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El día de Reyes es un momento entrañable para muchas familias españolas, especialmente para los niños. Numerosos cristianos lo celebran, aunque otros prefieren no hacerlo. Ambas posturas son respetables, y en ambos casos puede aprovecharse esta deliciosa y saludable receta para un desayuno o merienda.

Sobre los Reyes Magos

Hay muchas teorías y especulaciones acerca del número e identidad de estos personajes tan interesantes: Los Reyes Magos de Oriente.

Aquí, brevemente, veremos la información que da la Biblia acerca de ellos, y haremos una pequeña reflexión.

La primera alusión a estos hombres fue en el Evangelio según San Mateo Capítulo 2, Versículos 1 a 12: Nacido, pues, Jesús en Belén de Judá en los días del rey Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos diciendo: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.

El misterio de su figura es que jamás se mencionan sus nombres, ni su procedencia, ni si eran tres, algo que contrasta con lo que dicta la tradición presente sobre ellos. Hay incluso, quien dice que fueron 12, aunque prevalece tradicionalmente permanece la figura de los tres, a los que incluso se les ha dando nombre: Melchor, Gaspar y Baltasar.

No eran “magos”, sino sabios

Dice el texto: llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos…
En la antigüedad, la palabra “mago” hacía referencia a los “sabios”, hombres de gran conocimiento en diversas artes. Cuando se menciona la aparición de una estrella que los guía hasta el lugar de nacimiento de Jesús es muy probable que se refiera a que los sabios tenían amplios conocimientos en astronomía y se guiaron por las estrellas para dar con el sitio correcto. También es posible que un ángel, o un grupo de ellos, les guiaran.

Qué importante y emocionante, que fueran capaces de dejar sus comodidades y emprender un viaje a la aventura para encontrar al Mesías, al rey de los judíos, decían ellos. Y es que los que tenían la oportunidad de recibirlo, reconocerlo y adorarlo, sin moverse de su tierra, y teniendo las Escrituras, no se enteraron.

Aún en las regiones más remotas o improbables, Dios tiene a hijos e hijas sinceras que lo buscan ávidamente. Los Reyes Magos pueden representar a muchos que, habiendo sido expuestos a otras disciplinas, tienen en su corazón la pasión por la verdad. En su búsqueda, Dios siempre hallará la manera de llegar a ellos. No nos debiera sorprender que, en estos tiempos finales de la historia, muchos lleguen buscando al Salvador. Lo harán y necesitarán a un pueblo que esté preparado para presentarlo. Buscaran entrevistarse y preguntarán, ya no por un niño, sino por un Salvador que viene pronto. Estarán dispuestos a reconocerlo y, al igual que los magos, le ofrecerán lo más valioso que tienen: su fe.

Oro, incienso y mirra

La variedad de regalos fueron tres: oro, incienso y mirra.

El oro, el incienso y la mirra eran elementos comunes en el comercio de la antigüedad (como en el que habrían participado hombres como los magos) y al reconocer a personajes importantes.

La mirra era un regalo apropiado para un rey; de hecho se usaba en su ungimiento y dedicación (Sal. 45:8). En cuanto al oro, algunos han señalado que también guarda relación con la realeza, y que el incienso con el sacerdocio de Jesús. Otros asocian la mirra con la sepultura de Jesús ya que se ungía el cuerpo con especies aromáticas. Todas estas interpretaciones son posibles, pero la Biblia no entrega ninguna pauta interpretativa. “Le dieron sus corazones como a su Salvador, y entonces sacaron sus presentes, ‘oro e incienso y mirra’. ¡Qué fe la suya! Podría haberse dicho de los magos del Oriente, como se dijo más tarde del centurión romano: ‘Ni aun en Israel he hallado tanta fe’” (DTG, 45).

Cuando Jesús nació en Belén, vinieron del oriente unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto, y venimos a adorarle… Al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. (Mat. 2:1, 2, 11)

Receta de roscón de Reyes y “chocolate” a la taza, saludables.

Roscón relleno de “chocolate” de algarroba

Ingredientes:

Para el roscón:

  • 300 g de harina de fuerza
  • 7 gr de levadura de panadería seca
  • 30 gr de maicena
  • 100 gr de panela
  • 150 ml leche de soja
  • 50 ml aceite de oliva virgen extra
  • Ralladura de 1 limón
  • Ralladura de 1 naranja
  • 2 cucharadas de agua de azahar
  • 50 ml sirope de ágave o de frutas
  • Fruta confitada y almendras laminadas para decorar

Para el relleno:

  • 400 ml de crema de coco enfriada durante 2 horas en el frigorífico 3 cucharadas de maicena
  • 3 cucharadas de algarroba en polvo
  • 80 gr de panela molida
  • Unas gotas de esencia de vainilla (opcional)

Preparación:

Mezclar la harina, con la levadura, la panela, la maicena. Mezclar bien para que se integren los ingredientes.
Añadir la leche de soja tibia, el aceite y el agua de azahar y mezclar bien hasta que la masa empiece a tomar forma. Una vez que sea una bola más manejable, amasar durante 10 minutos en una superficie limpia usando un poco de harina para que no se pegue a las manos ni a la superficie.
Cubrir con un trapo húmedo y dejar reposar durante al menos 2 horas para que suba.

