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En la noche del 30 de abril de 1871, me retiré a descansar con el espíritu muy deprimido. Durante tres meses había estado muy desanimada. A menudo había orado con angustia de espíritu solicitando alivio. Había implorado ayuda y fuerza de Dios, para que pudiera elevarme por encima del pesado desaliento que estaba paralizando mi fe y esperanza, y que me estaba incapacitando para ser útil.

Esa noche tuve un sueño que me produjo una impresión muy feliz. Soñé que estaba asistiendo a un importante encuentro, en el cual se reunía un gran grupo de hermanos. Muchos estaban arrodillados delante de Dios en ferviente oración, y parecían sentir una carga. Estaban importunando al Señor y rogándole que les diese luz especial. Unos pocos parecían estar en agonía de espíritu; sus sentimientos eran intensos; con lágrimas clamaban en voz alta por ayuda y por luz. Nuestros hermanos más destacados estaban empeñados en esa impresionante escena. El hermano A estaba postrado sobre el suelo, aparentemente en profunda angustia. Su esposa estaba sentada junto a un grupo de burladores indiferentes. Su deseo parecía ser que todos entendieran que se burlaba de los que así se humillaban.

Soñé que el Espíritu del Señor vino sobre mí, y que me puse en pie en medio de los clamores y las oraciones, y dije: «El Espíritu del Señor Dios está sobre mí. Me siento impulsada a decirles que tienen que comenzar a trabajar individualmente por ustedes mismos. Están mirando a Dios y desean que él realice en favor de ustedes la obra que les ha pedido que hagan. Si hacen en favor de ustedes mismos la obra que saben que tienen que realizar, entonces Dios los ayudará cuando necesiten ayuda. Han dejado sin hacer precisamente lo que Dios les pidió que hicieran. Han estado pidiendo que Dios haga el trabajo de ustedes. Si siguieran la luz que les dio, él haría brillar una luz mayor sobre ustedes; pero mientras descuidan los consejos, las amonestaciones y los reproches que han sido dados, ¿cómo pueden ustedes esperar que Dios les dé más luz y bendición para que sea descuidada y despreciada? Dios no es hombre; con él no se juega».

Tomé la Biblia preciosa y la rodeé con varios «Testimonios para la iglesia» dados para el pueblo de Dios. Y dije: «Aquí se describen los casos de casi todos. Se señalan los pecados que tienen que evitar. Pueden hallar aquí los consejos que necesitan, dados para otros que estaban en condición similar.

«Dios se ha agradado de dar línea sobre línea y precepto sobre precepto. Pero no hay muchos de ustedes que sepan en realidad lo que figura en los Testimonios. Ustedes no están familiarizados con las Escrituras. Si hubieran hecho de la Palabra de Dios su estudio predilecto, con un deseo de alcanzar las normas bíblicas y lograr la perfección cristiana, no habrían necesitado los Testimonios. Es debido a que han descuidado familiarizarse con el libro inspirado de Dios que él ha tratado de llegar a ustedes mediante testimonios sencillos y directos, llamándoles la atención a las palabras de la inspiración que han dejado de obedecer, y urgiéndolos a modelar sus vidas según sus puras y elevadas enseñanzas. 

«El Señor se ha dignado en amonestarlos, reprobarlos y aconsejarlos por medio de los testimonios dados, e impresionarlos con la importancia de la verdad de su Palabra. Los Testimonios escritos no tienen el propósito de traer nueva luz sino de impresionar vívidamente en el corazón las verdades de la inspiración ya reveladas. El deber del hombre hacia Dios y hacia su prójimo ha sido distintamente especificado en la Palabra de Dios; sin embargo, solo algunos de ustedes son obedientes a la luz dada. No se presenta una luz adicional sino que, mediante los Testimonios, Dios ha simplificado las grandes verdades ya reveladas, y en la manera específica que él decidió los ha puesto delante de las personas para despertar e impresionar la mente por ese medio, a fin de que todos sean dejados sin excusa.

«El orgullo, el amor propio, el egoísmo, el odio, la envidia y los celos han oscurecido las facultades de percepción, y la verdad que os haría sabios para la salvación, ha perdido el poder de cautivar y dominar la mente. Ni siquiera entienden los principios fundamentales de la piedad, porque no existe un sentido de hambre y sed por el conocimiento de la Biblia. No hay pureza de corazón y santidad de vida. Los Testimonios no han de empequeñecer la palabra de Dios sino exaltarla y conducir las mentes a ella, para que la hermosa sencillez de la verdad pueda impresionar a todos».

Dije además: «Así como la Palabra de Dios está rodeada de estos libros y folletos, Dios los ha circundado con reproches, consejos, amonestaciones y palabras de ánimo. Aquí están clamando delante de Dios con almas angustiadas, por más luz. Dios me ha autorizado a decirles que no brillará sobre el camino ningún otro rayo de luz de los Testimonios, hasta que hagan un uso práctico de la luz que ya tienen. El Señor los ha rodeado, pero ustedes no han apreciado esa luz, sino que la han pisoteado. En tanto que algunos han despreciado la luz, otros la han descuidado o la han seguido solo en forma indiferente. Unos pocos han resuelto en su corazón obedecer la luz que Dios se ha agradado en darles.

