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Los dinosaurios se extinguieron hace ya mucho tiempo y los últimos restos fueron encontrados en  los estratos finales del Cretácico.  Algunos científicos sugieren que fue la intensa actividad volcánica que se constata hacia el final del Cretácico la que propició su extinción. La ceniza volcánica más fina, habría quedado suspendida en la atmósfera de toda la Tierra, bloqueando el paso de la luz. Esto habría provocado la muerte de muchas de las plantas y, sin base de la cadena alimentaria, los dinosaurios acabarían extinguiéndose. Pero lo que se observa en los estratos es que las plantas no desaparecieron  en aquel momento y se constata que sobreviven a los niveles en los que se encuentran los últimos dinosaurios.

Teoría del asteroide

Sin embargo, la teoría con más adeptos, para explicar la extinción de los dinosaurios, supone que fue la caída de un asteroide sobre la Tierra, lo que provocó su desaparición.

Según esta teoría, el impacto de un enorme objeto sobre la tierra habría levantado una enorme cantidad de polvo que se distribuyó por la atmósfera de todo el planeta. Los 10 kilómetros de diámetro del asteroide habrían dado para levantar una enorme cantidad de material capaz de obstaculizar sustancialmente la llegada de rayos solares a la superficie de la Tierra, llevando a los dinosaurios a su extinción.

Esta teoría del cuerpo extraterrestre que impacta sobre la Tierra y acaba con los dinosaurios ha provocado muchas discusiones científicas. El elemento químico iridio, escaso en la corteza terrestre,  se ha encontrado abundante en una fina capa de arcilla,  entre los estratos cretácicos, con los últimos restos de dinosaurios, y los estratos cenozoicos inmediatamente superiores a los cretácicos, estos ya sin dinosaurios. Este iridio se ha interpretado como procedente del cuerpo que chocó contra la Tierra, dispersando el elemento por toda ella.

Sin embargo, en Italia, se ha encontrado tanto en estratos inmediatamente anteriores como  inmediatamente posteriores al episodio K/T Cretácico/Terciario), había iridio en cantidades similares que en el estrato del episodio mismo.

Se cree que el asteroide colisionó con la Tierra en la actual Península de Yucatán, México, y que tras el impacto, se desató un incendio en toda Norteamérica que habría sido tan importante como para acabar con los dinosaurios, además de otros animales y plantas. La onda de choque del impacto habría sido otro fenómeno destructivo que debió alcanzar al resto del planeta, puesto que desaparecieron los dinosaurios, pero no se entiende cómo pudo llegar esa onda tan lejos como a China.

¿Desaparecen los dinosaurios, pero no las ranas?

Foto Sapo partero: La teoría del meteorito que acabo con los dinosaurios presenta algunas pegas. Entre ellas, que no se vieran afectados los anfibios, especialmente sensibles por necesitar dos ambientes totalmente diferentes en perfecto estado para poder sobrevivir. Foto sapo partero común, Alytes obstetricans. Alejandro Díaz Díez.

Por otra parte, los vegetales sobrevivieron perfectamente y lo mismo ocurre con los anfibios, que son seres vivos especialmente sensibles a los cambios ambientales. Para los biólogos es difícil entender que desapareciesen todos los dinosaurios y no desapareciesen las ranas.

Lo que parece real, al observarse los fósiles de dinosaurios en los estratos, es que van desapareciendo a lo largo de todos los estratos mesozoicos, triásicos, jurásicos y cretácicos. Es verdad que se pudo producir el impacto de un meteorito, e incluso pudo desplegarse una intensa actividad volcánica, y ambos fenómenos interviniesen en la muerte de muchos dinosaurios, pero estos ya estaban desapareciendo para entonces.

¿Destruídos por el Diluvio?

El evolucionismo, lógicamente, nos ofrece siempre una respuesta en su contexto. Ahora bien, podemos preguntarnos, desde el planteamiento creacionista, ¿cómo sabemos que no fueron destruidos por el agua del Diluvio? Y esta pregunta no carece en absoluto de sentido, porque una gran parte de fósiles de dinosaurios muestran claramente que los animales murieron en entornos acuáticos. Es cierto que no tenemos pruebas indiscutibles de que todos estos animales desapareciesen por efecto del agua. Aun así, para que se conserven los restos y formen fósiles, es necesaria la presencia de agua, que transporta minerales imprescindibles para que se dé el proceso de cambio de la materia orgánica a la mineralización.

La teoría del meteorito que acabo con los dinosaurios presenta algunas pegas. Entre ellas, que no se vieran afectados los anfibios, especialmente sensibles por necesitar dos ambientes totalmente diferentes en perfecto estado para poder sobrevivir. Foto rana común, Rana perezi. Celedonio García-Pozuelo.

Los dinosaurios aparecen bruscamente en cuatro continentes, en estratos del Triásico superior y se extinguen al final del Cretácico. En Canadá, los fósiles de dinosaurios se encuentran en depósitos descritos como causados por inundaciones que los geólogos consideran diluvios locales. Dentro del caso de los depósitos con dinosaurios que se encuentran en los EEUU, se describen todo tipo de ambientes acuáticos de río, laguna, inundación, etcétera.

