¿Qué indican? ¿Son un pre anuncio de algo que está por ocurrir? ¿Hacia dónde vamos como civilización en nuestra vertiginosa marcha?
Comienza una década. Alrededor del mundo el 31 de diciembre de 2019 hubo celebraciones, brindis, con la esperanza de que sea un año y una década diferente. Apenas comenzamos, y en los primeros días se acumulan los titulares:
- Australia en llamas
- USA ataca a Irán y mata a su máximo militar. El mundo en alerta
- Fuertes inundaciones en Indonesia
- Sismos devastadores en Puerto Rico por más de una semana, sin pausa
- Irán toma represalia y envía misiles a bases norteamericanas y sus aliados.
- Un avión con casi 180 personas se estrella a pocos minutos de despegar
- Alerta roja en Alaska por erupción de un volcán – México
- Alerta mundial por coronavirus…
Luces que titilan nos indican que las cosas no están bien. Hablar de señales es abordar un tema amplio que abarca todo lo que ocurre en el mundo y que se resume en los titulares de las noticias, TV, Internet, Radio…
Sí, son presagios que algo grande ha de ocurrir muy pronto.
¿Andamos a la deriva, o tenemos alguna fuente confiable sobre la cual basar nuestra confianza en el futuro?
No andamos a la deriva, el que desee hacerlo puede, por supuesto. Por otro lado, tenemos la fuente más confiable de conocer el futuro; no es el horóscopo, los psíquicos, la bola de cristal… Eso satisface parcialmente pero no es una fuente confiable.
La fuente confiable es la Biblia. Soy creyente en este Libro, es la carta de Dios al ser humano. Hace 2500 años se nos mostró el mapa de lo que ocurriría. Hace 2000 años Jesucristo nos abrió las ventanas del futuro y nos mostró lo que hoy nos toca vivir. Lo encontramos en su sermón profético en Mateo 24 y Lucas 21. Haríamos bien en leerlos detenidamente porque Jesucristo siempre dice la verdad y su Palabra es la verdad. Esos capítulos hablan de guerras, terremotos, pestes, problemas del medio ambiente, hambrunas, aumento en falsos cristos, etcétera.
¿No ha ocurrido eso siempre a través de la historia?
Es cierto, siempre hemos tenido esas cosas en el pasado a través de los siglos, pero nunca, todas las señales dadas por Jesús se han cumplido en una sola generación como la nuestra, lo cual es un indicio claro de que estamos en el umbral de algo grande: el Segundo Regreso de Jesucristo. Si es cierto que se fue y prometió volver, es cierto que regresará.
Pareciera que entramos en un vórtice descendente difícil de detener
Superpoblación. Crisis en el medio ambiente. Conflictos internacionales. Aumento en terremotos tormentas y desgracias naturales. Inmoralidad. Confusión religiosa. Pero al mismo tiempo aumento de la ciencia, tecnología, comunicaciones, redes sociales, etc. Surge la pregunta: ¿hemos pasado el punto de no retorno? ¿Se puede corregir el rumbo de las cosas que andan mal?
Sí, hay esperanza. Las cosas han de terminar bien. Pero no de parte del ser humano y su corazón es egoísta. El egoísmo nos separa de Dios y unos de otros, y es lo que produce toda clase de problemas porque pone a un lado los principios morales universales que mantienen al mundo en paz y armonía, y esos principios están en los Diez Mandamientos. Trata de imaginarte los que sería el mundo si todos guardasen los Diez Mandamientos, lo que sería Madrid, Roma, Londres, New York, Sydney, aún los pueblos más pequeños (sin robos, mentiras, homicidios, envidias, adulterios…). Un paraíso, ¡se le acabaría el negocio al diablo! Tristemente desde muchos púlpitos se enseña a la gente a dejar los Diez Mandamientos de lado. Después nos quejamos de la ola de maldad que azota al mundo. Son principios eternos.
De paso, no todas las noticias son malas. En esta década que acaba de terminar fuimos testigos de grandes adelantos en el mundo de la tecnología, ciencia médica, erradicación de enfermedades, pero parece que lo malo es a lo que más se le da publicidad.
¿Hacia dónde vamos? ¿Hay algo seguro en qué confiar?
Sí, sabemos hacia dónde vamos si tenemos el GPS o la brújula correcta. Se nos ha dado información detallada, clasificada que el mundo hoy ignora. Sabemos cómo han de terminar las cosas. ¿Cómo lo sabemos? Por este Libro, la Biblia, el “Manual del Fabricante”, nos lo dice.
Retrocedamos un poco. Hace unos 2500 años, Dios reveló en un sueño al rey del imperio más grande del mundo antiguo el destino de este planeta. Daniel 2 – Imperios – Roca – Reino de Dios
Hoy estamos viviendo en los dedos de los pies de la imagen.
