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Lección 12 para el 23 de marzo de 2024: ADORACIÓN SIN FIN.

La adoración es la respuesta de la criatura a las dádivas del Creador. Dos verdades bíblicas son evidentes en este resumen:

  1. Dios ha dado muchas bendiciones a la humanidad. Estas bendiciones deben despertar gratitud en el corazón humano por la grandeza del amor de Dios.
  2. Los seres humanos estamos dotados de una predisposición innata a responder a las maravillas de Dios con adoración.

La adoración debe emanar del corazón. El libro de Salmos nos enseña cómo podemos realizar esta adoración de acuerdo con lo que Dios espera de nosotros.

  • Adorar en el Santuario (Salmo 134).

    • Los sacerdotes alzaban sus manos para bendecir al pueblo (Números 6:23-26; Levítico 9:22). Pero, en este salmo se invita a los levitas a alzar sus manos hacia el santuario y bendecir al Señor (Salmos 134:2). En ambos casos, el resultado es el mismo: Dios responde con bendición (Números 6:27; Salmos 134:3).
    • ¿Quién puede bendecir y alabar al Señor? Los que ministran en el Santuario (Salmos 134:1-2); y todos los que sirven al Señor (Salmos 113:1)
    • Dado que todos somos sacerdotes llamados a ministrar el evangelio al mundo, todos estamos llamados a alzar nuestras manos al Santuario Celestial, y bendecir y alabar a nuestro Dios (1ª de Pedro 2:4-5).
  • Adorar con cántico nuevo (Salmo 149).

    • ¿Qué motiva al salmista a entonar un cántico nuevo?
      • El gozo de conocer a su Hacedor y Rey (Salmo 149:1-3).
      • Saber que Dios lo salva (Salmo 149:4).
      • Recordar que Dios está con él, aun en la enfermedad (Salmo 149:5).
      • Saber que Dios juzgará al fin todas las injusticias (Salmo 149:6-9).
    • Isaías invita a todos a entonar también un cántico nuevo (Isaías 42:10-12). ¿Pero en qué consiste ese cántico?
    • El canto nuevo es la expresión de cada nueva experiencia que vivimos con Dios: cada vez que aprendemos algo nuevo de su Creación; cada vez que sentimos el gozo de su presencia; cada vez que nos consuela; cada vez que perdona nuestro pecado…
  • La adoración del justo (Salmos 15, 24 y 101).

    • ¿Quién es digno de adorar ante Dios? (lee el Salmo 15; Salmos 24:4; y el Salmo 101).
    • Es digno de adorar a Dios el que guarda los mandamientos y vive en santidad (Hebreos 12:14). Recuerda que no es justo o santo el que no peca, sino aquel que se arrepiente y se esfuerza en servir a Dios de corazón.
  • La adoración multiforme (Salmo 96).

    • Adoramos a Dios con cánticos (Salmos 96:1-2). Lo adoramos cuando hablamos a otros de Él (Salmos 96:3), o al invitarlos a unirse a nuestra adoración (Salmos 96:7). Adoramos cuando honramos Su nombre y le traemos ofrendas (Salmos 96:8).
    • La adoración incluye proclamar que Dios es Rey y Juez de la humanidad (Salmos 96:10; Apocalipsis 14:7).
    • ¿Adoramos a Dios porque nos va a juzgar? ¡Sí! Porque su juicio es justo, y toda la Creación se alegra por ello (Salmos 96:11-13).
  • Adorar en espíritu y en verdad (Salmos 40, 50 y 51).

    • Una parte fundamental de la alabanza en el Templo eran los sacrificios animales. Sin embargo, en Salmos Dios reniega de los sacrificios (Salmos 40:6; 51:16). ¿Por qué?
    • Dios no quiere sacrificios cuando el que los ofrece actúa injustamente contra su prójimo; o es incapaz de reconocer en ellos la realidad espiritual que representan; o, simplemente, los realiza como un mero ritual.
    • Seamos claros: Dios no necesita sacrificios (Salmos 50:9-13). Sin embargo, nos pide que se los presentemos (Salmos 50:5). ¿Qué tipo de sacrificios demanda Dios de nosotros hoy?
    • Dios desea que lo adoremos en espíritu y en verdad (Juan 4:23-24). Por ello, acepta como sacrificios el espíritu quebrantado (Salmos 51:17); la alabanza (Salmos 50:14, 23; 69:30-31); y la obediencia (Salmos 40:6-8).

Para meditar:

«He pensado con cuánto gozo mirarían los ángeles desde el cielo sobre nosotros si todos alabáramos a Dios y morásemos en Cristo. Si, en verdad, hay gozo pleno para el cristiano, ¿por qué no lo poseeremos y lo manifestaremos al mundo? […] Dentro de muy poco Cristo vendrá en poder y gran gloria, […] comenzad a cantar el canto de alabanza y a regocijaros aquí abajo […] Entonen vuestros labios alabanzas a Dios […] Si estáis sentados en los lugares celestiales con Cristo, no podréis dejar de alabar a Dios. Comenzad a educar vuestras lenguas para alabarlo, y enseñadles a vuestros corazones a hacer melodías para Dios; y cuando el maligno comience a echar sombras a vuestro alrededor, cantad alabanza a Dios». (Elena G. White, En los lugares celestiales, 29 de marzo).

«El que cree en Cristo se hace uno con Cristo para mostrar la gloria de Dios, pues Dios ha puesto un nuevo cántico en su boca, una alabanza al Señor. Diariamente, desea conocer más de Cristo para que pueda llegar a ser más como él. Discierne las cosas espirituales y disfruta de la contemplación de Cristo; y al contemplarlo, es transformado imperceptiblemente a la imagen de Cristo». (Elena G. White, A fin de conocerle, 1 de junio).

Autor: Sergio Fustero, de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

Revista Adventista de España