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Lección 9 para el 29 de febrero de 2020.

Daniel 7 y 8 son capítulos paralelos, que se explican mutuamente. Mientras que en el capítulo 7 se habla de “reyes que se levantarán” (v. 17), en el capítulo 8 se le pone nombre a alguno de ellos: Medo-Persia, el carnero (v. 20); Grecia, el macho cabrío (v. 21).

Dado que Babilonia estaba abocada a su destrucción, es omitida en Daniel 8. La cuarta bestia y su cuerno pequeño pasan a estar simbolizados por un único elemento: el cuerno pequeño.

Hay dos diferencias fundamentales entre ambos capítulos: el cambio de idioma en el que están escritos; y el énfasis en el santuario. Todos los elementos de Daniel 8, animales y cuernos, eran empleados en el servicio del santuario; y la conversación entre los seres celestiales está enfocada, precisamente, en este tema.

  • Los cuatro vientos. Daniel 8:1-8, 15-22.

    • El carnero y el macho cabrío son mencionados juntos únicamente en otras dos ocasiones:
      • La consagración del santuario (Números 7).
      • El día de la expiación (Levítico 16).
    • En ambas ocasiones, el carnero era sacrificado antes que el macho cabrío.
    • Durante la visión se hace una mención especial al desplazamiento con respecto a los puntos cardinales.
      • Persia (la actual Irán) realizó sus conquistas hacia el poniente, Europa.
      • Desde allí vino Alejandro Magno (Grecia).
      • A su muerte, sus generales se repartieron hacia los cuatro puntos cardinales (vientos).
  • De uno de ellos… Daniel 8:9, 23

    • La ambigüedad de los versículos 8 y 9 puede implicar que este cuerno pequeño surge, o de uno de los cuatro cuernos, o de uno de los cuatro vientos. Pero el original hebreo no deja lugar a dudas sobre su origen.
    • Analicemos las palabras y su relación:
      • Cuernos – kehren => femenino.
      • Vientos – ruhot => femenino.
      • Cielos – hassamaoyim => masculino.
      • Uno – ahat => femenino.
      • Ellos – mehem => masculino.
    • Tanto “cuernos” (f) como “vientos” (f) concuerdan con “uno” (f). Sin embargo, “ellos” (m) solo puede concordar con “cielos” (m). Por tanto, la concordancia en género obliga a la siguiente lectura:
      • “De uno” (f) à los cuatro vientos (f).
      • “de ellos” (m) à de los cielos (m).
    • El tercer poder representado por el cuerno pequeño es paralelo a la cuarta bestia de Daniel 7.
    • Como hemos visto, no surge de uno de los cuatro reinos (cuernos) que aparecen después de Alejandro, sino al final del reinado de ellos (Daniel 8:22-23), desde el poniente (uno de los cuatro vientos).
    • Este periodo histórico corresponde al surgimiento de Roma, que acabó conquistando todo el imperio griego.
    • Su desarrollo posterior, como poder religioso, lo identifica también con el “cuerno pequeño” de Daniel 7.
  • El ataque al santuario. Daniel 8:10-12, 24-25

    • Roma atacó a Jesús (el príncipe), acabó con los ritos sacrificiales (el continuo) y arrasó el templo de Jerusalén (el santuario).
    • Pero, dado que los sucesos de este capítulo abarcan hasta el tiempo del fin (v. 17, 19), y que no hay ningún otro poder que siga al cuerno pequeño, estos versículos tienen que tener un significado más amplio.
    • Es Roma papal la que ataca al santuario, no el terrenal que ya estaba destruido, sino el celestial del que nos habla Pablo en Hebreos 9.
      • El ejército y las estrellas (v. 10): Representan al pueblo de Dios, cuya ciudadanía está en los cielos (Éxodo 12:41; Daniel 12:3; Filipenses 3:20).
      • La persecución a la que se hace referencia (v. 24): Corresponde, especialmente, al periodo de los 1.260 años (Daniel 7:25).
      • Jesús es atacado (v. 11, 25): Cuando es sustituido por un vicario en la tierra.
      • El “continuo” es quitado (v. 11): Cuando se sustituye la obra intercesora de Jesús, como Sumo Sacerdote del santuario celestial, por la intercesión de hombres y santos.
      • Finalmente, la verdad es echada por tierra (v. 12): Al enseñar doctrinas contrarias a la Biblia, y sustituir su autoridad por la de la tradición.
  • La purificación del santuario. Daniel 8:13-14, 26-27

    • ¿Cómo será?
      • Desde que el santuario (templo) fue reconstruido en tiempos del imperio persa (carnero), ha sufrido ataques, especialmente intensos durante el imperio griego (macho cabrío).
      • Roma imperial (el cuerno pequeño) lo arrasó definitivamente.
      • Pero el ataque al santuario no acabó ahí. Roma papal (segunda fase del cuerno pequeño) intensificó su ataque contra el Santuario Celestial.
      • Llegó, pues, el momento de purificar el santuario. Esto estaba simbolizado en el ritual del día de la Expiación (Levítico 16).
      • El registro de nuestros pecados no es eliminado hasta el momento en el que nuestra vida sea juzgada, durante el proceso de la purificación del Santuario Celestial (Levítico 16:30).
      • Gracias al sacrificio y la intercesión de Jesús podremos ser declarados justos en el Juicio. Recuerda: según Daniel 7:26-27, la razón del juicio es entregar el reino a los santos.
    • ¿Cuándo será?
      • El proceso de purificación comienza antes del fin. Esto es así porque la destrucción del “cuerno pequeño” depende de la decisión que se tome durante el Juicio, es decir, durante la purificación del Santuario.
      • 300 días abarcan un periodo de algo más de 6 años. Un periodo demasiado corto para que abarca los acontecimientos históricos implicados en este capítulo. Por ello, debemos aplicar a este periodo el principio de día por año.
      • El comienzo del periodo de 2.300 años se encuentra en el decreto de Artajerjes, el rey persa que envió a Esdras a Jerusalén (según se explica en Daniel 9:25).
      • La purificación del Santuario Celestial comienza en 1844, poco después del periodo de opresión del cuerno pequeño, que se extendió desde 538 hasta 1798.

Para meditar:

“Así como en la antigüedad los pecados del pueblo eran puestos por fe sobre la víctima ofrecida, y por la sangre de esta se transferían figurativamente al santuario terrenal, así también, en el nuevo pacto, los pecados de los que se arrepienten son puestos por fe sobre Cristo, y transferidos, de hecho, al santuario celestial. Y así como la purificación típica de lo terrenal se efectuaba quitando los pecados con los cuales había sido contaminado, así también la purificación real de lo celestial debe efectuarse quitando o borrando los pecados registrados en el cielo…

La purificación del santuario implica por lo tanto una obra de investigación, una obra de juicio. Esta obra debe realizarse antes de que venga Cristo para redimir a su pueblo, pues cuando venga, su galardón está con él, para que pueda otorgar la recompensa a cada uno según haya sido su obra. Apocalipsis 22:12”. Elena G. White (El conflicto de los siglos, página 416).

Mira aquí el comentario del programa ESV de esta semana

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Photo by Nick Hillier on Unsplash

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