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Lección 7 para el 16 de mayo de 2020

Aunque durante un tiempo Dios permitió que su Palabra sufriese una intensa persecución (Apocalipsis 11), en el tiempo del fin –nuestro tiempo– Dios ha permitido que la Biblia pueda ser leída por el 95% de la población de la Tierra.

Las Sociedades Bíblicas han jugado un papel fundamental en la traducción y distribución de las Escrituras.

Aunque podemos leer la Biblia en nuestro propio idioma, necesitamos entender algunos conceptos sobre los idiomas y el contexto en el que fue escrita para poder tener una idea más clara de su mensaje.

  • El idioma

    • ¿Por qué quiso Dios que se escribiese la Biblia?
      • Para dar testimonio de su obra en la historia.
      • Para darnos a conocer su plan de Salvación.
      • Para enseñarnos a actuar con justicia.
    • Dios eligió un pueblo y les comunicó la verdad en su idioma, el hebreo.
    • Los libros escritos a partir del exilio babilónico incluyen algunas partes en arameo, el idioma “universal” de la época.
    • En Nuevo Testamento, sin embargo, fue escrito en griego “común”, el idioma que todo el mundo podía entender en ese momento.
    • En la actualidad, podemos leer la Biblia en traducciones que nos permiten apreciarla y, principalmente, obedecer lo que enseña.
  • Las palabras

    • Como en cualquier idioma, hay palabras en hebreo y griego que tienen diversos significados, o que transmiten ideas muy diversas, por ejemplo:
      • Chesed. Gracia, bondad, amabilidad, misericordia, piedad, favor, justicia, gentileza, compasión.
      • Shalom. Paz entre dos partes, paz interior, tranquilidad, totalidad, integridad, bienestar.
    • Igualmente, hay términos que son traducción de diversas palabras, como “remanente” (she’ār, pālat, mālat, yāthar, sārid y ‘aharît).
    • Esta riqueza lingüística nos permite comprender de una forma más amplia el mensaje que Dios nos ha querido transmitir.
  • La repetición

    • Los autores bíblicos usan diversas formas de énfasis para acentuar una idea. Una de ellas es la repetición de una palabra, como “creó”, o “santo”. Cuando se quiere enfatizar una cualidad divina, las palabras se repiten tres veces (Gn. 1:27; Is. 6:3; Jer. 7:4).
    • Para enfatizar el desafío de Nabucodonosor contra Dios, por ejemplo, Daniel menciona 10 veces que el rey levantó una estatua (Daniel 3:1, 2, 3, 3, 5, 7, 12, 14, 18).
  • El contexto

    • Debemos entender el significado de las palabras en sí, pero también su uso en el contexto del libro, o del momento histórico concreto.
    • Un ejemplo de esto es el uso de la palabra hebrea “adam”, que se puede traducir como el nombre propio de Adán (Génesis 5:3; cf. 2:23), o como humanidad (Génesis 5:2; cf. 1:27).
    • Según el contexto de Romanos 5:14, ¿cómo deberíamos interpretar el uso que da Pablo a la palabra “Adán” en este texto?
  • La autoría

    • Generalmente, conocemos perfectamente quién escribió un libro, e incluso la fecha en que se escribió (como ocurre con Amós). En otras ocasiones, podemos obtener esta información de la tradición judeocristiana.
    • En algunas ocasiones, el momento histórico también es importante. Por ejemplo, no podemos entender correctamente el Éxodo si no hemos leído antes la historia registrada previamente en Génesis.
    • Por otro lado, no podemos leer o interpretar de igual forma un libro poético, histórico, profético o epistolar.

Para meditar:

Escritos en épocas diferentes y por hombres que diferían notablemente en posición social y económica y en facultades intelectuales y espirituales, los libros de la Biblia presentan contrastes en su estilo, como también diversidad en la naturaleza de los asuntos que desarrollan. Sus diversos escritores se valen de expresiones diferentes; a menudo la misma verdad está presentada por uno de ellos de modo más patente que por otro… De aquí que encontremos en cada cual un aspecto diferente de la verdad, pero perfecta armonía entre todos ellos. Y las verdades así reveladas se unen en perfecto conjunto, adecuado para satisfacer las necesidades de los hombres en todas las circunstancias de la vida”. Elena G. White (El conflicto de los siglos, pg. 10).

Mira aquí el comentario del programa ESV de esta semana

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Res ponsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen:Photo by Jan Kahánek on Unsplash

 

Revista Adventista de España