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“El abad Lot fue a ver al abad José y le dijo: – Padre, de acuerdo con mis posibilidades, he guardado mi pequeña regla y he observado mi humilde ayuno, mi oración, mi meditación y mi silencio contemplativo; y en la medida de lo posible mantengo mi corazón limpio de malos pensamientos, ¿Qué mas debo hacer?.

En respuesta, el anciano se puso en pie, elevó hacia el cielo sus manos, cuyos dedos se ornaron en otras tantas antorchas encendidas  y dijo: Ni más ni menos que esto: transformarte totalmente en fuego”.

(La oración de la rana. Anthony del Mello T.1)

 

No es cuestión de religión, sino de relación. De hecho, uno de los significados mas probables para el original de este término, religión, sería “relación”, “volver a unir” tal vez incluso “reconciliar” al hombre con Dios.  La verdadera religión no es solamente obedecer mandamientos, denominarse cristiano, estudiar la Biblia o asistir a la iglesia. Puedo hacer todo eso sin conocer realmente a Jesús y sin haberme reconciliado con Dios. Si no reflejo el carácter de Cristo y no soy capaz de Amar a los demás como Él Amaba, o estoy mintiendo o me estoy engañando a mí mismo. 

Ser cristiano es tener una relación personal, real y transformadora con Cristo. Aceptarle como Salvador personal y hacer de Él mi mejor amigo, mi guía, mi ejemplo. Estudiar su vida y su carácter tratando de reflejarlo. Pedir al Espíritu Santo ayuda para ser transformado a Su imagen. ¡Quiero ser como Él! Estar lleno de Su Amor y aprender a Amar. Y ahí, justo ahí, es donde entra ese fuego del que habla el amigo Tony. Ese Amor es el fuego. Necesitamos convertirnos en fuego. Necesitamos aprender a Amar como Jesús Ama. Él mismo nos lo ha pedido. Juan 13:34-35 dice: Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros. 35En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros. ¿Era nuevo aquel mandamiento? En realidad no… lo cierto es que en los 10 mandamientos ya se nos enseña a respetar a los demás, y ese es el comienzo para aprender a Amar. Pero Jesús insiste. En Mateo 22:35-40 Jesús tiene una interesante conversación con un fariseo estudioso de la ley: Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. ¡Necesitaban Amar, con mayúscula! Si no eran capaces de eso, de nada valía todo su estudio, toda su teología, todas sus interpretaciones de la ley, todos sus ritos para guardarla. ¡Tenían que convertirse en fuego! Tenían que unirse con el Padre, tenían que tener una relación personal de Amor con Él. Solamente así podrían Amar a los demás… La Ley no es lo más importante, es el Amor. Y ese Amor nos lleva a guardar la Ley. ¿Te das cuenta? No es cuestión de religión, sino de relación. La religión no salva. Salva Cristo. Lo que te hace salvo es tu relación personal con Él. El aceptarle como Salvador personal y entregarle tu vida para que el Espíritu Santo pueda transformarte a Su imagen. ¡Tu no tienes que esforzarte! ¡No puedes ganar la salvación! Nada de lo que hagas… ni tus mayores esfuerzos, lograrán salvarte. Solo Cristo. Y ya lo ha hecho. La salvación es un regalo que desde la Cruz está disponible para ti. Solo tienes que alargar la mano y tomarlo. Pero al hacerlo, conocerás a Jesús y te enamorarás de Él como Él ya lo está de ti.

El Amor de Dios es tan grande, es algo tan indescriptible… que te quema por dentro, te purifica, elimina todo lo que no sirve… pero al mismo tiempo te calienta, te ilumina… y al igual que el fuego, el Amor de Dios, si no se comunica, se apaga. Dios enciende en nuestro corazón una pequeña llama,  pero esa pequeña llama es capaz de incendiar el mundo.

La Salvación es la más hermosa historia de Amor que existe. Traicionamos a nuestro Creador, pero éste nos Ama tanto como para crearnos, a pesar de saber que lo haríamos, y tener diseñado un Plan de Salvación en el que Él mismo, en Su Hijo, iba a venir a morir por cada uno de nosotros. ¡Nos Amó hasta la muerte! para regalarnos perdón, Amor y Vida.

Tal como indica la pequeña historia recopilada por Anthony, no es cuestión de hacer, sino de ser; No es cuestión de religión, sino de relación. Da igual lo que hagamos, si no somos capaces de Amar, no hemos entendido nada. Y para Amar, necesitamos unirnos a Cristo, nosotros no sabemos hacerlo.

Ciertamente, para calentar a este mundo que perece de frío, el frío del dolor, de la indiferencia, del egoísmo…, necesitamos llevar fuego dentro de cada uno de nosotros. El fuego del Amor de Dios. Un fuego que solamente Él puede darnos.

¿Quieres saber lo que se siente al transformarse en fuego? Ve a Jesús en oración y pídele que te enseñe a Amar de verdad.

 

Autora: Esther Azón. Teóloga y comunicadora. Productora TV, guionista y redactora web en HopeMedia. Editora de la Revista Adventista de España y ANN España. 

Foto: Cathal Mac an Bheatha en Unsplash

 

Lic. Teología & Comunicadora Editora Revista Adventista Productora radio y TV/ Redactora Web en HopeMedia Edit/coordin. Quecurso.com

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