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Lección 2 para el 9 de julio de 2022: LOS CRISOLES VENIDEROS.

Un crisol es un recipiente que se utiliza para derretir una sustancia que requiere una temperatura muy elevada (como, por ejemplo, el oro). También se usa metafóricamente para hablar de una prueba difícil, o de un lugar o situación que puede producir un cambio o desarrollo en la persona o en su carácter. No todos los crisoles son iguales, ni tienen el mismo origen. Examinaremos, pues, diversos tipos de crisoles que, como creyentes, pueden afectarnos.

  • Los crisoles del cristiano. 1ª de Pedro 4:12-19.

    • Ser cristiano conlleva dificultades. Mantenerse fieles ante el pecado, defender la verdad frente al error, o, simplemente, testificar que Jesús es el Salvador del mundo, nos crea enemigos que están dispuestos a hacernos daño para poder acallar nuestro testimonio.
    • Estamos inmersos en una lucha entre el bien y el mal, entre Dios y Satanás. Por tanto, no debería sorprendernos si tenemos problemas cuando nos colocamos abiertamente del lado de Dios.
  • Los crisoles de Satanás. 1ª de Pedro 5:8-11.

    • Satanás es un enemigo activo y real. Su deseo es causar daño, y su obra la podemos ver por doquier (muerte, sufrimiento, inmoralidad, mentira, …)
    • Está especialmente interesado en hacer que pequemos, o destruirnos si no lo consigue. Para ello, usa todo medio posible.
    • ¿Qué podemos hacer al respecto? Practicar el dominio propio, estar alerta y resistir, manteniéndonos firmes en la fe (1P. 5:8-9 NVI).
    • En esta batalla, Dios nos promete restaurarnos y hacernos fuertes, firmes y estables (1P. 5:10 NVI). Recordemos que Satanás es un enemigo vencido
      (Lc. 10:18; Ro. 16:20; Ap. 12:11). Aferrémonos a Jesús, y la victoria está asegurada.
  • Los crisoles del pecado. Romanos 1:18-32.

    • El pecado tiene efectos secundarios… siempre (Gál. 6:7). Aunque Dios tiene poder para evitar los resultados de nuestro pecado, generalmente deja que suframos sus consecuencias a fin de que entendamos cuán dañino y ofensivo es el pecado.
    • No podemos pretender pecar y quedar impunes, o pensar que “Dios ya entenderá mi situación”. Transgredir las leyes morales, o de la salud, implica sufrimiento, un crisol autoimpuesto.
    • Romanos 1:21-32 nos muestra el proceso del pecado: (1) dejamos de pensar en Dios (v. 21); (2) confiamos en nuestra sabiduría (v. 22); (3) adoramos lo terrenal (v. 23); (4) Dios deja que sigamos nuestro camino (v. 28); (5) el pecado se manifiesta abiertamente (v. 29-32).
  • Los crisoles para salvación. Jeremías 9:7-16.

    • Más allá de las consecuencias de nuestro pecado, Dios está preocupado por el pecado mismo, especialmente, por el pecado no confesado.
    • Cuando esta situación se presenta, Dios nos somete al crisol con la esperanza de que reconozcamos nuestro pecado y, de ese modo, sentir la necesidad de salvación.
      • El crisol comienza cuando Dios llama nuestra atención hacia nuestro pecado (a veces, de formas dolorosas)
      • Sentimos dolor profundo cuando somos conscientes de ese pecado
      • El proceso se endurece cuando tenemos que elegir renunciar al pecado al que nos aferramos
  • Los crisoles para protección. 2ª de Corintios 12:7-10.

    • En ocasiones, Dios permite que Satanás nos someta a ciertos crisoles para fortalecernos, y evitar así que caigamos en futuros pecados.
    • Así, Pablo reconoce que el “aguijón” al que está sometido le ha librado de enaltecerse, cediendo a la soberbia y la confianza propia.

En resumen, no todos los crisoles o pruebas a los que estamos sometidos tienen el mismo origen, o la misma intención. Pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a reconocer cada caso, y a actuar en consecuencia.

Para meditar:

“Los que mantengan su fe firme hasta el fin saldrán del horno de prueba como oro fino siete veces purificado… Acerca de esta obra, el profeta Isaías declara: “Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre”… Cuando estén en dificultades, recuerden que la fe probada en el horno de la aflicción es más preciosa que el oro purificado en el fuego”. Elena G. White (El Cristo triunfante, 11 de julio).

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

Revista Adventista de España