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Lección 4 para el 22 de julio de 2023

En Efesios 2:1-10 Pablo nos ofrece una vislumbre de dos momentos de nuestra vida: ayer y hoy. Nos explica también lo que Dios, por su gracia, ha hecho por nosotros.

Al leer este pasaje, debemos responder a estas tres preguntas: ¿Qué significa estar muertos en pecados? ¿Qué significa resucitar con Cristo a nueva vida en Él? ¿Qué significa ser salvo por gracia mediante la fe?

  • Viviendo bajo el estandarte de Satanás:

    • Muertos en nuestros pecados. Efesios 2:1-2.
      • Pablo plantea nuestra vida en una secuencia clara: Estábamos muertos en pecados  Dios nos dio vida junto con Cristo  somos salvos por gracia.
      • Ahora bien, ¿qué significa que estábamos muertos en pecados?
        • El pecado era nuestro estilo de vida
        • Seguíamos las costumbres del mundo
        • Estábamos dominados por el príncipe de este mundo
        • Éramos hijos de desobediencia
      • Esto significa que, antes de conocer a Cristo, vivíamos dominados por dos fuerzas externas: El ambiente que nos rodeaba; y el príncipe de la potestad del aire (Satanás).
    • Siguiendo los deseos de la carne. Efesios 2:3.
      • Si bien Pablo ha mencionado dos fuerzas externas que nos dominaban, ahora clarifica la razón por la cual lo hacían: nosotros mismos queríamos someternos a ellas.
      • Queríamos hacer lo que nos apetecía; seguir los pensamientos de nuestro corazón (Stg. 1:14-15). Nuestra naturaleza era la de “hijos de ira”.
      • Es decir, cometíamos continuamente pecados porque éramos pecado (nuestra naturaleza era pecaminosa), pensábamos en el pecado y vivíamos para el pecado.
      • Pero, aunque hoy todavía seguimos teniendo tendencia al pecado, por la gracia de Dios ya no somos dominados por él, ya no somos hijos de ira.
  • Viviendo bajo el estandarte de Dios:

    • Exaltados con Cristo. Efesios 2:4-6.
      • Pablo comienza esta nueva sección diciendo: “Pero Dios…”. ¿Qué hizo Dios por nosotros?
        • Nos dio vida con Cristo (quitó nuestros pecados)
        • Nos resucitó con Cristo (nos dio una vida nueva)
        • Nos sentó en los lugares celestiales con Cristo (nos dio poder sobre el maligno)
      • Hemos pasado de una existencia dominada por los demonios a una vida de abundancia espiritual y de poder en Cristo.
      • ¿Qué hicimos nosotros para merecer todo esto? Nada. Dios lo hizo por su “misericordia, por su gran amor con que nos amó”. Todo el mérito y la gloria son Suyos.
    • Disfrutando las riquezas eternas. Efesios 2:7.
      • El plan de Dios se desarrolló en el pasado con la muerte vicaria de Cristo, su resurrección y su exaltación; se desarrolla en el presente, en nuestras vidas, con el mismo poder que lo hizo en Cristo; y se seguirá desarrollando “en los siglos venideros”, porque la gracia de Dios nunca acaba.
      • Esta gracia se hizo patente en el pasado, la vivimos hoy y será nuestro tema (y el tema de los ángeles y de los mundos que nunca cayeron) por toda la eternidad.
  • Lo que Dios nos ofrece:

    • Salvados por gracia. Efesios 2:8-10.
      • Al terminar esta sección, Pablo se quiere asegurar de que sus lectores han comprendido en qué consiste el plan de salvación, y qué parte realiza Dios en él, y qué parte nosotros:
        • Somos salvos por gracia
        • La fe es el medio
        • Pero la fe no es nuestra, es un don de Dios
        • Ninguna obra nuestra nos salva
        • Por tanto, nadie se puede gloriar por su salvación
        • Tras salvarnos, Dios nos crea para buenas obras
        • Toda buena obra que hagamos, Dios la había preparado ya con antelación
      • La idea queda clara. La salvación viene de Dios, nosotros solo tenemos que aceptarla.

Para meditar:

«En el don incomparable de su Hijo, Dios rodeó al mundo entero con una atmósfera de gracia tan real como el aire que circula en derredor del globo. Todos los que decidan respirar esta atmósfera vivificante vivirán y crecerán hasta alcanzar la estatura de hombres y mujeres en Cristo Jesús». (Elena G. White, El camino a Cristo, pg. 68).

«Oh Jesús precioso, amoroso, longánime, benigno, ¡cuánto te adora mi alma! ¡Que un alma pobre, indigna, contaminada por el pecado pueda estar de pie delante del Dios santo, perfecta en justicia, solo lo debemos a quien es nuestro Sustituto y Garantía! Maravíllense los cielos y asómbrese la tierra, que la raza caída sea objeto de su infinito amor y gozo». (Elena G. White, Alza tus ojos, 29 de diciembre).

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

 

 

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