Pasadas las 2 horas, amasar de nuevo 10 minutos más formando una bola.
Dar la forma al roscón haciendo un agujero en el centro y estirando la masa con las manos. Lo mejor es, que para evitar que al subir de nuevo la masa se cierre el agujero, lo mejor es colocar un molde circular, resistente al horno, engrasado, en el centro.
Decorar con fruta escarchada, almendra crocante y almendras laminadas al gusto.

Una vez formado, dejar que suba de nuevo un mínimo de 3 horas. Cubrir siempre con un paño húmedo y poner en un lugar cálido de la casa. (El horno con la luz encendida es siempre una buena opción). Preparar mientras el relleno.
Cuando el roscón haya subido de nuevo, pintar la superficie del roscón con el sirope de ágave.
Precalentar el horno a 180oC
Hornear durante 30 minutos.
Esperar 30-45 minutos hasta que se enfríe el roscón antes de cortarlo para rellenar.

Relleno

Verter la crema de coco bien fría en un bol hondo intentando coger solo la parte sólida. (Si se mete el día anterior en la nevera será muy sencillo eliminar el líquido y quedarnos solamente con la parte sólida).
Añadir el azúcar glas (panela molida), la maicena, la algarroba en polvo y las gotas de vainilla
Remover bien con unas varillas hasta que se cree una masa densa similar a la nata montada.
Dejar reposar en la nevera una hora más hasta que el roscón esté listo y frío.
Con ayuda de una manga pastelera, rellenar el roscón cortado por la mitad. Esconder el haba o alguna figurilla si se desea.
Colocar la mitad superior del roscón con cuidado para evitar aplastar el relleno.

“Chocolate”, de algarroba, a la taza

Todos los padres, y abuelos, sabemos lo perjudicial que es el chocolate para los más pequeños. Aparte del exceso de azúcar, el cacao es un excitante natural. POr eso, vamos a preparar este chocolate con harina de algarroba, con numerosas propiedades positivas para la salud, en lugar de con cacao (que también tiene propiedades, pero no lo recomendamos para niños pequeños).

Ingredientes (para 3 personas):

  • 2 tazas de bebida vegetal de avena (500 gr)
  • Dos cucharadas de harina de harina de avena (20 gr)
  • 2 cucharadas de harina de algarroba (20 gr)
  • Una pizca de canela en polvo
  • De una a dos cucharadas de panela, melaza o miel (25-50 gr)
  • Nata de coco (opcional) a partir de una lata de leche de coco ecológica para decorar.

Elaboración:

Si queremos preparar nata de coco, tendremos que poner la lata de leche de coco a la nevera la noche anterior. Así se separa la parte sólida de la parte líquida.

Para preparar la algarroba a la taza, empezamos poniendo a calentar una taza y media de bebida vegetal en un cazo, al fuego.
Mientras tanto, mezclamos en un bol la media taza de bebida de avena que quedaba, la harina de avena, la harina de algarroba, la miel y la canela. Y lo batimos todo con las varillas.
Cuando la leche del cazo empiece a hervir, introducimos la mezcla que tenemos en el bol. Y vamos mezclando con las varillas, hasta que empiece a hervir y espesar. Dejamos hervir a fuego suave mientras vamos removiendo durante unos 2 minutos. Apagamos el fuego y servimos.

Si vamos a decorar con nata de coco, sacamos la lata de la nevera. Ponemos la parte sólida (la de arriba) en un bol, y batimos con unas varillas o, si tienes unas varillas eléctricas, mucho mejor con ellas, hasta formar una nata montada.

Observaciones

Puedes cambiar la bebida de avena por cualquier leche vegetal de tu agrado. En este caso, posiblemente tendrás que ajustar la cantidad de dulce que añades a tu algarroba a la taza.
También puedes cambiar la miel por melaza de arroz o tu endulzante favorito. Si usas, por ejemplo, sirope de ágave, tendrás que utilizar mucha menos cantidad, porque su poder endulzante es enorme.

A diferencia del cacao, la algarroba no contiene teobromina y, por lo tanto, no excita ni resulta adictiva. Es perfecta para toda la familia y, en especial, para los más pequeños de la casa. Si notas que a tu hij@ le excita el cacao/chocolate, te recomiendo que evites el cacao a partir de cierta hora de la tarde y optes por elaboraciones, más suaves, a partir de la algarroba.
A diferencia del cacao, no contiene ácido oxálico, que inhibe la absorción de hierro y calcio.
Además, la algarroba es muy baja en grasas, en comparación con su compañero el cacao. Ideal para quien siga una dieta pobre en grasa.
También es muy rica en taninos, con lo cual tiene un gran poder astringente. Perfecto para casos de gastroenteritis y diarreas.
Su sabor es dulce, con lo cual no necesitaremos añadir tanto endulzante como si usáramos cacao en polvo. Puedes utilizarla como sustituto del cacao en cualquier receta. Sólo te recomiendo empezar con menos cantidad de dulce e ir añadiéndole el endulzante poco a poco, hasta encontrar su punto.

Autoras: Janet Ribera y Esther Azón, expertas en cocina vegetariana.

Revista Adventista de España