Serie diaconado al servicio de Cristo, nº1
El entrenamiento, clave en el proceso
Capacitar a los siervos del Señor es una tarea principal de los líderes de la iglesia que deben crear clases de formación donde las responsables de los varios ministerios puedan saber qué se espera de ellos al recibir una función. Dejar sin indicaciones sobre sus funciones a esas personas que son llamadas por el Señor a desempeñar sus tares es igual a sentenciarles al fracaso.
Al terminar una comisión de nombramientos apenas comienza la tarea pedagógica de la iglesia destinada a la formación, reciclaje y capacitación de los que aceptan la misión interna o externa del Señor. Debemos cambiar lo que no se ha hecho bien hasta ahora: es tarea fundamental adiestrar a los que aceptan cumplir el mandato del Señor.
Las propuestas y la aprobación por parte de la comisión de nombramientos y luego, por la asamblea administrativa local, es solo el comienzo de los labores necesarios para el cumplimiento de la misión. El error es dejarlo todo en el comienzo, es decir, en ser nombrados. Por solamente nombrar, e incluso orar por alguien al establecerlo en un cargo eclesiástico, no se cumple con el propósito del Señor para su causa. Se necesita una obra de perfeccionamiento (Efesios 4:12), a través de formación práctica y experiencias revisadas en el campo de los diversos ministerios. De hecho, el papel de los pastores y ancianos consejeros es adiestrar a sus directores de departamentos para que puedan llevar adelante sus tareas de forma exitosa.
Diáconos dispuestos a servir
Enfatizo uno de los más importantes ministerios en una iglesia local, que no obstante, no se le dio siempre el lugar notable que le corresponde: el diaconado. La raíz de la palabra diaconía está estrechamente relacionada con la del servicio. Del griego diakaneo tenemos el verbo servir. ¡Mira cómo cambia el concepto! Los diáconos y diaconisas son siervos del Señor en la iglesia, porque ellos tienen como modelo a Cristo, que vino para servir a los demás y olvidarse de sí mismo (Mateo 20:28). Los diáconos sirven a la iglesia dando su vida para el crecimiento de la congregación.
¿Con qué propósito los diáconos son siervos? ¿Será para que puedan acomodar y limpiar a la iglesia? También, pero hay alguna cosa más importante. El ministerio de diaconía guía a todos los presentes a servir a Cristo, en el lugar que el Señor lo indique. Si un diácono o una diaconisa consiguen que una persona encuentre su lugar en la viña del Señor está cumpliendo su propósito. Para ti, que quizás eres diácono, ¿te ha dicho alguien que esta es una tarea importante de tu función? Como siervos de Cristo, los diáconos y diaconisas tienen el papel de hallar maneras de servir en la iglesia de los miembros que conforman el cuerpo de Cristo.
El trabajo multifacético de la diaconía
El trabajo de los diáconos es múltiple y quisiera destacar algunas de las facetas del diaconado en una comunidad:
- Visitan a los miembros en sus hogares. La visitación tiene muchos beneficios. Cuando se hace una visitación regular se puede llegar a resultados increíbles. A través de la visitación se llega a conocer mejor a la membresía, se fortalece a los miembros recién bautizados, se recupera a los miembros ausentes de los cultos divinos, se busca a los miembros que desde hace años nadie sabe sobre ellos, se ayuda y apoya a los enfermos, ancianos, discapacitados, viudas y viudos, padres y madres solteras.
- Otra responsabilidad es la de cuidar a los pobres y desafortunados de la iglesia con tacto y prudencia, manteniendo informado al consejo de la iglesia para recibir el apoyo necesario de los miembros. A veces, los miembros son desconocedores de las realidades de su propia iglesia por falta de información recibida desde la diaconía. Antes de enviar ofrendas a otros proyectos fuera de nuestras iglesias debemos cuidar de los pobres de nuestra propia casa.
- El cuidado del edificio y el mantenimiento es otra tarea importante de los diáconos. Cuidar el templo del Señor para que haya condiciones óptimas para los servicios de adoración y predicación del Evangelio, es 100% misión como si fuéramos a predicar en otras partes del mundo.
- Otro de los papeles de los diáconos es enseñar la Palabra del Señor cuando las situaciones se los requieran. La expresión “que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia” (1 Timoteo 3: 9), indica otra función para que los diáconos siempre estén preparados para predicar, dar estudios bíblicos, lideren grupos pequeños, o la involucración en las actividades misioneras, tal como tenemos el gran ejemplo del diácono Felipe, que cuando el Espíritu le indicó su tarea, él corrió detrás del caro del etíope, funcionario de la reina Candace para darle la interpretación correcta acerca de las profecías relacionadas con Cristo (Hechos 8: 26-40).
Todos los miembros nombrados a formar parte de un grupo de diaconía deben esforzase a desarrollar el don del servicio de una manera excepcional. El talento del servicio, es una aptitud que Dios otorga a los que inivita a trabajar para su iglesia. No existe funcionamiento correcto de las actividades y vida de la iglesia, mientras no haya una implicación genuina por parte de nuestros diáconos y diaconisas. Empecemos a considerar el valioso trabajo de los diáconos. Reconozcamos que además de todos los demás ministerios (departamentos locales) que están para servir a la iglesia, para el cargo de diacono, se necesita un profundo espíritu de servicio y consagración.