«Algunos de los que han recibido advertencias especiales por medio de un testimonio, han olvidado después de pocas semanas el reproche dado. Los testimonios enviados a algunos han sido repetidos varias veces; pero ellos no han creído que eran de suficiente importancia como para darles cuidadosa atención. Han sido para ellos como fábulas ociosas. Si hubieran atendido a la luz dada, habrían evitado pérdidas y pruebas que consideran duras y severas.

«Esas personas tienen que dirigir la censura solo a sí mismos. Han colocado sobre sus propios cuellos un yugo que encuentran gravoso llevar. No es el yugo que Cristo les ha impuesto. El cuidado y el amor de Dios fueron ejercidos en su favor; pero sus almas egoístas, malas e incrédulas no podían discernir la bondad del Señor y su misericordia. Se apresuraron en la dirección de su propia sabiduría, hasta que, abrumados de pruebas y confundidos con perplejidades se hallan entrampados por Satanás. Cuando ustedes recojan los rayos de luz que Dios ha dado en lo pasado, entonces él dará una luz mayor». 

Les pedí que consideraran el caso del Israel de antaño. Dios les dio su Ley; pero ellos no quisieron obedecerla. Entonces les dio ceremonias y ordenanzas, para que al seguirlas recordaran a Dios. Estuvieron tan propensos a olvidar al Señor y lo que él pedía de ellos, que fue necesario mantener sus mentes en estado de agitación para que se dieran cuenta de sus obligaciones de obedecer y honrar al Creador. Si hubieran sido obedientes y hubieran amado la observancia de los Mandamientos de Dios, la multitud de ceremonias y ordenanzas no habría sido necesaria.

Si los hijos de Dios que ahora profesan ser el tesoro peculiar del Señor quisieran obedecer sus requerimientos como están especificados en su Palabra, no recibirían testimonios especiales para despertarlos a su deber e impresionar en sus mentes la pecaminosidad y el terrible peligro de descuidar la obediencia a la Palabra de Dios. Hay conciencias que están embotadas porque la luz ha sido puesta a un lado, y ha sido descuidada y despreciada. Dios quitará estos Testimonios del pueblo, lo privará de su fuerza y lo humillará.

Soñé que, mientras hablaba, el poder de Dios cayó sobre mí de manera muy notable, y se me privó de toda mi fuerza. Sin embargo, no tuve visión alguna. Creí que mi esposo se ponía en pie delante del pueblo y exclamaba: «Este es el poder maravilloso de Dios. Él ha hecho de los Testimonios un medio poderoso de alcanzar a las almas y, mediante ellos, obrará en forma aún más poderosa de lo que ha hecho hasta ahora. ¿Quién está de parte del Señor?»

Soñé que un buen número de hermanos se pusieron instantáneamente de pie, y respondieron al llamamiento. Otros permanecieron sentados de mal humor; algunos manifestaron escarnio y burla, y unos pocos parecían totalmente indiferentes. Uno se puso de pie a mi lado y dijo:

«Dios te ha levantado y te ha dado palabras para hablar al pueblo y para alcanzar los corazones como no lo ha hecho con nadie más. Ha conformado los testimonios para que hagas frente a los casos que necesitan ayuda. No debes dejarte afectar por la burla, el escarnio, el reproche y la censura. Para ser instrumento escogido de Dios, no tienes que depender de ningún otro, sino exclusivamente de él. Como la viña que se agarra de su tutor, debes permitir que tus zarcillos rodeen al Señor. Él te hará un medio para comunicar su luz al pueblo. Tienes que obtener diariamente fuerza de Dios, a fin de estar fortalecida, para que el ambiente donde estás no oscurezca ni eclipse la luz que Dios ha permitido que brille sobre su pueblo por tu medio. Es el objeto especial de Satanás impedir que esta luz llegue al pueblo de Dios, quien mucho la necesita en medio de los peligros de estos últimos días.

«Tu éxito está en tu sencillez. Tan pronto como abandones esa sencillez y adaptes los Testimonios para conformarlos con algunas mentes, el poder te abandonará. En esta era, casi todo es falaz e irreal. El mundo abunda de testimonios dados para agradar y deleitar el instante, y para exaltar el yo. Tu testimonio es de un carácter diferente. Ha de afectar hasta las minucias de la vida e impedirá que la fe débil muera, haciendo entender con claridad a los creyentes la necesidad de brillar como luces en el mundo». —Notas biográficas, pp. 217-220.

Sugerencias de oración

  1. Pídale a Dios que lo mantenga en la simpleza de su primera fe pura en él.
  2. Ore para recibir luz sobre las distracciones que puede haber dejado entrar en su vida y que le impiden estar en comunión con Dios.
  3. Presente en oración a sus familiares y la familia de su iglesia pidiendo liberación y protección para ellos y para usted.

