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La Biblia demuestra que los principios de salud y la observancia del sábado no están en discusión.

Al aceptar el adventismo, unos amigos trataron de demostrarme con el capítulo 14 de Romanos que los cristianos no necesitan prestar atención a los principios de salud y a la observancia del sábado exigidos por Dios en el pasado. ¿Podría explicar este tema?

Al estudiar un texto difícil de la Biblia uno debe interesarse no solo en lo que el pasaje dice, sino también en lo que no expresa. En ciertos casos es mucho más importante lo que un determinado versículo no dice, que lo expresado por el versículo respectivo. En el caso de la pregunta nos concentraremos en lo que el versículo no menciona en forma explícita. Después, haremos referencia a lo que Pablo plantea en la mencionada epístola.

1. Pablo no descalifica prácticas bíblicas. Algunos de los receptores de esta epístola aparentemente creían que el cristiano debía abstenerse de comer carne y de beber vino (Rom. 14: 2, 21). El Antiguo Testamento solo exige la total abstinencia de ciertas carnes de animales (véase Lev. 11). Tampoco el Antiguo Testamento considera impuro el jugo de uva; únicamente al sumo sacerdote y a los nazareos se les prohibía el consumo del jugo de uva. El tema de discusión no está centrado en la calificación de alimentos impuros (del griego akáthartos), sino que se está refiriendo a los alimentos considerados comunes (koinós, cuyo término es usado en el referido capítulo), y en consecuencia, no aptos para el consumo en ciertas circunstancias.

2. Pablo no está discutiendo acerca del sábado. Con respecto a los valores, el apóstol afirma que hay personas que en ciertos días son más débiles que en otros, pero no menciona las razones para establecer dicha distinción. No existe una declaración explícita de Pablo para poder distinguir lo que se hacía en ese día, o por qué se lo consideraba especial.

Con relación a los propósitos que tiene en mente, sea lo que fuere, para una persona que se distingue por una fuerte adhesión a los principios, valoriza todos los días del mismo modo. A consecuencia de esto, el problema no estaba en la actividad, sino en la argumentación acerca de cual era el día más apropiado para realizarla. Los destinatarios de la epístola seguramente entendieron bien cuál era el tema tratado por el apóstol.

No debemos saltar a la conclusión de que Pablo está discutiendo acerca de la observancia del sábado del cuarto mandamiento. Este asunto no lo plantea ni menos sugiere el texto que comentamos. La simple mención de la palabra “días” no justifica para nada dicha conclusión. En la carta no discute o cuestiona la torah del Antiguo Testamento ni la ley.

3. Pablo pone el énfasis en el tema de los “días”. De los 21 versículos solo dedica dos para tratar el tema de los alimentos. Si hubiera estado discutiendo acerca del sábado, hubiese desarrollado la idea mucho más por causa de la controversia que en ese tiempo había acerca del asunto. (Por motivo de las discusiones que en la iglesia generaba este tema, un buen paralelo podría haber sido la circuncisión.) Esto sugiere que preferir un día sobre otro era un asunto de gusto personal y no un tema en el cual Pablo quería verse envuelto como árbitro.

4. Pablo no está atacando el legalismo. En la epístola el apóstol aborda un problema de esa iglesia, situación que surgió por diferencias de opinión. Aparentemente él no consideró esta situación como una amenaza para el evangelio. Cualquiera haya sido la práctica que esta congregación hubiera estado cultivando, ellos no estaban yendo en contra de la manifiesta voluntad de Dios. Por eso, aunque Pablo no condena una determinada práctica, simplemente da ciertas pautas aconsejando aceptar las diferencias en el contexto del amor cristiano. El tema fundamental es la unidad de la iglesia a pesar de la diversidad de opiniones que pudiera haber con relación a asuntos importantes. Al mismo tiempo, el apóstol no está atacando el legalismo promovido por los falsos maestros que había entre los creyentes.

Entonces, ¿cuál es la conclusión a la cual debemos arribar? La referencia a los “días”, en el contexto de abstenerse de ciertos alimentos, sugiere días de ayuno. Esta es la conclusión que comparten ciertos eruditos adventistas y no adventistas. Según ellos, el apóstol está haciendo referencia a ciertos días de ayuno, en los cuales algunos alimentos eran considerados “comunes” o impropios para el consumo. Esto explicaría la disputa acerca de los alimentos.

Adicionalmente, algunas personas consideraban ciertos días como buenos para ayunar, mientras otros estimaban que para esos fines todos eran iguales. Esto explicaría la discusión. El tema del ayuno era un asunto que la iglesia primitiva consideraba importante. Un documento escrito en el segundo siglo estimulaba a los creyentes a ayunar los miércoles y viernes en lugar de los martes y jueves como era la práctica de los judíos (Didajé 8.1). Hasta podemos afirmar que los judíos no ayunaban los días sábado.

Foto: (cc) Flickr/Sara Alfred. Esquina: Ángel Manuel Rodríguez.

Revista Adventista de España