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Lección 11 para el 12 de junio de 2021.

El Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto tienen muchos puntos en común. Sin embargo, sus diferencias nos enseñan que el primero era solo una sombra. El segundo, la realidad.

ANTIGUO PACTO                                                          NUEVO PACTO

Monte Sinaí ( Hebreos 12:18)                                          Monte Sion (Hebreos 12:22)
Santuario terrenal (Hebreos 9:1)                                    Santuario celestial (Hebreos 8:2)
Sacrificios imperfectos (Hebreos 9:9)                            Sacrificio perfecto (Hebreos 9:26)
Sacerdotes imperfectos (Hebreos 7:27)                         Sacerdote perfecto (Hebreos 7:28)

  • El Santuario del Nuevo Pacto:

    • Dios se acerca al hombre.
      • La razón principal que Dios da para que Israel le construya un santuario es que quiere vivir con ellos. Pero ¿cómo puede habitar un Dios santo en medio de hombres pecadores?
      • La solución estaba incluida en el propio santuario. ¿De qué manera?
      • Todas sus ceremonias y ritos estaban preparados para otorgar el perdón a la persona, santificarla, y restaurarla.
      • De esta forma, se restablecía la relación entre Dios y el hombre, y podían disfrutar de una relación cercana y amorosa.
  • El Sacrificio del Nuevo Pacto:

    • La sangre y el pecado.
      • La sangre era rociada sobre el santuario y, simbólicamente, el pecado era transferido al santuario. En ese momento, el ex pecador era restaurado a la plena comunión con Dios.
      • Pero la sangre misma no limpiaba en realidad el pecado (Hebreos 10:4), sino en virtud de la sangre del Cordero de Dios.
    • Nuestro sustituto.
      • La sustitución es la clave de todo el Plan de Salvación.
      • En el Antiguo Pacto, el pecador, que merecía la muerte, era sustituido por un animal, que moría en su lugar.
      • En el Nuevo Pacto, nosotros, que merecemos la muerte, somos sustituidos por Jesús, que murió en nuestro lugar.
      • Dios acepta a Jesús como nuestro Sustituto y nos perdona, nos restaura, y nos da vida eterna.
      • Nadie es tan pecador que Dios no acepte a su Sustituto.
  • El Sacerdote del Nuevo Pacto:

    • Nuestro Sumo Sacerdote.
      • Cuando el animal moría, el pecador podía irse. Ya había sido perdonado. Sin embargo, el rito continuaba. El sacerdote todavía tenía que ministrar con la sangre del animal.
      • De igual manera, la muerte de Jesús en la cruz nos asegura el perdón de nuestros pecados. Sin embargo, la obra de Jesús a nuestro favor no acabó allí.
      • El santuario terrenal era tan solo una sombra, una representación del verdadero Santuario Celestial. En el verdadero Santuario, Jesús mismo presenta su propia sangre. Él es nuestro Sumo Sacerdote (Hebreos 7:25).
    • El ministerio celestial.
      • Jesús intercede ante Dios por nosotros. Es el Mediador entre el Cielo y la Tierra, entre la humanidad y la Deidad.
      • Jesús es el único ser humano que puede presentarse ante Dios exento de todo pecado. Él es, a la vez, víctima y mediador, sacrifico y sacerdote (1ª de Timoteo 2:5-6).
      • Pide al Padre que acepte su vida sin pecado en lugar de nuestra vida pecaminosa (sin importar cuán pecaminosa haya sido). Sin su mediación no tendríamos ninguna esperanza, ni ahora ni en el Juicio.

Para meditar:

“El sacerdote que en el lugar santo dirigía sus plegarias por fe hacia el propiciatorio, que no podía ver, representa al pueblo de Dios que dirige sus plegarias a Cristo quien se encuentra frente al propiciatorio del santuario celestial. No puede ver a su Mediador con sus ojos naturales, pero mediante el ojo de la fe puede ver a Cristo frente al propiciatorio, y le dirige sus oraciones, y con seguridad suplica los beneficios de su obra mediadora”. Elena G. White (La historia de la Redención, pg. 158).

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

 

Revista Adventista de España