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Lección 4 para el 28 de enero de 2023: LAS OFRENDAS PARA JESÚS.

Las ofrendas son mencionadas tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Pero, al contrario de lo que ocurre con el diezmo, no existe una norma fija para ellas.

Con respecto a las ofrendas, se habla de la voluntad del oferente (ofrendas de agradecimiento); de sus circunstancias (ofrendas por el pecado); de su finalidad (ofrendas para los pobres); e incluso existían ofrendas de importe exacto (para el mantenimiento del templo).

  • Preguntas sobre las ofrendas:

    • ¿Por qué ofrendar?
      • Entregar una ofrenda a Dios es un acto voluntario, no una obligación (Sal. 54:6). No obstante, no entregar ninguna ofrenda es considerado, por parte de Dios, como un robo (Mal. 3:8).
      • Pero, ¿cuál debe ser nuestra motivación a la hora de ofrendar?
        • Agradecer el sacrificio de Jesús y sus bendiciones.
        • Expresar nuestra entrega completa a Dios.
        • Manifestar nuestra confianza en Él.
        • Revelar nuestro amor a Dios y al prójimo.
        • Renunciar al amor al dinero.
    • ¿Cuánto ofrendar?
      • Al ofrendar, manifestamos nuestro agradecimiento por las bendiciones recibidas. Es lógico, pues, que las ofrendas sean proporcionales a las bendiciones.
      • ¿Significa esto que le estamos pagando al Señor por sus bendiciones (Sal. 116:12-14 NVI)?
      • El salmista es claro. No podemos pagarle a Dios por lo que hace por nosotros. Tan solo podemos darle una respuesta de agradecimiento. Y esto lo manifestamos al ser generosos con la causa de Dios, y con nuestros semejantes.
      • Al ser generosos, desarraigamos el egoísmo de nuestro corazón. Traer una ofrenda al Señor es un deber cristiano con implicaciones espirituales y morales. ¿Cuáles?
  • Más allá de la repercusión económica:

    • Un acto de adoración.
      • En Israel, nadie debía presentarse a adorar ante Dios “con las manos vacías” (Dt. 16:16), es decir, sin traer su ofrenda.
      • Al igual que la música, la oración, la predicación o el estudio de la Palabra, la recogida de la ofrenda forma parte de nuestro culto de adoración.
      • Al depositar nuestra ofrenda [ya sea en billetes, en monedas o por medios electrónicos], estamos rindiendo culto a aquel que nos ha bendecido dándonos todo lo que poseemos.
    • Cómo ve Dios las ofrendas.
      • Mientras Jesús observaba cómo “muchos ricos echaban mucho” en el arca de las ofrendas, una pobre viuda echó tan solo 2 moneditas (unos 40₵ de euro). ¿Cómo es posible que Jesús dijera que ella había echado más que todos (Mr. 12:41-44)?
      • Dios ve las motivaciones del oferente. Esta viuda anhelaba intensamente colaborar con la obra de Dios, y le dio a Él todo lo que tenía.
      • En el caso de Cornelio, vemos cómo Dios tiene en cuenta también nuestras acciones en favor de los necesitados (Hch. 10:1-4). Ante Dios, las limosnas de Cornelio mostraban lo que había en su corazón: amor a Dios y a su prójimo.
  • Ofrendas especiales.

    • El caso de María Magdalena:
      • La ofrenda de María fue especial en dos aspectos (Mr. 14:3-5): no fue una ofrenda en dinero; y su costo fue elevado (10 meses de trabajo).
      • Esto nos enseña que Dios no acepta solo dinero como ofrenda. Podemos ofrendarle objetos necesarios para una obra concreta; o nuestro trabajo y esfuerzo; o…
    • El caso de José Bernabé:
      • Bernabé también realizó una ofrenda especial: el importe completo de la venta de un campo, convirtiéndose en un ejemplo de generosidad para todos (Hch. 4:34-37).
      • En todo el mundo encontramos iglesias que han sido construidas en terrenos donados por personas que amaban la obra de Dios y, por ello, se desprendieron de
        sus posesiones.

Para meditar:

«Dios no recibe las ofrendas de nadie porque las necesite y no pueda tener gloria y riquezas sin ellas, sino porque es para beneficio de sus siervos entregar a Dios las cosas que son del Señor. Él recibirá las ofrendas de buena voluntad del corazón contrito, y recompensará al dador con las más ricas bendiciones. Las recibe como el sacrificio de agradecida obediencia. Requiere y acepta nuestro oro y plata como una evidencia de que todo lo que tenemos y somos pertenece a él. […] Sin amor puro, la más cara ofrenda es demasiado pobre para que Dios la acepte». (Elena G. White, Testimonios para la iglesia, tomo 2, pg. 576).

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

Revista Adventista de España