Skip to main content

Lección 2 para el 14 de enero de 2023: LOS PACTOS DE DIOS CON NOSOTROS.

Aunque existen pactos unilaterales, un pacto –en general– es un contrato entre dos partes. Esto implica que ambas partes se comprometen mutuamente, y que tienen la capacidad de cumplir su parte. Además, deben especificarse las condiciones en las que el pacto se mantendrá en vigor, así como las causas de su rescisión o anulación.

Dios ha hecho pactos unilaterales con la humanidad (Gn. 9:11). Sin embargo, la mayoría de sus pactos son bilaterales. Es decir, Dios hace o hará en función de que las personas que se adhieran al pacto cumplan su parte especificada.

  • El pacto de salvación.

    • La salvación no es un pacto unilateral por parte de Dios (es decir, que todos serán salvos sin importar lo que hagan o crean). Es un pacto bilateral entre Dios y la humanidad: “Cree [parte humana] … y serás salvo [parte divina]” (Hch. 16:31).
    • Es un pacto sencillo, sin cláusulas complejas ni difíciles de cumplir, cuyo fin es ofrecernos la vida eterna (1Jn. 5:13). Pero no es un pacto que se firme una vez y se deje olvidado (Mt. 24:13 NVI).
    • Ya a punto de morir, Pablo tenía la seguridad de haber “guardado la fe”, y de que recibiría la “corona de justicia” junto “a todos los que aman su venida” (2Tim. 4:6-8).
  • El pacto de bendición.

    • El pacto que Dios hizo con Israel (y, por extensión, con nosotros) incluye muchas bendiciones (Dt. 28:1-13 NVI): Bendita la localidad donde vives (3); benditos tus hijos (4); bendito tu salario (4); benditas tus herramientas de trabajo (5); bendito tu hogar y el lugar por donde andas (6); bendito ante tus enemigos (7); bendito tu trabajo (8).
    • Las condiciones para recibir las bendiciones: Escuchar a Dios y obedecer sus mandamientos (1); vivir de acuerdo con la voluntad de Dios (9); tener a Dios como único Señor de mi vida (14).
  • El pacto de las primicias.

    • El pacto de las primicias es el siguiente:
      • La parte del hombre: darle a Dios lo primero y lo mejor.
      • La parte de Dios: bendecir el resto que nos queda.
    • Este pacto incluye el fruto de nuestro trabajo; nuestros afectos; nuestro tiempo; etc.
    • Parece ilógico para la mente humana. Se supone que, si das lo primero y lo mejor, te quedas con menos y, por tanto, pierdes en lugar de ganar. Pero, con Dios, no es así. ¿Por qué?
    • Además de la bendición prometida, la Biblia está repleta de consejos que nos ayudarán a administrar correctamente nuestro dinero; nuestros afectos; nuestro tiempo, etc.
  • El pacto del diezmo.

    • Malaquías escribe en un momento en el que el pueblo de Israel había olvidado sus obligaciones para con Dios. Por ello, les dice: “Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros” (Mal. 3:7).
    • Entonces, les propone un pacto; un pacto material de consecuencias espirituales; un pacto válido también para nosotros hoy: Traedme el diezmo, y Yo os bendeciré (Mal. 3:10).
    • Ya en tiempos del rey Ezequías, el pueblo había probado la validez de este pacto. Cuando trajeron “en abundancia los diezmos de todas las cosas” (2Cr. 31:5), pudieron decir: “Jehová ha bendecido a su pueblo” (2Cr. 31:10).
  • Otros pactos.

    • Jesús amplió el pacto de las primicias: Si ponemos primero a Dios, Él nos dará alimento y vestido, y satisfará nuestras necesidades (Mt. 6:25-34).
    • Otros pactos que encontramos en la Biblia son:
PACTO PARTE HUMANA PARTE DIVINA
Pacto de paz (Is. 26:3) Confiar en Dios y pensar en Él Darnos paz completa
Pacto de perdón (1Jn. 1:9) Confesar nuestros pecados Perdonar nuestro pecado y limpiarnos del mal
Pacto de sanación (2Cr. 7:14) Humillarse, orar, buscar a Dios, y arrepentirse Sanar nuestra tierra

 

    • En todos sus pactos, Dios nos da dos alternativas: obedecer y recibir bendiciones, o desobedecer y perderlas. «escoge, pues, la vida [obedecer], para que vivas [recibas bendición] tú y tu descendencia» (Dt. 30:19).

Para meditar:

«El Señor nos concede sus dones en abundancia. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna”. Toda bendición que recibimos nos llega por medio de Jesucristo. ¿No debemos entonces levantarnos y cumplir con nuestro deber hacia Dios, de quien dependemos para la vida y la salud, para recibir sus bendiciones […]? Se nos asegura que si damos para la tesorería del Señor, recibiremos de él de nuevo». (Elena G. White, Testimonios para los ministros, pg. 307).

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

Revista Adventista de España