En Suramérica, también se constatan ambientes acuáticos para el depósito de los animales muertos y su fosilización.

En Mongolia, se ha comprobado que los dinosaurios fosilizados se encuentran en estratos depositados por corrientes de agua de alta energía, de movimiento violento. Incluyen piedras e incluso rocas movidas por el flujo de agua.

En Europa, también se describen ambientes, en los que murieron estos animales, considerados de marisma, deltaicos y otros de tipo acuático.

Parece, por tanto, que en la mayor parte de los casos, se reconoce que los dinosaurios murieron en entornos acuáticos.

¿Son las aves dinosaurios evolucionados?

Archaeopteryx lithographica. ¿Eslabón evolutivo entre reptiles y aves? Foto Celedonio García-Pozuelo.

Son muchos los científicos que creen que no todos los dinosaurios desaparecieron en el pasado y que las aves evolucionaron a partir de ellos. Los medios de comunicación han dado una gran difusión a esta idea de los pájaros como un tipo de dinosaurios.

¿Qué datos son los que llevan a pensar que los dinosaurios evolucionaron dando lugar a los pájaros?

Lo cierto es que los paleontólogos, generalmente, son partidarios de la interpretación que presenta a las aves como dinosaurios evolucionados. Entre los ornitólogos, que se ocupan específicamente del estudio de los pájaros, no hay tantos partidarios de esa interpretación. Aun así, es muy fuerte la presión que existe para aceptar la visión que, de este asunto tienen los paleontólogos.

Consideremos el Archaeopteryx, encontrado en estratos jurásicos, un fósil que muchos creen intermedio entre dinosaurios y aves. Este animal se relaciona estrechamente con una familia de dinosaurios, los Dromeosaurios, entre los que se encuentran los conocidos Velociraptor, Deinonychus además de otros raptores.

En lo que a la estructura de la cadera se refiere, se observa que el Coelophysis de los estratos triásicos posee una cadera de saurisquio, pero los Dromeosaurios del Cretácico superior no presentan el mismo ángulo entre el isquion y el pubis, algo que sí ocurre con los hallados en estratos jurásicos. Desde un punto de vista evolucionista, el pubis había ido desplazándose hacia atrás. Pero si se compara la cadera de los Dromeosaurios con la de los pájaros actuales, tienen poco de parecido. Las aves presentan el pubis pegado al isquion, ambos prácticamente alineados con el eje de la columna vertebral.

Los dinosaurios no poseen turbinales nasales y tienen un “dedo” menos que las aves

Foto Confuciusornis: Confuciusornis sanctus. Un auténtico pájaro del Cretácico inferior. Foto Celedonio García-Pozuelo.

En el Cretácico inferior se ha encontrado un auténtico pájaro con plumas, el Confuciusornis. La mayor parte de Dromeosaurios se encuentran en estratos del Cretácico superior, salvo el Utharaptor, que se localiza en estratos del Cretácico inferior y el Dromeosaurus en estratos jurásicos. Los Dromeosaurios progenitores de las aves son, consecuentemente posteriores o coetáneos estratigráficos de las aves a las que han de dar lugar, supuestamente, según la teoría de la evolución.

Turbinales nasales

Atendiendo a otros atributos anatómicos, se constata que los dinosaurios no poseen en ningún caso los turbinales nasales que poseen tanto aves como mamíferos. Los turbinales se encargan de templar la temperatura del aire antes de llegar a los pulmones. Esta estructura anatómica también diferencia a pájaros y dinosaurios. También parece, según algunas investigaciones, que los dinosaurios pudieron poseer diafragma, como los mamíferos, pero a diferencia de las aves.

Un “dedo” menos” 

El ala de los pájaros posee una estructura ósea configurada a partir de los huesos que en un ser humano u otro mamífero, forman los huesos de los brazos. Al estudiar el desarrollo embrionario se observa que en las aves no se forma el dedo que en los seres humanos corresponde al pulgar. En el ala sólo se encuentran los dedos 2, 3 y 4. En el caso de los dinosaurios, se interpreta generalmente que sus ‘manos’ poseen los dedos 1, 2 y 3. Esto contradice la supuesta evolución de las aves a partir de un dinosaurio progenitor.

Por otra parte, como señalan algunos científicos, no hemos podido estudiar el desarrollo embrionario de los dinosaurios hasta el punto de poder afirmar que los dedos calificados como 1, 2 y 3 realmente lo sean. Esto pone de manifiesto la fragilidad de algunas afirmaciones  y los prejuicios a partir de los cuales se hacen ciertas aseveraciones en el ámbito de la ciencia.

