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«Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza». (Rom. 5: 3-4).

Los aspectos destacados que han descubierto las investigaciones sobre el tema son que la perseverancia involucra dos vectores: 1) el esfuerzo invertido en una tarea; y 2) la duración para continuar con la tarea. También se ha encontrado que la perseverancia está vinculada con el compromiso. Incluso está relacionada con la salud mental, dado que entrenar la perseverancia resulta clave para la resistencia psicológica, según un trabajo llevado a cabo por la Universidad de Pennsylvania y publicado en el Journal of Abnormal Psychiatry. Un estudio que ha durado casi dos décadas y que nos ha permitido entender diversos aspectos.

  • El primero, que las personas más perseverantes, las que se marcan objetivos y se esfuerzan por conseguirlos, tienen un riesgo mucho menor de sufrir ataques de pánico, ansiedad y depresión.
  • Entrenar la perseverancia, según este estudio, ayudó a cerca de 3.300 hombres y mujeres a desarrollar una mentalidad más resiliente.
  • Se ha podido comprobar, además, que una actitud más resiliente actúa como esa resistencia psicológica capaz de protegernos frente a diversos trastornos como puede ser la ansiedad y la depresión.
  • Las personas perseverantes se atascan menos en los laberintos de las preocupaciones. Sus pensamientos no son obsesivos, sino que hacen uso de un enfoque cognitivo basado en la resolución de problemas, la creatividad y la reflexión positiva.
  • Son además perfiles muy tenaces que aplican una mentalidad de crecimiento y no de estancamiento. Tienen presente cada día sus metas, sus sueños y deseos. Todo ello actúa como impulso motivador, ahí donde no tiene cabida el miedo y no entra la sombra de la indefensión o el reflejo de la derrota.

Perseverancia para el éxito

Las personas perseverantes son las que mantienen y cumplen sus compromisos. Asimismo, en diversas investigaciones se concluyó que los perseverantes han demostrado estar vinculados con el éxito, especialmente el éxito académico y la obtención de logros; es decir, son personas triunfantes y logran buenos resultados en sus emprendimientos.

Además, se ha encontrado que la perseverancia es una fortaleza de carácter clave en el ámbito laboral. Los estudios en psicología organizacional llaman a los casos en que los empleados realizan cambios productivos en el trabajo, al lograr resultados positivos de tipos físico, social, cognitivo, en la satisfacción laboral y en logros laborales. Hay un dicho que afirma: “Persevera, y triunfarás”. Es una gran verdad, con evidencias empíricas que lo confirman.

Los estudios también encontraron que quienes puntúan alto en la evaluación de la perseverancia se correlacionan con otras virtudes como 1) la ­autorregulación, ­autocontrol o dominio propio; 2) la honestidad; 3) la esperanza; 4) el entusiasmo; y, en quinto lugar, con la valentía. Por supuesto, también los perseverantes son más felices.

¿Cómo podemos entrenarla?

Los neurocientíficos descubrieron hace años que la dopamina se relaciona con la perseverancia y con ese comportamiento proactivo que nos permite alcanzar logros. El doctor Joe Z. Tsien, codirector del Instituto del cerebro en la Universidad de Georgia, nos señala que todos podemos favorecer la liberación de este neurotransmisor, creando nuevos hábitos, teniendo unos objetivos claros y manteniendo la motivación.

Estas serían, por tanto, los enfoques psicológicos que deberíamos cuidar a diario para entrenar la perseverancia:

Márcate una meta clara

Sin un objetivo claro, el movimiento no se genera. Sin propósitos no hay ilusión, en consecuencia, debemos tenerlo claro: la mente se alimenta de sueños y si estos no se concretan en metas definidas y realistas, la motivación no se pondrá en marcha.

Autocontrol

Cuando situamos un objetivo en nuestro horizonte personal ya no hay vuelta atrás. Debemos aunar esfuerzos e ideas hacia ese punto en concreto y, para ello, hay que manejar con eficacia dimensiones como el desánimo, la frustración, la ansiedad o el estrés. El autocontrol, por tanto, es clave para entrenar la perseverancia.

Enfoque positivo

La positividad, la sensación de eficacia, la seguridad en nosotros mismos y un ánimo en buena forma, son también nutrientes básicos para alcanzar logros. Es más, la perseverancia va de la mano de ese enfoque claramente positivo que no permite la entrada a las emociones limitantes o adversas.

Prohibido rendirse

Alcanzar un sueño. Superar una depresión. Desarrollar una competencia o una nueva habilidad. Sentirnos orgullosos de nosotros mismos… Todas estas dimensiones requieren por encima de todo un aspecto: no rendirnos. Podemos, no obstante, dar un paso atrás para clarificar nuevas metas y entonces, tomar mayor impulso.

Podemos también detenernos un instante para reflexionar y tomar nuevas perspectivas. Pero lo que no debemos hacer nunca es quedarnos quietos, estancados, atrapados en el desánimo y la rendición. Entrenar la perseverancia es, por tanto, un ejercicio de poderosa motivación y también de salud.

Todos podemos mejorar este aspecto para lograr que nuestros recursos y potencial estén a nuestro favor, mediando en el bienestar, impulsándonos a avanzar cada día un poco más.

Ahora, ¿cómo se desarrolla la fortaleza de la perseverancia? Ryan Niemiec, en su libro México DF: Manual Moderno, de 2018, propone una serie de preguntas de reflexión a fin de ejercitar la perseverancia en forma eficiente. Estas son:

¿De qué otras formas puede practicarse la perseverancia? Cuando nos vemos confrontados con eventos negativos. La adversidad es el tiempo de la perseverancia. Por ejemplo, una paciente que estuve tratando se encontraba realizando algunos trámites judiciales importantes, cuando fue citada a la corte para aclarar ciertos detalles. Eso la asustó y desanimó, debido a cierta tendencia pesimista y depresiva que padecía. Entonces, le dije: “Este es el tiempo de la perseverancia. No baje los brazos; va a salir adelante y resolverá positivamente su trámite”. Precisamente, para poner en marcha la perseverancia, hay que realizar valoraciones positivas de los eventos adversos, ver lo bueno y lo que puede aprenderse. Esa actitud mental es la que conduce a persistir y no abandonar la lucha.

En resumen, ¡nunca te rindas! Jamás bajes los brazos, persevera de la mano de Jesús. No cedas en la lucha, y al final descubrirás con satisfacción las bendiciones de una vida exitosa y feliz.

Autor: Mario Pereyra y Valeria Sabater. Él es doctor en Psicología de destacada trayectoria, docente universitario, y autor de numerosos libros y trabajos de investigación. Ella es psicóloga. Dos artículos en uno, editados por Esther Azón, editora de la Revista Adventista.
Imagen: Foto de Khiet Tam en Unsplash

 

PUBLICACIONES ORIGINALES:

La virtud de la perseverancia

Entrenar la perseverancia, clave de la resistencia psicológica

Revista Adventista de España