Skip to main content

Lección 5 para el 29 de enero de 2022: JESÚS, EL DADOR DEL DESCANSO.

Los capítulos 3 y 4 de Hebreos nos hablan del descanso.

Un descanso ofrecido, pero no alcanzado. Un descanso que algunos disfrutan ya, pero que otros aún no han alcanzado. Un descanso perfecto, recibido al principio mismo de la Creación, pero que no volverá a ser perfecto hasta que alcancemos “la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Heb. 11:10).

  • El descanso para Israel:

    • ¿Qué reposo se les ofreció?
      • Dios le ofreció a Israel dos tipos de descanso: uno respecto del lugar, y otro respecto del tiempo.
      • A Abraham se le prometió que su descendencia poseería la tierra de Canaán, desde el río de Egipto hasta el río Éufrates (Gn. 15:18).
      • Una vez que hubieran expulsado a aquellos que habían sobrepasado el límite de la maldad (Gn. 15:16), y que hubieran eliminado todo rastro de idolatría (Dt. 12:2-3), Canaán sería un segundo Edén, donde Dios e Israel disfrutarían del reposo y la mutua compañía (Dt. 12:9).
      • Por otro lado, les dio un momento especial cada sábado para recordar la Creación y la Redención, disfrutando así del reposo divino (Éx. 20:8-11; Dt. 5:12-15).
    • ¿Por qué no entraron en el reposo?
      • Tal vez ninguna otra generación en la historia ha sido testigo de tantas obras portentosas de parte de Dios.
      • Sin embargo, a las puertas de Canaán, solo Caleb y Josué tuvieron fe en que Dios cumpliría su promesa.
      • La incredulidad de los otros 10 espías contagió a toda la congregación. No sigamos su ejemplo, sino, al contrario, fortalezcamos la fe debilitada de nuestros hermanos y hermanas (Heb. 12:12).
  • Nuestro descanso:

    • ¿Cuándo entrar en el reposo?
      • El reposo prometido a Israel (en realidad, a toda la humanidad), no se cumplió completamente con la conquista de Canaán (Heb. 4:8). Ni siquiera cuando, en tiempo de David y Salomón, Israel dominó sobre toda la tierra prometida (2Cr. 9:26), pues aún había idolatría entre el pueblo de Dios.
      • Ese reposo [la comunión íntima con Dios] ha estado disponible para toda persona desde la Creación (Heb. 4:3b-4), y sigue disponible HOY para cada uno de nosotros (Heb. 4:7). Es más, algunos ya han entrado en él y otros están aún por entrar (Heb. 4:1, 6a, 9-10).
      • El llamado que se nos hace “hoy” nos invita a reconocer que Dios ha sido fiel con nosotros, y nos ha dado todas las razones para aceptar su invitación de inmediato y sin demora. Él es el dador de descanso.
    • ¿Cuál es el reposo de Dios?
      • No se nos invita a entrar en nuestro reposo, sino en el reposo de Dios (su reposo).
      • Hay dos momentos especiales en los que se indica que Dios reposó: el sábado (Gn. 2:2-3); y tras la construcción del Templo (2Cr. 6:41).
      • En el primero, sus obras estaban completas; en el segundo, sus promesas se habían cumplido. El primer reposo fue quebrantado por la entrada del pecado; el segundo fue un reposo incompleto.
      • Nuestro dador de descanso aún anhela darnos un reposo completo, perfecto, como el que ofreció a Adán y Eva el primer sábado de la Creación. Lo hará cuando su trono se instaure en la Nueva Jerusalén (Ap. 22:3). ¿Querrás entrar en su reposo?
  • ¿Cuándo disfrutaremos el reposo?

    • Aceptar a Dios como nuestro dador de descanso, Creador y Redentor (tal como nos invita el mandamiento del sábado) nos libera de nuestras propias obras, es decir, de nuestro intento de alcanzar la salvación por nuestro propio esfuerzo.
    • Por otra parte, aún “queda un reposo para el pueblo de Dios” (Hebreos 4:9). Un reposo futuro, pleno, libre de las obras del pecado.

Para meditar:

“La tierra hacia la cual viajamos es en todo sentido mucho más atrayente de lo que fue la tierra de Canaán para los hijos de Israel… ¿Qué detuvo su progreso precisamente a la vista de la buena tierra? […] Fue su propia y determinada incredulidad lo que los hizo volverse. No estuvieron dispuestos a arriesgar nada por las promesas de Dios […] Estamos en los mismos bordes de la Canaán celestial… Si tenemos fe en las promesas de Dios, mostraremos… que no vivimos para este mundo, sino que nuestra primera ocupación es prepararnos para esa tierra santa”. Elena G. White (A fin de conocerle, 12 de junio).

“Una vida en Cristo es una vida de reposo […]  Tu esperanza no está en ti; está en Cristo. Tu debilidad está unida a su fortaleza, tu ignorancia a su sabiduría, tu fragilidad a su poder eterno […] Que tu mente se espacie en su amor, en la belleza y la perfección de su carácter. Cristo en su abnegación, Cristo en su humillación, Cristo en su pureza y santidad, Cristo en su incomparable amor; esto es lo que debe contemplar el ser humano. Es amándolo, imitándolo y dependiendo enteramente de él como serás transformado a su semejanza”. Elena G. White (El camino a Cristo, pg. 70).

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

Revista Adventista de España