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Lección 2 para el 8 de julio de 2023.

Pablo comienza su carta hablándonos de Cristo (Efesios 1:3-14).

En Cristo, Dios nos escogió y nos aceptó. También en Cristo hemos sido perdonados y redimidos. En Cristo, recibimos el plan supremo de salvación de Dios. En Cristo, la humanidad tiene su única oportunidad de unidad y armonía. Y en Cristo, vivimos llenos de alegría y alabanza.

Gracias a Cristo, recibimos el sello de Dios y un anticipo de la salvación eterna. Gracias a Cristo, podemos recibir la presencia y los dones del Espíritu Santo.

  • Los dones que Dios nos da en Cristo:

    • Aceptos en el amado. Efesios 1:3-6.
      • Dios nos ha otorgado, en Cristo, bendiciones espirituales “en los lugares celestiales” (1:3). Esta es una referencia al lugar donde Cristo está sentado a la diestra de Dios (1:20); y una referencia al plano espiritual donde se mueven los ángeles, tanto buenos como malos.
      • Para Dios, ya estamos sentados ante Él, junto a Jesús en los lugares celestiales (2:6); somos un testimonio para los ángeles (3:10); y debemos armarnos contra el ataque de los ángeles caídos que habitan en ese plano espiritual (6:12).
      • Pero ¿cuáles son las bendiciones, regalos o dones, que Dios nos da?
        • Somos santos y sin mancha (1:4)
        • Somos adoptados como Sus hijos (1:5)
        • Nos hace aceptos en el Amado (1:6)
      • Redención por su sangre. Efesios 1:7-8.
        • Hemos sido redimidos, es decir, liberados de la esclavitud del pecado (1:7) [la redención era el medio mediante el cual un esclavo quedaba libre de su amo (en este caso, del pecado)].
        • Junto con la redención, recibimos también el perdón de nuestros pecados a través de un enorme costo: la sangre de Jesús (1P. 1:18-19).
        • Esto implica que dejamos de ser objetos sin valor, usados por un dueño tirano, para convertirnos en seres libres y de un enorme valor: hijos e hijas de Dios.
      • Reunir todas las cosas en Cristo. Efesios 1:9-10.
        • Dios “nos ha hecho conocer su designio secreto, o sea el plan que él mismo se había propuesto llevar a cabo […] que se cumplirá fielmente a su debido tiempo”; este plan es el de “unir bajo el gobierno de Cristo todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra” (Efesios 1:9-10 DHHe).
        • Pablo dedica el resto de la carta a delinear este plan:
          • La unidad en Cristo se basa en su muerte, resurrección, ascensión y exaltación (1:15-2:10)
          • El plan comienza unificando a la humanidad [judíos y gentiles] en una sola iglesia (2:11-3:13)
          • La iglesia, por tanto, debe permanecer unida, evitando conductas que la separen (4:1-6:9)
          • Entonces, la iglesia, como un ejército unido, luchará con vigor por la paz, en el nombre de Cristo (6:10-20)
  • Nuestra respuesta a sus dones:

    • Para alabanza de su gloria. Efesios 1:11-12.
      • Debemos ser conscientes de la confianza que Dios ha depositado en nosotros. Como respuesta, nuestra vida debe ser “para alabanza de su gloria”.
      • Además, “en Cristo también fuimos hechos herederos” (1:11 NVI). Pero no solo recibimos una herencia de parte de Dios, sino que nosotros mismos nos convertimos en una herencia para Dios (Éx. 19:5; Dt. 9:29; 32:9).
    • Un anticipo de los dones futuros:
      • Las arras de nuestra herencia. Efesios 1:13-14.
        • Dios quiere que estemos seguros de que recibiremos herencia con Jesús. Para ello, nos ha dado el Espíritu Santo (Jn. 14:26). Pablo nos lo explica usando dos metáforas:
          • El sello. Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, recibimos el Espíritu Santo y quedamos marcados como propiedad divina.
          • Las arras. El hecho de tener el Espíritu Santo es una garantía de que somos parte del pueblo de Dios, y de que recibiremos la herencia prometida.
        • En el mundo comercial, las arras constituyen el primer pago que se realiza para asegurar que se realizarán el resto de los pagos. Ahora disfrutamos de parte de la herencia, pero lo mejor está por venir.

Para meditar:

«Las mercedes de Dios os rodean a cada momento; y os sería provechoso considerar cómo y de dónde os vienen las bendiciones cada día. Permitid que las preciosas bendiciones de Dios despierten gratitud en vosotros. No podéis enumerar las bendiciones de Dios, la constante bondad amorosa de que os hace objeto, porque son tan abundantes como las refrescantes gotas de la lluvia. Hay nubes de gracia suspendidas, listas para derramarse sobre vosotros. Si apreciarais el valioso don de la salvación, seríais sensibles a la diaria vivificación de la protección y el amor de Jesús; seríais guiados por los caminos de la paz». (Elena G. White, Hijos e hijas de Dios, 29 de noviembre).

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

 

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