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El descanso, las relaciones y la salud. Lección 7 para el 14 de agosto de 2021.

Tras la liberación del copero, José pasó dos años más en prisión.

Cuando Faraón tuvo sueños extraños, el copero se acordó del joven José y contó a Faraón cómo había interpretado correctamente su sueño y el del panadero.

José no se atribuyó la capacidad de interpretar sueños, sino que le dio toda la gloria a Dios: “No está en mí; Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón” (Génesis 41:16).

No se limitó a interpretar el sueño como 7 años de abundancia seguidos por 7 años de hambre, sino que propuso las acciones que debían seguirse para evitar los años de hambre.

Faraón lo promovió a primer ministro y lo casó con Asenat, con la que tuvo dos hijos: Manasés y Efraín.

La historia de José no acabó cuando alcanzó una vida de éxito como primer ministro de Egipto.

Al comenzar el primer año de hambre, José enfrentó su pasado. Sus hermanos estaban delante de él, pero en circunstancias totalmente distintas de la última vez en que se habían encontrado.

En sus manos estaban el castigo y el perdón. ¿Cuál elegiría? ¿Cuál fue la base de su decisión? Solo en Dios podemos encontrar descanso, y mejorar las relaciones y la salud. 

  • ¿Ha habido algún cambio?

    • ¿Habían obrado con su hermano Benjamín como habían obrado con él? ¿Cómo estaban tratando a su padre, ya anciano?
    • Entre los principios bíblicos que regían la vida de José estaba la preocupación por los débiles o desvalidos (Éx. 22:21-23; Lv. 19:14, 32).
    • El abuso dentro de la familia es más grave, ya que se tiende a silenciarlo. En ningún caso debe tolerarse ningún tipo de abuso físico, sexual o emocional.
    • Afortunadamente, su padre y su hermano se encontraban bien (Gn. 42:13). La situación había cambiado.
  • ¿Hay arrepentimiento?

    • José ya había perdonado a sus hermanos. Su historia habría sido distinta si se hubiese dejado llevar por el odio y el resentimiento.
    • Sin embargo, no estaba dispuesto a retomar sus relaciones familiares arriesgándose a sufrir nuevos abusos por parte de sus hermanos.
    • Ignorando que José podía entenderles, los hermanos abrieron su corazón y mostraron su remordimiento. ¡21 años de remordimientos!
    • Varias pruebas más acabaron con las dudas de José. A pesar del claro favoritismo mostrado hacia Benjamín, ninguno de sus hermanos demostró celos o envidia por él, sino que incluso lo protegieron (Gn. 43:34; 44:33-34).
  • ¿Debo perdonar?

    • ¿Y si sus hermanos no hubiesen cambiado ni se hubiesen arrepentido? ¿Debería perdonarlos igualmente?
    • El perdón auténtico opta por perdonar a los demás, aunque no lo merecen, porque el amor perdonador de Dios llega a nosotros cuando no lo merecemos.
    • Perdonamos porque Dios nos perdonó (Romanos 4:7). Perdonar nos libera de la amargura, deja atrás el pasado, y nos ayuda a seguir adelante con amor y aceptación.
  • ¿De quién depende el perdón?

    • Cuando alguien nos causa daño sentimos dolor. En ocasiones, las heridas pueden ser devastadoras. Podemos quedar destrozados, amargados y airados.
    • ¿Debo guardar todo ese odio y amargura hasta que el ofensor me pida perdón? El perdón es decisión mía, no del otro.
    • Podemos acudir a Dios con nuestro enojo, incluso pedirle que nos vengue por nuestra ofensa (Sal. 59:12-13; 69:23-24). Cuando hayamos depositado nuestro rencor sobre Dios solo hay un camino: el perdón.
    • En la Cruz, Jesús nos dio el máximo ejemplo, al pedir a Dios por sus verdugos: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34).
  • ¿Y después?

    • Finalmente, llegó la reconciliación familiar (Gn. 46:29). Todo parecía perfecto, pero el tiempo mostró que todavía quedaban algunas heridas por curar.
    • A la muerte de Jacob, los remordimientos y el temor volvieron al corazón de los hermanos de José. ¿Habrá sido sincero el perdón de nuestro hermano (Gn. 50:15)?
    • El perdón de José no se basaba en sus propios sentimientos, sino en sus principios. Perdonó como Dios le había perdonado a él. Era consciente del plan de Dios para su vida (Gn. 50:50). En el plan de Dios para nuestra vida no hay lugar para el rencor. Solo en Jesús encontraremos el verdadero descanso, y la clave para el éxito en las relaciones y la salud.

Para meditar:

Dios nos manda que manifestemos hacia otros la compasión que él manifiesta hacia nosotros. Contemplen el impulsivo, el engreído y el vengativo al Ser humilde y manso llevado como cordero al matadero, mudo como la oveja ante los que la esquilan. Contemplen a Aquel a quien han traspasado nuestros pecados y abrumado nuestras penas, y aprenderán a soportar, tolerar y perdonar”. Elena G. White (La educación, pg. 232).

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Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

Revista Adventista de España