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Lección 5 para el 3 de agosto de 2019

Los profetas del Antiguo Testamento fueron los voceros de Dios para denunciar la triste situación de Israel. En lugar de hacer justicia, se oprimía al pobre. Donde tendría que haber paz, había violencia. Cuando el pueblo debía humillarse y pedir perdón, se enorgullecía de sus crímenes.

Junto a la proclamación de sus injusticias, los profetas manifestaron el dolor de Dios por su situación, y las proposiciones divinas para volver a instituir la justicia.

  • Dios sufre por la injusticia.

    • Cuando Israel quiso abandonar la teocracia y ser como las demás naciones, Dios envió a su profeta para advertirles de las consecuencias de su decisión.
    • Querer ser como el mundo implicaba que, tarde o temprano, se comportarían como lo hacen los demás. Es decir, actuarían de manera injusta, se aprovecharían del pobre y no reprimirían sus pecados.
  • Dios llama al arrepentimiento. El mensaje de Amós.

    • Amós comenzó su mensaje anunciando el castigo de Dios sobre las naciones, por causa de las atrocidades que cometían (1:3-2:3).
    • Pero la lista más larga de pecados, y la más severa condenación, se reservó para Israel: egoísmo, avaricia, aprovecharse de los desvalidos, inmoralidad, injusticia… (2:6-16).
    • Ante esta situación, Dios llama a su pueblo al arrepentimiento, y a un cambio radical de actitud: “Aborreced el mal, y amad el bien, y estableced la justicia en juicio” (Amós 5:15).
  • Dios pide justicia y olvida el pecado. El mensaje de Miqueas.

    • Perversión del derecho, violencia, sobornos, echar a las viudas de sus casas, maltrato infantil. Príncipes que despojaban al pueblo. Sacerdotes codiciosos. Profetas que profetizaban por dinero. Tal era la condición de Judá durante el reinado de Acaz.
    • Pese a todos estos pecados, Dios no abandonó a su pueblo entonces, ni abandona a sus hijos hoy.
    • Dios está siempre dispuesto a olvidar el pecado ante el arrepentimiento sincero, pero nos pide un definido cambio de actitud: Miqueas 6:8.
  • Dios ofrece una segunda oportunidad. El mensaje de Ezequiel.

    • Ezequiel señala como la raíz del pecado de Sodoma el orgullo, el bienestar económico y la ociosidad, que dieron como resultado el abandono del afligido y del menesteroso (Ezequiel 16:49).
    • Esa misma situación se dio también en Judá, y se puede ver en nuestros días. El resultado: crecimiento continuo de las injusticias, porque cada uno piensa solo en sí mismo (Ezequiel 34:2-21).
    • Dios promete castigar a los que obran así, y nos dio ejemplo de cómo debe portarse un verdadero pastor (Ezequiel 34:22-31; Juan 10:1-16).
    • Pero Él da una segunda oportunidad a los descarriados (Ezequiel 16:55).
  • Dios restablece la justicia. El mensaje de Isaías.

    • En los primeros años de su ministerio, Isaías tuvo que enfrentar los graves problemas de su sociedad: violencia, maldad, sobornos, injusticia para el huérfano y la viuda, acaparar casas y campos…
    • Dios está dispuesto a perdonar el pecado, pero exige también un cambio de conducta (1:6-8).
    • No obstante, el verdadero restablecimiento de la justicia debía ser producto de la intervención directa de Dios a través de la obra del Mesías, Jesús de Nazaret (42:1-7; 53:4-6).
    • Él restablecerá finalmente el reinado de Dios en la Tierra y traerá justicia, misericordia, sanidad y restauración.

Para meditar:

Cuando los que se unen en compañerismo cristiano, elevan oración hacia Dios, y se comprometen a obrar con justicia, a amar la misericordia, y a andar humildemente con Dios, reciben gran bendición. Si perjudicaron a otros, siguen la obra de arrepentimiento, confesión y restitución, plenamente dispuestos a hacer bien unos a otros. Esto es cumplir la ley de Cristo”. Elena G. White (Obreros evangélicos, pg. 517).

Mira aquí el comentario de la E.S. de esta semana

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Photo by Rod Long on Unsplash

 

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