Archaeopteryx

Archaeopteryx lithographica es uno de los fósiles más famosos. Los diferentes especímenes conocidos se han hallado en el yacimiento de Solnhoffen  (Alemania), y se encuentran en caliza de  origen marino. Se han detallado en este considerado eslabón intermedio de la evolución, 20 características anatómicas aviares, otras 20 características reptilianas y, al menos, 5 características anatómicas exclusivas, no compartidas ni con otras aves ni con otros reptiles. Todo esto ha llevado a considerar al Archaeopteryx como un callejón sin salida, evolutiva. Esto significa que no habría dado lugar a ningún otro animal, y por tanto, no es el predecesor de las aves actuales.

El caso es que parecen existir fósiles de dinosaurios con plumas, lo que llevaría a pensar en el parentesco entre aves y dinosaurios. ¿Es esto realmente significativo en cuanto al debate sobre la evolución de las aves?

Otros fósiles con plumas

El Sinosauropteryx prima y su cresta

Un pequeño dinosaurio, el Sinosauropteryx prima, con un esqueleto similar a otro más conocido, el Compsognathus, posee una especie de crestita, como penachos en toda su espalda. Esto es lo que aparece en el fósil. La interpretación, que se hizo por parte de los investigadores que describieron el fósil, atribuyó esa “cubierta”, a plumas. Esta afirmación fue contestada inmediatamente, porque no parece que sean ni plumas ni precursores de plumas. Algunos reptiles poseen una especie de crestita de piel, como ocurre con las iguanas, que podría ser lo que realmente ocurriera con el Sinosauropteryx. Es sobre todo entre los ornitólogos entre los que más se duda de que esta estructura corresponda realmente a alguna forma de precursor de las plumas.

El Confuciusornis sanctus y las explosiones evolutivas

El Confuciusornis sanctus es otro fósil, del Cretácico inferior, que posee plumas claramente definidas. Además, éstas son la causa de que estos fósiles presenten la primera evidencia paleontológica de dimorfismo sexual, diferencias entre sexos. Su pico no posee dientes y se muestra anatómicamente como un ave actual. Estos pájaros se encuentran abundantemente en estratos en los que se hallan también dinosaurios con plumas. ¿Pueden ser entonces los dinosaurios los precursores de los pájaros?

Supuestamente la evolución actúa lentamente gracias a grandes períodos de tiempo. Para otros, se producen “explosiones” evolutivas puntuales en poblaciones aisladas, pero esto lo suponen para cambios que den lugar a otras especies, pero no para explicar el surgimiento de clases nuevas de animales, a partir de otros ya existentes, tal es el caso del supuesto paso de dinosaurio a ave.

El Caudipteryx zoui y el Protarchaeopteryx robusta

El Caudipteryx zoui presenta penachos de plumas y se supone que debía estar cubierto en el resto del cuerpo por plumón.

El Protarchaeopteryx robusta presenta plumas como el Archaeopteryx, pero al contrario de este último, sus plumas son simétricas, algo que las diferencia de las que producen los pájaros actuales. Las plumas con barbas simétricas a uno y otro lado del raquis de la pluma no permitirían un vuelo como el de las aves, algo que sí podría hacer el  Archaeopteryx.

El Gigantoraptor erlianensis

En Mongolia, se ha descrito la especie Gigantoraptor erlianensis. Un puñado de restos fosilizados formados por el cráneo, un hueso largo de una pata y algunos otros fragmentos óseos, pero ninguna pluma. Aun así, al ser representado artísticamente, se le muestra emplumado.

El Microraptor gui y el fraude del Archaeoraptor

Microraptor guy es otra especie fósil con plumas y características de reptil. Foto Celedonio García-Pozuelo.

El Microraptor gui parece un intermedio entre reptil y ave. Hay que destacar que las supuestas plumas se sitúan a cierta distancia de los huesos, haciendo dudar de que pertenezcan al mismo fósil. Se interpreta que las plumas se han conservado gracias a su carbonización, pero resulta extraño que la carne no se carbonizase.

Archaeoraptor  fue un caso fraudulento publicado en la revista National Geographic. Cuando se encontró que la cola era de un reptil y que el fragmento de piedra  en el que se hallaba había sido pegado a otro fragmento con el fósil de otro animal, National Geographic tuvo que retractarse de lo publicado. El fraude fue atribuido finalmente a un trabajador chino. Son tales los precios que pueden alcanzar ciertos fósiles que se facilita que estos fraudes se puedan producir. Este es un caso de mala ciencia, algo de lo que los evolucionistas culpan frecuentemente a los creacionistas.

En cualquier caso, si existieron dinosaurios con plumas, no parece que estos fuesen precursores de las aves, porque se encuentran fósiles de aves en estratos anteriores y coetáneos con aquellos en los que se encuentran los fósiles de los dinosaurios que, supuestamente poseen plumas, y que tendrían que ser sus antecesores.

Autora: Dra. Elaine Graham-Kennedy, geóloga cristiana que cree en el relato bíblico de la Creación. Doctorada en la Universidad del Sur de California y profesora adjunta en la Universidad Adventista del Sudoeste. Revista Naturalia. Asociación Naturalia: Un espacio cálido y acogedor para la amistad, estudiar la Naturaleza, aprender a protegerla y acercarte a nuestro Creador. Nuestro compromiso con la naturaleza es un compromiso con el Creador.

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