Skip to main content

Foto: (cc) Henrique Matos/Wikimedia. Esquina: Pedro Torres.

Abril trajo estas noticias entre otras: falleció Gabriel García Márquez, dos Papas canonizando a otros dos Papas… Todas ellas apetitosas para reflexionar, pero prefiero quedarme con un plato menos manido y más de esconder, el 40 aniversario de la Revolución de los Claveles y la educación en España según el informe PISA de la OCDE.

Dicho informe refleja la capacidad creativa de los estudiantes para resolver problemas que se presentan en la vida cotidiana. No se trata tanto de conocimiento teórico acumulado sino de la capacidad de aplicar ese conocimiento en la vida diaria, como programar un aparato de aire acondicionado o escoger la mejor ruta de transporte público. El resultado deja mucho que desear, España queda 23 puntos por debajo de la media europea.

Dos más dos son y seguirán siendo cuatro. El principio permanece pero los problemas matemáticos de la vida cambian de planteamiento constantemente. Hoy en día es tan importante aprender las reglas básicas de matemáticas y lengua como aprender a discernir resultados relevantes en las búsquedas de Google. Infoxicación, asfixia e incapacidad de gestión por exceso de información, es el problema más grande que debemos aprender a afrontar.

En lo espiritual sucede lo mismo. Durante siglos se ha dogmatizado la creencia religiosa. De vez en cuando surge algún Huss, Lutero, Calvino, Zwinglio que cambia el sistema establecido moviendo conciencias y haciendo que la gente de a pie piense por sí misma. Una vez desaparecido el promotor, los seguidores tienden a sistematizar nuevamente los cambios logrados, y con el paso del tiempo, se repite el mismo cuadro: conocimiento teórico que no sirve para enfrentar los nuevos problemas sociales de la vida diaria. Es teoría con aplicación caduca para la vida práctica actual.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día se considera a sí misma depositaria de la verdad más avanzada en cuanto a revelación bíblica, aunque de eso ya pasó más de siglo y medio. Personalmente defiendo este punto, pero sin olvidar ese “siglo y medio” largo de por medio. Cada vez hay más voces dentro y fuera de la iglesia con diferentes opiniones e incluso teorías. El problema no es que existan esas opiniones, es inevitable, sino la capacidad de los creyentes a la hora de discernir la información relevante, fidedigna y no infoxicarnos. Padecemos el mismo mal que los alumnos españoles.

Al igual que en Google hay cientos de miles de resultados a la hora de buscar algo, hoy hay muchos predicadores que inundan oídos y ojos. ¿Cuál es el más relevante? ¿Cómo no ser infoxicado espiritualmente? ¿Cómo no ser un Adventista cargado de conocimiento “teórico inútil” para afrontar el día a día? ¿Cómo ser un Adventista que cree algo que resulta práctico para su vida diaria?

Los principios siguen ahí, pero el mundo en el que vivimos, ya no es el mismo, y a la hora de buscar respuestas encontramos multitud de fuentes, no todas relevantes o válidas. ¿Qué hacer?

Es momento de plantearse una “revolución de los claveles” personal. Dar un paso hacia atrás para progresar y avanzar. “Paraos en los caminos y observad, preguntad por las sendas de antaño, por el buen camino: andad por él y así encontraréis reposo” (Jer. 6:16 BLP). No es una contradicción, se trata de volver a la fuente más pura de conocimiento, donde sin contaminar aún por el condicionamiento de la sociedad de cada época, podemos obtener la materia prima para construir un nuevo presente.

El auténtico Maestro es quien enseña a aprender. Es hora de volver a la Biblia en su estado más puro, leer cada día como quien respira aire fresco saliendo de un incendio. No se trata de abrir el Libro para demostrar lo que ya sabemos o creemos que sabemos, sino para abrir el alma a Dios.

“Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará para que podáis entender la verdad completa. No hablará por su propia cuenta, sino que dirá únicamente lo que ha oído y os anunciará las cosas que han de suceder” (Juan 16:13 BLP). Un ejemplo en este mismo versículo, la Biblia no sólo revela en Daniel y Apocalipsis lo que ha acontecido y falta por cumplir en la historia de este mundo. La Biblia también me revela personalmente lo que ha de suceder en mi vida, en cada momento y circunstancia. ¿Sufro escasez? La Biblia me revela que no me tengo que preocupar por ello (Sal. 37:25). ¿Tengo a alguien que amenaza mi vida? Dios me defenderá con su vara (Sal. 23:4). ¿No encuentro la solución a esta grave disyuntiva? Dios prometió brindarme una solución (1 Cor. 10:13).

Podemos saber la lista de los reyes godos de memoria, pero de poco sirve si a la hora de tomar el transporte público nos perdemos. Podemos saber de memoria el significado de las trompetas y los sellos de Apocalipsis, pero si mi conocimiento de la Biblia no me lleva a ese Dios personal, no tendré fuerzas para sobrevivir en las pruebas día a día, en la calle, hoy mismo.

Te invito a vivir tu propia “revolución de los claveles”, pacífica, colocando lo formal en el lugar adecuado y buscando lo desconocido u olvidado quizás, con riesgos implícitos, pero con grandes victorias y triunfos por lograr, no en debates teológicos, que también, sino a la hora de salir a la calle y enfrentar la vida real.

—————–

FE DE ERRATAS en el número anterior.

La entrevista a José Plescia en la RA de abril fue grabada, transcrita y corregida por Mercedes Gascón.

Revista Adventista de España