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Lección 12 para el 25 de marzo de 2023: LAS RECOMPENSAS DE LA FIDELIDAD.

Al aceptar la salvación que Jesús ganó por nosotros en la cruz, somos «creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas» (Ef. 2:10). ¡Y nos asegura que «cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor» (1Co. 3:8)!

Pero si Dios es el que produce en nosotros, «así el querer como el hacer, por su buena voluntad» (Filp. 2:13), ¿por qué debe recompensarnos? Por otro lado, ¿en qué consiste nuestra recompensa?

  • Las recompensas:

    • El galardón.
      • ¿Quiénes recibirán el galardón cuando Jesús venga?
        • “El justo” (Sal. 58:11)
        • “El que siembra justicia” (Pr. 11:18)
        • Los que son perseguidos por su fe (Mt. 5:12)
        • Los que aman a sus enemigos (Lc. 6:35)
        • Los que confían (Heb. 10:35)
        • “Los que le buscan” (Heb. 11:6)
        • “Los profetas”, “los santos”, “los que temen [su] nombre” (Ap. 11:18)
      • La recompensa será proporcional al trabajo de cada uno (1Co. 3:8 NVI). ¿No suena esto a salvación por obras? ¡Claro que no!
      • La salvación es un don otorgado a todos por igual, sin contar con sus obras (Tit. 3:5). Pero cada uno recibirá su “corona” especial, su justo galardón (2Tim. 4:8).
    • La vida eterna.
      • ¿Qué es lo que merecemos, lo que recibimos como “paga”? La muerte. ¿Qué es lo que no merecemos, pero Dios nos lo regala como una “dádiva”? La vida eterna (Ro. 6:23).
      • He aquí una recompensa inmerecida, un destino completamente opuesto al que merecemos. Está al alcance de todos, tan solo a un paso de fe (Jn. 3:16).
    • La compañía de Jesús.
      • Tanto nosotros como los que creyeron antes de nosotros esperaban recibir de Dios una ciudad (Heb. 11:10, 16; Ap. 21:24). ¿Qué tendremos allí?
        • La cariñosa mano de Dios enjugando nuestras lágrimas, libres ya del dolor y de la muerte (Ap. 21:4).
        • El acceso al jardín del Edén, donde podremos volver a extender nuestra mano y tomar del árbol de la vida (Gn. 3:22; Ap. 22:2).
        • La compañía de Jesús, al que al fin podremos ver cara a cara (Ap. 22:4 NVI).
  • La fidelidad:

    • Administrar para el Señor…
      • La parábola de los talentos nos confronta directamente con la forma en que debemos administrar lo que el Señor nos da, en el contexto del tiempo del fin (Mt. 25:14-30).
      • Dios solo pone en nuestras manos aquello que sabe que podemos administrar.
      • No pensemos que, por tener pocos dones o pocos recursos, somos menos responsables de su uso. Recuerda que la recompensa vale la pena (Mt. 25:23).
    • … hasta que Él venga.
      • Aparentemente, Pablo no tuvo una vida próspera (2Co. 11:23-28). Y a nosotros tampoco se nos promete una vida fácil (2Tim. 3:12).
      • Pero ¿qué nos dice la Biblia acerca de tener una vida próspera y feliz (1Tim. 6:6-12)?
        • No consiste en acumular posesiones
        • Es tener lo que necesitas cuando lo necesitas
        • Es aferrarnos a las promesas divinas
        • Es estar agradecidos a Dios y confiar en Él
      • Y cuando Jesús venga, recibiremos la justa recompensa por haber administrado lo que es suyo (2Tim. 4:6-8).

Para meditar:

«¿Comprenden todos los miembros de la iglesia que todo lo que poseen ha sido dado para que lo usen y aumenten para gloria de Dios? Dios mantiene un registro fiel de cada ser humano en nuestro mundo. Y cuando llega el día del ajuste de cuentas, el mayordomo fiel no se atribuye ningún crédito a sí mismo. […]

»La aprobación del Señor la recibe casi como una sorpresa, porque no la espera. Pero Cristo le dice: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Mateo 25:21». (Elena G. White, Consejos sobre mayordomía cristiana, pg. 117).

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

Revista Adventista de España