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¿Qué educar primero?

Cuando nos convertimos en padres por primera vez, nos encontramos con la realidad de que no tenemos idea sobre cómo hacer la mayoría de las cosas. Quisiéramos que nos rescatase un “súper-heroe”, o mejor…¡¡¡transformarnos en uno!!!

Generaciones atrás, las familias extensas solían vivir juntas. Abuelos, tíos, primos. Siempre había algún niño a quién cuidar. Así, la mayoría llegaba a la maternidad con practica asegurada.

Pero los tiempos han cambiado. Las familias se conforman más nucleares y no suelen tener cerca a nadie que le diga qué hacer y cómo.
Esta realidad, aunque pueda parecer negativa, se me antoja como una gran oportunidad. Un espacio para “hacer familia” de verdad. Un nido propio, construido no sin dificultad, pero sí con absoluta libertad.

Cómo usamos esa libertad.

Este creo es el punto crucial.
¿Le damos leche materna o artificial? Lo decidimos nosotros.
¿Duerme en su cama o hacemos colecho (dormir todos juntos)? Lo decidimos nosotros.
¿Lo dejamos llorar o lo tenemos todo el día en brazos? Lo decidimos nosotros.
¿Le introducimos comida con purés, en trozos, que pruebe lo que quiera, le disfrazo la comida y que pruebe todo? Lo decidimos nosotros.

Y esto es solo el primer año de vida. Luego las decisiones que tomemos tendrán un impacto más trascendente en el futuro de nuestro hijo/a.
¿Lo disciplinamos “positivamente” o “conductistamente? (que traducido sería, le hablo y explico consecuencias o le doy en el culete cuando haga falta) ¿o tal vez lo disciplinamos “cristianamente”? ¿esto último cómo sería?
No podemos improvisar con la disciplina. De aprender a obedecer dependerá que de mayor sea capaz de obedecerse a sí mismo.

Cuando llega la época escolar: ¿Lo escolarizo en escuela privada bilingüe, en escuela pública, jornada intensiva, lo mando todo el día, y si no lo mando y educo en casa? Para gustos colores.
Y en esta etapa nos jugamos la ventana de la plasticidad neuronal más importante de nuestros hijos. Donde no solo están preparados para absorber conocimiento académico, sino que están más moldeables para imprimir carácter. Con lo que no es una decisión pequeña.

¿Extraescolares, si, no? ¿inglés? ¿violín? ¿Piano? ¿Arte? ¿Danza? ¿Y un deporte? no puede no hacer deporte… ¿y las de moda? ¿ajedrés? ¿robótica? no puede ser menos que sus compañeros!…

Y si, más oportunidades y más responsabilidad. Manejar con cabeza y con criterio la educación de nuestros hijos todos estos primeros años, es uno de los mayores retos que puede tener un adulto en edad profesional. “Programar” la cabecita de un niño para toda la vida. Sin retribución, sin reconocimiento. Solo por amor.

Aquí es cuando yo digo. Si no leo, pregunto, no asisto a charlas, no me formo ¿cómo sé que es lo mejor para educar un niño? Si no le dedicamos nada de tiempo y nos sale bien, debemos saber que ha sido un milagro 😉

Entonces, ¿qué educo primero?

Pues yo respondo: a los padres.
Educarnos para entender que los hijos son nuestra mayor responsabilidad, nuestra mayor y primera profesión, y nuestra mayor realización. Es el destino de otro ser humano que pasa por nuestras manos y tenemos el privilegio de acompañarlo a despegar o hundirlo antes de que comience el vuelo. Ojo, la mayoría termina volando igual. Por algo se creó en psicología el concepto de resiliencia 😉 pero digo yo que a la mayoría de nosotros nos gusta hacer bien nuestro trabajo, ser buenos profesionales, me parecería extraño que no demos importancia a esto.

Nunca es tarde cuando la dicha es buena

¿Crees que puedes enfocarte en la etapa en la que estás? No importa lo que ya no hayas hecho. Incluso si estás en la adolescencia…época donde más se nota “lo que hemos hecho” los años claves de la infancia. Aún en esta época o en la que estés. Te invito a pensar en estas preguntas. Contestarlas. Y si quieres, conversarlas.

Verás, si las piensas de verdad, te tomas algo rico y apuntas las respuestas. Te puede resultar un momento luminoso.
Vamos, ¡anímate a vivir la experiencia!

¿Crees que hay algo que hayas hecho bien en estos meses, o años que llevas de paternidad, en relación a la educación de tus hijos? ¿Qué ha sido? Anótalo para que lo puedas masticar mejor 😉
¿Qué valores personales crees que hubo detrás de esos aciertos?
¿Qué dice de ti que tengas esos valores y esos aciertos?
¿De quién crees que has aprendido esos valores?
¿Qué crees que te diría ahora esta persona en la que has pensado, en relación al problema o la etapa complicada que estás afrontando con tu/s hijo/s?
¿Qué herramienta tienes a la mano para comenzar a solucionar lo que estás pasando con tu hijo/a?
¿Cuáles son las esperanzas que tienes para tu/s hijo/s?

¿Cuáles son las esperanzas que tienes para ti como padre y como persona?

Ojalá que en esta última respuesta el Señor te de la sabiduría necesaria 🙂 Conciliar ambos roles (padre o madre/persona) trae muchísima satisfacción, y bienestar, a todos los niveles.

Maijo Roth. Coordina el Observatorio de Innovación Educativa en la Universidad Adventista del Plata. Autora del blog www.schoolandhome.es

Foto: freestocks.org en Unsplash

 

Revista Adventista de España