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Lección 10 para el 6 de marzo de 2021

¿Una persona inocente que deja que le abofeteen y escupan sin quejarse ni defenderse?

¿Y qué hacer cuando te das cuenta de que la culpa de lo que le está ocurriendo a él la tienes tú?

Jesús sufrió y murió para que nosotros tengamos vida. El Justo se entregó por los pecadores. Todo esto fue predicho con increíble exactitud por Isaías, el profeta evangélico.

  • Trato denigrante. Isaías 50:4-10.

    • El trato degradante sufrido por los embajadores de David desencadenó una guerra entre Israel y Amón (2ª de Samuel 10).
    • Sin embargo, la persona más poderosa que ha existido sobre esta tierra soportó las burlas y el desprecio sin defenderse ni airarse (Mateo 26:67-68).
    • Colgado en una cruz, Jesús no quiso descender de ella para acallar las burlas y los insultos (Mateo 27:38-44). ¿Por qué?
  • De la exaltación a la cruz y de la cruz a la exaltación. Isaías 52:13-53:12.

    • El texto comienza con la exaltación del siervo; sigue con su humillación y muerte; y concluye nuevamente con su exaltación.
    • Este recorrido en forma de valle es el mismo con el que Pablo describe la exaltación-humillación-exaltación de Cristo en Filipenses 2:5-11
  • El siervo sufriente:

    • El sufrimiento del inocente. Isaías 52:13-53:2.

      • Al igual que Job, este siervo (Jesús) sufre sin culpa alguna. ¿Qué provocó el sufrimiento de estos y otros muchos inocentes? La respuesta queda en el aire.
      • Entonces, llega la pregunta crucial: ¿Quién está dispuesto a creer lo que está anunciado?
      • El que crea, experimentará el poder salvador de Dios. El mismo brazo que liberó a Israel de Egipto, librará de la muerte a aquel que crea. ¿Crees?
    • Sufrió por mí. Isaías 53:3-9.

      • Dios nos regaló un Niño, un Príncipe de paz (Isaías 9:6). Sin embargo, hubo guerra contra Él. Sin razón alguna lo llevaron a juicio, lo condenaron como malhechor (aunque nunca hizo pecado), y lo maltrataron (Isaías 53:7-9).
      • ¿Quién fue su enemigo? ¿Quién le hizo esto? La respuesta es dolorosamente clara: TODOS NOSOTROS (Isaías 53:6).
      • A causa del amor de Dios, su Mesías elegiría sufrir. ¡Él eligió sufrir para alcanzar lo inalcanzable; y lo inalcanzable somos nosotros!
    • Pecado, muerte y resurrección. Isaías 53:10-12.

      • Jesús, el “Cordero de Dios” (Juan 1:29), se ofreció voluntariamente para expiar nuestro pecado. Él murió para que nosotros no tuviésemos que sufrir la muerte eterna.
      • En su resurrección, se asegura nuestra resurrección. Nosotros somos el “linaje”, “el fruto de la aflicción de su alma”. Cree este mensaje, y el sacrificio supremo de Jesús habrá valido la pena. Él quedará satisfecho cuando nos vea entrar por las puertas de la Nueva Jerusalén.

Para meditar:

Cristo no era insensible a la ignominia y la desgracia. Experimentó todo amargamente. Lo sintió más profunda y agudamente que lo que nosotros podemos sentir el sufrimiento, porque su naturaleza era más exaltada, pura y santa que la de la humanidad pecadora por quien sufría. Era la Majestad del cielo, era igual al Padre, era el Comandante de las huestes angélicas, y, sin embargo, murió por el hombre sufriendo una muerte que más que ninguna otra era considerada ignominiosa. Ojalá que los enaltecidos corazones de los hombres comprendieran esto. Ojalá que comprendieran el significado de la redención, y procuraran aprender la humildad de Jesús”. Elena G. White (A fin de conocerle, 29 de noviembre).

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

 

2 comentarios

  • Veronica dice:

    Soy una madre de casi adolescentes, de casualidad vi la lección mientras miraba las noticias del FB, y quedé sorprendida y satisfecha con tan buena explicación. Clara, al punto, exactamente como para que los jovencitos puedan entender. Felicidades, Dios os bendiga.

    • Esther Azón. Revista Adventista dice:

      Muchas gracias por tu amable opinión, Verónica. Bendiciones.

Revista Adventista de España