inteligentes.

  2. Tomar el control de estos aparatos, y tener claro que las tabletas o teléfonos no son un televisor. Entretener es sólo un 10% de lo que pueden ofrecernos. Esta sería una forma reduccionista y poco útil de uso. Estos aparatos pueden ayudarnos de verdad con la educación de nuestros hijos. Pueden transformarse en centros de ocio educativo.

  3. Descargar solo aplicaciones honestas, sinceras y verídicas. Estos adjetivos, que en principio no nos dicen nada, nos desafían a tener claro, primero nosotros, qué pensamos sobre estos valores. Tal vez lo más fácil es recorrer el camino inverso: ¿una aplicación de disparos y violencia para un niño de 12 años es sincera y verídica? ¿eso ocurriría un día cualquiera en su vida? ¿le aporta algún aprendizaje?

  4. Será fundamental que conozcamos todas las claves y códigos de acceso. Los niños no pueden tener códigos secretos. En todo caso, somos nosotros los que tendremos las contraseñas para descargar aplicaciones nuevas, o quienes bloquearemos ciertas páginas de internet, o quienes descargaremos aplicaciones de seguridad para limitar según qué página.

Se pueden encontrar cientos de sugerencias de aplicaciones educativas en su página web, y muchos artículos educativos para saber, como padres, cómo utilizar las nuevas tecnologías. Os lo recomiendo: generacionapps.com

Su frase final me dejó pensando por varios días: “Cuando soplan vientos de cambio, algunas personas deciden construir muros y otras molinos”

Y sí, debemos admitir que somos de los que construimos muros. Y cuando nuestros hijos los saltan, solemos perderlos para siempre.

¿Qué nos pasaría, como pueblo adventista, si comenzáramos a construir molinos?

Los molinos son estos enormes aparatos que utilizan la energía del viento que pasa a su alrededor y la convierten en energía mecánica, la energía del movimiento. La energía que nos caracterizó en nuestros comienzos.

No tiene sentido luchar contra los avances de la humanidad. Solo se pide, como en tantos otros aspectos de nuestra vida: actuar con responsabilidad. Tal vez, entonces, el tiempo que utilizamos en pelear contra estos aparatos, sería mejor invertido si lo dedicamos a educar y educarnos en responsabilidad.

Este nuevo año, uno de mis propósitos es restringir el uso del teléfono y sus redes sociales a una hora al día y convertir la tableta de la familia en un verdadero centro de ocio educativo, el que, como los aparatos digitales de su madre, esté utilizado con moderación e inteligencia.

Revista Adventista de España