Autores: Marcos y Claudia Blanco. Han trabajado en el ministerio de las publicaciones adventistas durante casi veinte años. Marcos es pastor y gerente de redacción de la Asociación Casa Editora Sudamericana (ACES), mientras que Claudia es traductora independiente y ama de casa. Ambos son ávidos lectores de los escritos de Elena White, y han traducido y editado varios de sus libros al español. Los Blanco tiene dos hijos: Gabriel, de 15 años, y Julieta, de 13. Viven en Buenos Aires, Argentina.

ESPECIAL NIÑOS: Una profetisa para el pueblo de Dios en el tiempo del fin

Gema para memorizar: «El testimonio de Jesús es el espíritu de profecía» (Apoc. 19:10).

La visión increíble

Era un domingo de tarde en Lovett’s Grove (Ohio, Estados Unidos), y Jaime White acababa de hablar en un funeral. Su esposa Elena pasó al frente de la pequeña escuela donde se había llevado a cabo la ceremonia. Quería ofrecer sus propias palabras de ánimo. Pero Dios había planeado algo especial para ese momento de la historia.

Elena repentinamente entró en visión, algo que ya le había pasado muchas veces. En esa visión, Dios le mostró escenas de la batalla invisible entre Jesús y Satanás. Vio cómo Satanás había sido un ángel respetado en el cielo, y cómo había pecado y había sido arrojado a la tierra. Mientras permanecía en visión, las escenas pasaron delante de ella. Vio la muerte de Jesús en el Calvario, y cómo el domingo llegó a remplazar el verdadero sábado como día de reposo. A Elena también se le mostró cómo Satanás trataría de engañar a las personas para que pensaran que los muertos van directamente al cielo, y que podían hablar con los espíritus de sus seres queridos.

Finalmente, después de dos horas, la visión llegó a su fin, pero no antes de que Dios le dijera algo más. Tenía que escribir la visión, que llegaría a ser conocida como la visión de «El Gran Conflicto». Dios también le dijo que Satanás trataría de impedirle que compartiera lo que había visto. Mientras la gente salía del lugar, alguien dijo: «¡Hoy hemos visto cosas extrañas!»

Pronto, Jaime y Elena White viajaron a Jackson (Míchigan), para visitar a sus amigos, los Palmer. Poco después de llegar al hogar de los Palmer, sucedió algo que más tarde, Elena describió de esta manera: «Sentí en mi corazón una extraña sensación de frialdad, que pasó por mi cabeza y se extendió por mi costado derecho […]. Traté de usar mis miembros izquierdos, pero estaba completamente paralizada».[1]

Satanás ya estaba tratando de impedir que Elena escribiera la visión. Pero gracias a la oración, ella fue mejorando poco a poco. Más tarde escribió: «Se me mostró en visión que en el repentino ataque que sufrí en Jackson, Satanás intentó quitarme la vida, a fin de impedir que escribiera la obra que estaba por empezar; pero los ángeles de Dios fueron enviados en mi rescate».[2] «El Señor escuchó y contestó las fieles oraciones de sus hijos, y el poder de Satanás fue quebrantado».[3] Con el tiempo, Elena logró terminar de escribir toda la visión. Puedes leer lo que escribió en un libro llamado El Conflicto de los Siglos.

Hoy día, gracias al don de profecía que Dios le dio a Elena White, el pueblo de Dios para el tiempo del fin sabe bien cómo prepararse para cuando Cristo regrese. Es un don especial para la Iglesia Adventista. Pero las percepciones especiales que Dios le dio a Elena no pertenecen solo a un grupo de personas. ¡Tienen que ser compartidas con todo el mundo! ¡Qué privilegio maravilloso poder marcar una diferencia tan grande en otras personas, no solo en esta vida sino por la eternidad!

[1] Elena White, Notas biográficas de Elena White (Doral, Fl.: Asoc. Publ. Interamericana, 1994), p. 179.
[2] Ibíd., p. 180.
[3] Ibíd., p. 179.

Para pensar

  • ¿Qué le contestarías a alguien que te dice que Elena White ya no es importante?
  • ¿Quién crees tú que fue el más importante en la vida de Elena White? ¿Por qué?

Manos a la obra

Compra o pide que alguien te preste El camino a Cristo, en una versión adaptada a los niños. Lee unos pocos párrafos cada noche antes de ir a la cama. Eso te ayudará a aprender a amar más a Jesús.

Encuentra unas oraciones especialmente significativas en El camino a Cristo u otro libro de Elena White. Escribe las oraciones o haz una copia impresa con la impresora de la computadora. Corta tarjetas pequeñas de cartón y pega las oraciones en el cartón. Decora las tarjetas. Las puedes «laminar» colocando una cinta adhesiva transparente de ambos lados y recortando los bordes. Guarda las tarjetas en un lugar especial (considera fabricar una pequeña cajita para guardarlas). Disfruta de leer periódicamente esas notas alentadoras. Hasta puedes memorizar algunos de esos pensamientos especiales de Elena White, la mensajera de Dios para el tiempo del fin.

Lleva un diario personal de cosas que Elena White escribió o dijo que te resultan significativas. Si así lo deseas, incluye dibujos que ilustren esos importantes puntos.

Autor de las Lecturas de niños: Randy Fishell. Fue editor de la revista Guide.

 

Revista Adventista de España