Skip to main content

Las raíces del descontento. Lección 3 para el 17 de julio de 2021.

Las raíces del descontento

El descontento surge cuando existe un conflicto entre lo que queremos y lo que obtenemos. Son situaciones que nos producen ansiedad y nos quitan la paz.

En muchas ocasiones, las raíces del descontento se encuentran en nuestra naturaleza pecaminosa. En otras, es nuestro deseo de ser fieles lo que motiva a otros a ponernos trabas en el camino.

¿Podemos encontrar paz cuando nos rodea el descontento?

  • Descontento externo.

    • Jesús nos dice que, si los amamos más que a Él, no somos dignos (Mateo 10:34-39). Jesús es digno porque lo dio todo por nosotros (Ap. 5:9). Nosotros somos dignos cuando elegimos seguirle por sobre todo lo demás.
    • Cuando nuestros allegados no hacen la misma elección, surge el conflicto. Buscarán apartarnos de nuestra lealtad a Jesús. Entonces, “los enemigos del hombre son los de su casa” (Miq. 7:6).
  • Descontento interno:

    • El egoísmo.

      • Cuando le pidieron a Jesús que dirimiera acerca del reparto de una herencia, Él se negó (Lc. 12:13-15). Pero aprovechó la oportunidad para ahondar en las raíces de ese descontento: el egoísmo.
      • Planteó también el hipotético caso de un hombre que se miró a sí mismo y, olvidando a Dios y a su prójimo, lo perdió todo (Lc. 12:16-21).
      • El antídoto bíblico contra el egoísmo es ser humildes como Cristo, servir a los demás, y darles la preferencia (Fil. 2:5-8; Gál. 5:13; Ro. 12:10).
    • La ambición.

      • Los apóstoles no pudieron captar las verdades espirituales porque sus pensamientos estaban llenos de ambición. Ambicionaban un puesto importante en el futuro reino terrenal del Mesías.
      • Colocando a un niño en el centro del grupo, Jesús les había enseñado que debían dejar de ambicionar grandes cosas para su vida (Mt. 18:1-3).
      • Como un niño, debemos confiar en Dios y depender de Él para que dirija nuestra vida. Jesús tiene planes para nosotros y, pacientemente, nos lleva a abandonar nuestras ambiciones erróneas y dejarnos conducir por Él.
    • La hipocresía.

      • En el evangelio de Mateo se registran 14 veces en las que Jesús usó la expresión “hipócritas”. Ninguna de ellas fue para decir algo agradable. ¿Por qué estaba Jesús tan en contra de los hipócritas?
      • Un hipócrita, en el mundo griego, era un actor, una persona que representaba un papel. Este término ha pasado a nuestro lenguaje como una expresión de alguien que aparenta ser quien no es, o que no actúa en coherencia con lo que dice.
      • Jesús nos anima, nos invita y nos fortalece para vivir lo que creemos. De esta manera ayudaremos a otros a confiar en Jesús, y a aceptarlo.
    • Erradicando el descontento.

      • Como hemos visto, no solo nuestra naturaleza pecaminosa puede provocarnos descontento, sino nuestra propia fidelidad nos puede llevar a vivir situaciones angustiosas. ¿Cómo obtener paz en la angustia?
      • La clave está en la confianza. Jesús nos ha prometido darnos vida plena (Jn. 10:10). Cuando estamos heridos, cansados, agotados, enfermos y desanimados, confiemos en Jesús, Él es la Vida (Jn. 14:6).
      • Por otro lado, Jesús está preparando un lugar para nosotros, donde nuestro dolor, ansiedad y sufrimiento serán desterrados para siempre (Jn. 14:2-3; Ap. 21:4).
      • Al enfocar nuestros pensamientos en esa preciosa promesa, las vicisitudes de esta vida pasan a un segundo plano. Tenemos esperanza en medio del descontento.

Para meditar:

“La paz de Cristo no hará desaparecer la división, sino que permanecerá entre las dificultades y la división […]

Las familias deben ser divididas para que todos aquellos que invocan el nombre del Señor se salven. Todos los que rehúsan su amor infinito encontrarán que el cristianismo es una espada, un factor perturbador de su paz”. Elena G. White (Nuestra elevada vocación, 18 de noviembre).

“La religión de Cristo es la sinceridad misma. El celo por la gloria de Dios es el motivo implantado por el Espíritu Santo; y únicamente la obra eficaz del Espíritu puede implantar este motivo. Únicamente el poder de Dios puede desterrar el egoísmo y la hipocresía”. Elena G. White (El Deseado de todas las gentes, pg. 377).

“Ante vosotros hay dos caminos—el camino ancho de la complacencia propia y la senda estrecha del sacrificio. Yendo por el camino ancho, podéis elegir el egoísmo, el orgullo, el amor al mundo; pero aquellos que recorren la senda estrecha, deben abandonar todo peso, y el pecado que tan fácilmente nos acosa. ¿Cuál camino habéis escogido, el camino que lleva a la muerte eterna, o el camino que conduce a la gloria y a la inmortalidad?”. Elena G. White (Nuestra elevada vocación, 2 de enero).

No te pierdas esta lección en el programa Escuela Sabática viva de HopeMedia.es 

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

Revista Adventista de España