Reflexionando
Pongámonos a reflexionar. ¿Por qué mi iglesia no crece? ¿Por qué en mi iglesia hay conflictos? Al principio del cristianismo, cuando la iglesia estaba a pocos años desde la ascensión de Cristo, enfrentaba grandes problemas de racismo y clases sociales (Hechos 6). El servicio de los diáconos todavía no estaba establecido. Los conflictos abundaban y el desorden pareciera acabar con la frágil comunidad. El nombramiento de los primeros diáconos tuvo un tremendo impacto positivo. Arregló los conflictos, y ese ambiente de paz y orden resultó favorable en traer muchas almas a Cristo.
El doctor Lucas, escribe: “el número de los discípulos se multiplicaba grandemente” (Hechos 6:7). Con un servicio integral de los diáconos, la iglesia volverá a salir para cumplir la misión. Desconsiderar este departamento es cortar las alas a las iniciativas misioneras. Los diáconos ganan las almas para Cristo en su servicio a la iglesia porque son el “pegamento” que une a las almas a la testificación y a una relación profunda con el Señor.
Tenemos a nivel mundial a más de 20 millones de adventistas hablando idiomas diferentes. Estamos organizados en 13 divisiones. Buscamos la manera de alcanzar a todas las poblaciones y tribus con la verdad del tercer ángel, y seguimos creciendo con nuevos bautismos cada año. Esta iglesia necesita tener personas capacitadas para servirla en la variedad de ministerios en las más de 140.000 iglesias y grupos. Para esa cantidad de iglesias ministran actualmente menos de 30.000 pastores, que están quizás solo un sábado al mes en una de las iglesias de su distrito. ¿Cómo hacemos para que una iglesia siga adelante con su trabajo de misión, adoración y servicio?
Los ancianos y los diáconos son fundamentales en el movimiento profético del remanente, dando un servicio voluntario y amoroso en cooperación con los pastores. No podría haber funcionamiento adecuado sin la participación de estos oficiales, incluso cuando el pastor tuviere solo una iglesia. Es imposible que una iglesia crezca y cumpla sus objetivos sin la implicación adecuada de los diáconos y diaconisas. Ellos son reconocidos como los líderes espirituales locales y están haciendo sin duda, una gran labor.
Los más de 700 000 diáconos y diaconisas alrededor del mundo están haciendo una gran diferencia al formar equipo con los pastores y ancianos. Ellos son llamados a servir como su gran Maestro, que en sus declaraciones se deleitaba en comentar la importancia de servir:
“El que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro siervo, como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir.” (Mateo 20: 26-27).
En la lectura bíblica hallaremos en 1 de Timoteo 3:1 al 13, tres cargos de liderazgo: pastores (obispos), ancianos y diáconos, donde las calificaciones bíblicas son muy similares.
Vamos a hacer un esquema sencillo para ver las similitudes y las diferencias entre los cargos. En algunas calificaciones no he encontrado el símil completo pero se acercaba a la idea del concepto y lo he puesto al lado del mismo.
PASTORES Y ANCIANOS | DIACONOS |
Irreprensible | irreprensible |
Marido de una sola mujer | Marido de una sola mujer |
Sobrio | Sin doblez |
Prudente | |
Decoroso | |
Hospedador | |
Apto para enseñar | Guardar el misterio de la fe |
No dado al vino | Que no sea dado a mucho vino |
No pendenciero | |
Amable | Honesto |
Apacible | Limpia conciencia |
No avaro | No codicioso de ganancias deshonestas |
Gobierne bien a sus hijos y su casa | Gobierne bien a sus hijos y casa |
Buen testimonio de los de afuera | Honesto |
No un neófito | Sometidos a prueba primero |
Uno de los desafíos pastorales es conseguir que el equipo de liderazgo funcione a máximo rendimiento. El pastor, los ancianos y los diáconos deberían tener sus propias comisiones de acción unida en torno a un propósito específico para conseguir un gran apoyo en el ministerio de todos los departamentos. Pero antes de poner en marcha cualquier proyecto, se deberían insistir en la formación sosegada desde el punto de vista espiritual, no tanto para ejecutar o mover cosas en la iglesia, sino hacer entender el papel de un diácono o diaconisa a la luz de los requisitos de los diáconos según las indicaciones del apóstol Pablo, en las epístolas dirigidas a Timoteo y Tito, y también en los primeros consejos de los apóstoles recogidos en el registro de Hechos.
El apóstol Pedro subrayando la vida santa de los cristianos como hijos obedientes, nos da un consejo más que vital para los que servimos al Señor. Como diáconos, purifiquemos nuestras almas obedeciendo la verdad, con un objeto claro: el amor fraternal no fingido (1 Pedro 1:22). El diácono y la diaconisa son las personas que mayor acercamiento tienen con los hermanos durante todos los sábados. Un corazón puro y amor entrañable hará que la congregación sea saludable.
En la siguiente cita se nos desafía como líderes de su iglesia con varias preguntas. Al leerlas nos daremos cuenta de cuán grande es la obra que Dios ha puesto sobre nosotros. Él nos invita y nos capacita para cuidar de su rebaño precioso. En la iglesia nadie debe perderse. Esa sea nuestra meta cada vez que emprendamos una acción.
“¿Han cuidado los ancianos y diáconos de la iglesia a los débiles y extraviados? ¿Se han dado cuenta de que los vacilantes están en peligro de perder sus almas? ¿Habéis procurado por medio del precepto y del ejemplo, colocar sobre la Roca eterna los pies de los descarriados? (…) Se necesita decididamente una reforma en todos los ramos de la obra.” (Consejos sobre la obra de la Escuela Sabática, página 180)
Autor: Richard Ruszuly, secretario ministerial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España.
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