¿Qué importancia tiene el llamado a la unidad que el papa está haciendo a los líderes mundiales para el 14 de mayo, y cuál es la connotación bíblica, si es que la hay?
Sí, es muy importante y tiene una gran connotación bíblica y profética. Hay una preocupación creciente en cómo estamos abusando de este planeta y los recursos que nos quedan (“nuestra aldea común”) y lo que tendremos que afrontar pronto si no tomamos medidas ya en cuanto a la crisis ambiental, contaminación, calentamiento global. O como dice la Biblia en Romanos 8:22: “porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora”.
El Vaticano se ha hecho eco de este problema invitando a los líderes mundiales, empresarios, personas de influencia para hacer un pacto y reeducar a los jóvenes del mundo en cuanto a esto. Una alianza y convergencia mundial entre sus habitantes. Apocalipsis 11:18 nos dice: “Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar…. y de destruir a los que destruyen la tierra”.
Esto no es nuevo, fue publicado en mayo de 2015 en la encíclica “Laudato si”, donde se hace un llamado al descanso en el día domingo, para sanar nuestra relación con Dios y la naturaleza. Salvar al mundo y revertir el calentamiento global. En sí la idea parece excelente…
Ahora bien, esto es muchísimo más serio de lo que se ve en la superficie. Vemos en esto otra vuelta clara en el engranaje de la rueda de la profecía bíblica. Sin saberlo o a sabiendas, este encuentro que propone Roma entra en el camino del cumplimiento de lo que Jesús reveló hace casi 2000 años. Nuevamente no estamos a oscuras; Jesús, que conoce el futuro, nos lo reveló en el libro de Apocalipsis: el avance de una agenda donde los poderes de la tierra se unirán en oposición a las leyes de Dios, y todo girará en torno a la adoración.
¿Qué tiene que ver la adoración con un asunto netamente del medio ambiente?
Muchísimo. Retrocedamos para ver el cuadro total. De acuerdo a la Biblia, hay un conflicto que comenzó hace mucho en el cielo, cuando el ángel más poderoso y uno de los guardianes de la Ley de Dios, quiso ser adorado, y por la fuerza quiso tomar el trono de Dios. Hubo una guerra y fue expulsado.
Este planeta, nuestra “aldea común”, había sido creada en seis días y Dios reposó el séptimo, señal de que Él es el Creador y el único que debe ser adorado. Dios le dio a Adán y Eva el dominio del planeta como mayordomos, pero este ángel caído se transformó en serpiente y los llevó a desobedecer la orden divina de no comer el fruto de un árbol, si lo hacían morirían. Algo aparentemente sin sentido, pero si Dios lo dice es importante… Y desobedecieron.
Allí comenzó el cuadro de miseria que nos toca vivir; perdimos todo incluyendo la inmortalidad, nos volvimos seres mortales. El diablo transformado en serpiente les dijo que no morirían, y hoy la mayoría cree que no mueren, siguen viviendo. Desde entonces el engañador reclama este planeta como suyo, pues Adán y Eva lo reconocieron a él. En el monte de la tentación tuvo el atrevimiento de tentar a Jesús a que lo adorase a cambio de devolverle todo el mundo.
Y en el tiempo final Satanás levanta un poder político-religioso el cual impone una marca a todos y obliga a adorar en un día opuesto al que Dios dice “acuérdate del sábado”. Y a este punto estamos llegando. Para el 14 de mayo cuando se concierte el acuerdo global ¿quien lo redactará? El Vaticano, y ¿qué día, crees que se elegirá para esto? No el sábado bíblico sino el domingo, el día de adoración y descanso de la mayoría. Esto está en detalle en Apocalipsis 12 y 13, y llegará tarde o temprano.
¿Está mal la unión de todas las confesiones religiosas, cristianas y no cristianas con un fin común de salvar el planeta?
No, al contrario, somos mayordomos de este planeta y debemos cuidarlo, y también velar por la unidad, es algo por lo cual Jesús oró (Juan 17). Pero debemos estar unidos en toda la verdad de Dios, no en puntos que están en oposición a lo revelado por Dios y su Palabra. ¿Y qué es verdad? Jesús: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). Su Palabra: “santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad (Juan 17:17). El Espíritu Santo: “cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad” (Juan 16:13). La Ley de Dios: “Tu justicia es justicia eterna, Y tu ley la verdad” (Sal 119:142).
Por eso la Palabra de Dios es clara, como dice Isaías 8:19, 20: “Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos? ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido!”
¿Cuál será el desenlace de esta unión global?
