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Todos hemos tenido que explicar qué es el sábado a alguien que no lo sabe. A muchos, después de compartir los detalles, las bendiciones y la belleza de este día sagrado, les lleva a la pregunta “¿no es solo un día libre?” Por supuesto, sabemos que el día de reposo es más que un tiempo libre en el trabajo. Pero todos hemos caído alguna vez al pensar que el día de reposo es una plataforma de descanso semanal en la que podemos tumbarnos después de una semana agitada. Entonces, ¿cómo podemos corregir esta percepción? La respuesta está en los hábitos semanales.

Prepararse para el sábado en las culturas occidentales a menudo significa una loca carrera al final de un ajetreado viernes. Literalmente es, a veces, una carrera contra la puesta del sol. En lugar de entrar en el día de reposo a través de una preparación emocional, espiritual y mental, colapsamos. Estamos agotados de priorizar el trabajo, la familia, los amigos, los conflictos internos y los niños (para aquellos que los tienen), durante la semana. No tenemos energía para disfrutar realmente de este día sagrado.

Como resultado, tratamos de encajar todo lo que no pudimos hacer entre semana: oración, devocional, estudio de la Biblia, tiempo con familiares y amigos, etc. Por supuesto lo vemos como una ocasión especial, y sacamos brillo a nuestro cristianismo escuchando canciones que solo escuchamos los sábados o usando ropa especial.

Al arrastrarnos hasta el día de reposo, tras la sequía espiritual de la semana, volcamos kilos de “cosas santas” en un día, causando una inundación repentina que nunca riega la raíz de nuestra necesidad.

El pastor Morgan Kochenhower explica que vivimos nuestras vidas en un ciclo de estrés y presión. Un ciclo al que el mundo está empezando a despertar. Atletas importantes como Simone Biles y Naomi Osaka han experimentado el agotamiento que viene con el trabajo constante y la presión para rendir.

Prepararse para el sábado durante la semana

Hay un problema central que hace que el sábado resulte tan insatisfactorio: el egoísmo. Esto es algo a lo que todos nosotros, pecadores, nos deslizamos inconscientemente. Todos hemos sido culpables de querer que el día de reposo se ciña a nuestro horario, circunstancias y deseos. Al hacer del sábado lo que nosotros queremos que sea, eliminamos la santidad que lo hace tan poderoso. Al quitar a Dios de la estructura del día de reposo, ya sea al elegir un día más “conveniente” o al decidir lo que se hace, inconscientemente estamos diciendo que somos nosotros los que ahcemos santo el día de reposo.

Pero, ¿y si rompemos el ciclo? ¿Qué pasaría si, en lugar de llegar al día de reposo con una copa vacía y la expectativa de que se llene, llegáramos ya rebosantes de adoración gozosa?

Frank Hasel, director asociado del Instituto de Investigaciones Bíblicas, sugiere que la preparación para el sábado debe ocurrir durante toda la semana: “Planifique su ciclo semanal para prepararse para el sábado de modo que al final el sábado sea la corona, por así decirlo, el punto culminante de la semana en lugar del punto donde usted está completamente exhausto y no tiene energía para disfrutar de ese bello día “.

Vivir para Cristo está destinado a influir en todos los aspectos de nuestra vida, sin embargo, es algo que debemos equilibrar con las tareas y responsabilidades de la vida diaria. El sábado es el día reservado para vivir plenamente en la adoración, donde las cosas de este mundo pueden volverse secundarias ante el gozo de sumergirse en Dios y su iglesia.

Cambiando de mentalidad

Como dice Hasel: “No es tiempo de vacaciones, es tiempo para Dios y tiempo para mi prójimo. Tiempo para los seres humanos que Él creó. Por lo que el día de reposo realmente nos da la oportunidad de reconectarnos con la fuente de la vida“.

Cambiar nuestra práctica sobre cómo entrar en el día de reposo comienza con un cambio de mentalidad.

“Normalmente hablamos de guardar el sábado, pero en realidad el sábado nos guarda”.

Hasel continúa diciendo que este día nos recuerda la gracia de Dios y el regalo del descanso. Permitir que la semana se nutra con porciones de adoración y gracia, alivia la presión de mantener la totalidad de nuestra fe en un día.

Para aquellos con niños, aprendan cómo ofrecer una amplia variedad de actividades e introduzca el día de reposo, no como un día en el que la diversión se detiene, sino como un día para emocionarse y apartarse por las razones correctas.

Al prepararnos para el sábado a lo largo de la semana, también estamos preparando nuestras mentes y corazones. No estemos luchando para cambiar de marcha al descanso de adoración, sino apoyémonis en lo que hemos estado saboreando durante la semana. Permitamos que el Espíritu Santo transforme nuestra práctica del sábado.

Autora: Nicole Domínguez, de la ANN. Traducción y adaptación por Esther Azón.
Imagen: Photo by Alexandra Gorn on Unsplash 

CONTENIDO ORIGINAL: Sabbath: How Should You See It As A Seventh-day Adventist?

Revista Adventista de España