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A lo largo de las próximas semanas vamos a compartir algunas reflexiones (la reflexión es el primer paso si queremos cambiar, mejorar, crecer). Os invitamos, ante la llegada del nuevo año, a tener estos 21 días de reflexión en torno a nuestras familias, con el propósito de que este próximo año 2020 sea de gran bendición para nuestros hogares.

“Y no os olvidéis de hacer el bien y de la ayuda mutua”.  He.13:16

Una de las actitudes que más contribuye a sentirse bien en la familia es la disposición a ayudarse mutuamente.

Cuando en la Creación Dios dijo: “le haré una ayuda idónea”, estaba mostrando el camino hacia el bienestar y el crecimiento en el seno de los hogares.

Eso sigue siendo así tras miles de años. Si sentimos la ayuda de nuestro cónyuge o nuestros hijos, nuestro corazón se ensancha. Cuando ayudamos nosotros, lo mismo sucede en el interior de nuestros seres queridos.

La ayuda puede tomar muchas formas. Hay abundantes cosas que pueden hacerse para aliviar las cargas del otro, para serle de apoyo y de alivio en las diferentes situaciones del día a día. Sin duda será muy conveniente detenerse y pensar en cómo podemos ser una ayuda idónea para las necesidades de los que nos rodean.

El resultado puede ser extraordinario porque dos personas que se ayudan están estrechando sus lazos y profundizando el vínculo entre ellos. La ayuda genera buenos sentimientos e incluso también admiración mutua.

Es hermoso cuando una esposa refiere cuán dispuestos están a ayudarle su esposo o sus hijos. Igualmente ocurre con el marido que siente esa disposición a la ayuda por parte de su esposa. Y los hijos, ¡cuánto recordarán, incluso pasados muchos años, cómo les ayudaban su madre, su padre, sus abuelos,…! La ayuda es algo que produce mucha gratitud y, cuando se trata de nuestros seres queridos, un sano orgullo.

Autor: Antonio Martínez, departamental de Familia y 60 Plus de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España.
Imagen: Photo by Ann Danilina on Unsplash

Revista Adventista de España