La Biblia lo describe con exactitud. No es nada nuevo, nos ha sido revelado hace miles de años. Es parte del gran conflicto entre las fuerzas del bien y del mal. Nos esperan días muy difíciles y angustiosos. “En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro” (Daniel 12:1).
Cuando escuché el mensaje del papa llamando a los líderes mundiales a reunirse y entrar en un pacto global, me pareció estar escuchando lo que Jesús dijo en Apocalipsis 16:13, 14: “y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso”. ¿Cómo rechazar una oferta de esa clase? Vendrán políticos, economistas, magistrados, deportistas, científicos… Y hasta donde sé ya hay más inscritos de lo que se anticipaba.
¿Quieres saber donde estará el epicentro de lo que se acerca en este planeta? Pon tus ojos en el Vaticano y en Estados Unidos. No en China, el mundo musulmán o ateo como algunos confunden pensando que el Anticristo vendrá de poderes ateos o comunistas (podríamos hablar del movimiento Sionista que piensa que habrá una restauración del estado de Israel y Jerusalén, el rapto secreto, tribulación, y todo lo demás, basados en una mala interpretación de la profecía del libro de Daniel).
Eso no es lo que dice ni Daniel ni Apocalipsis; son teorías futuristas que surgieron en el tiempo de la Contrarreforma para despistar de quien es el poder mencionado por la Biblia que impondrá la marca de la bestia. A esos dos poderes, Estados Unidos y el Vaticano, se une otro: el espiritismo, las filosofías paganas de que hay algo que sigue viviendo después de la muerte (la primera mentira del Engañador). Es una triple alianza: Roma, Protestantismo apóstata y Espiritismo.
¿Quieres saber más detalles? Lee Apocalipsis 12 al 16, y El Conflicto de los Siglos. El día domingo será impuesto como día de descanso en oposición al día sábado que Dios dijo: “acuérdate de reposar y santificarlo”. Cuando llegue el tiempo se volverá obligatorio (Apocalipsis 13), y cuando sea ley, el mundo se habrá dividido en dos grupos, los que reciban el sello de Dios, y los que reciban la marca de la bestia.
Por otro lado, Dios levanta un pueblo en un momento profético para anunciar algo grande que estaba comenzando en el cielo, la obra de juicio o limpieza de los pecados. Y cuando termine regresará otra vez para el día del Juicio. Él identifica este pueblo, que es más que una iglesia, es el último movimiento que Dios levanta para preparar al mundo para el regreso de Cristo, y lo define como “los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apocalipsis 12:17; 14:12).
Éstos van a todo el mundo con los últimos tres mensajes de amor de Dios a la humanidad: 1) Temed a Dios y dadle gloria… la hora del juicio… adorad al Creador. 2) Salir de Babilonia, mezcla de verdad y error. 3) Cuidado con la marca, recibe el sello de Dios, y esa señal o sello Dios mismo la identifica como su día de reposo o sábado. Y este será el punto donde se enfocará el desenlace del gran conflicto.
¿Hay alguna última señal dada por Jesucristo que nos indica cuán cerca estamos de su segundo regreso?
La última gran señal dada por Jesucristo, es la predicación del evangelio a todo el mundo. “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).
En resumen, ¿por qué este diálogo y por qué estos temas? ¿No produce algo de temor mirar el futuro y lo que se avecina?
Porque son asuntos de vida o muerte que afectan y afectarán a cada persona, y la Palabra de Dios los presenta con sentido de urgencia. Estos temas no deben atemorizarnos sino animarnos, pues si colocamos nuestras vidas en armonía con el plan de Dios para cada ser humano, las cosas han de terminar mejor de lo que nos imaginamos. “El perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18). Este mundo no es todo, se acerca algo mejor. El mundo debe saber estas cosas, debe regresar al Creador. Dios hará una tierra totalmente nueva. Primero, nuestro planeta deberá ser purificado con fuego, y de las cenizas hará un mundo nuevo como lo fue al principio, y se habrá cerrado el paréntesis de dolor, engaño, sufrimiento y muerte.
Dios, mediante la Biblia, nos da las instrucciones clasificadas de cómo evitar ser destruidos, vivir más felices aquí y prepararnos para vivir para siempre. Así comienza este santo Libro con un paraíso perdido y finaliza con un paraíso renovado. Y nos llama a ser ciudadanos de ese reino que no tendrá fin. Ese es el mensaje de la Biblia de tapa a tapa, y entre medio los vaivenes políticos y conflictos, y cómo Dios actúa para salvarnos. Al hablar de las señales, haríamos bien en recordar las palabras de Jesús: “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lucas 21:28).
Autor: Robert Costa, teólogo, pastor adventista, evangelista y secretario ministerial asociado de la Conferencia General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.