Lección 2 para el 8 de octubre de 2022: MUERTE EN UN MUNDO PECAMINOSO.
Cuando Dios decidió crearnos, se desató en el Cielo una tormenta inesperada. Lucifer, el ángel de mayor rango, sintió celos de la Deidad.
Dios avisó a nuestros primeros padres de la existencia del rebelde, y les dio instrucciones claras que probarían su lealtad a Dios o al enemigo.
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Libres para elegir.
- Dios nos creó con la capacidad de elegir libremente. De otro modo, ¿qué sentido tendría que advirtiese a Adán sobre comer o no comer? (Génesis 2:16-17).
- La única opción lógica era la obediencia. Sin embargo, apareció el tentador, en forma de serpiente, ofreciéndoles otra opción: la desobediencia. La serpiente misma comía, y no había muerto. Insinuó que Dios estaba poniendo normas caprichosas.
- Eva olvidó que, aunque pueda parecer ilógica, la Palabra de Dios es siempre digna de confianza. Nosotros enfrentamos cada día situaciones similares. Debemos elegir entre confiar en Dios y obedecerle, o desconfiar y desobedecer.
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¿Es Dios veraz?
- Satanás contradijo abiertamente a Dios, y añadió que sus motivos no eran claros (Gn. 3:4-5). ¿Es Dios veraz? ¿Te está ocultando algo? ¿De verdad desea tu bien?
- Eva se sintió en la necesidad de elegir creer a Dios o no. Analizó la cuestión, y dudó de la Palabra de Dios (Gn. 3:6).
- Perspectiva nutricional: “era bueno para comer”
- Perspectiva estética: “era agradable a los ojos”
- Perspectiva lógica: “codiciable para alcanzar la sabiduría”
- Dudar de Dios nos puede llevar a argumentar a favor de lo que, en realidad, nos conduce a la muerte.
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¿A quién creer?
- Satanás contradijo abiertamente la Palabra de Dios: Adán y Eva no podían morir, eran inmortales.
- De hecho, ni Eva ni Adán murieron entonces. Pero la muerte llegó (Gn. 3:19). Así que Satanás cambió su estrategia y convenció a la humanidad de que, lo que en realidad es inmortal en la persona, es su alma.
- Prácticamente no podemos encontrar ninguna civilización que no piense que tenemos una existencia consciente después de la muerte.
- Pero la Palabra de Dios es clara: el alma también muere (Sal. 115:17; 146:4; Ecl: 9:5; Mt. 10:28).
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La caída.
- Al comer del fruto que, suponían, los llevaría a un plano superior del conocimiento, rompieron con Dios y se afiliaron al bando de Satanás. Esto supuso trágicas consecuencias:
- Teológicamente: tuvieron miedo de Dios y se encondieron de Él (Gn. 3:10)
- Socialmente: se acusaron mutuamente (Gn. 3:12)
- Físicamente: sentirían dolor y morirían (Gn. 3:16-17, 19)
- Ecológicamente: el mundo natural se degradaría (Gn. 3:18)
- En el momento en el que desobedecieron firmaron su sentencia de muerte. Y esta sentencia pasó a toda la humanidad: “los que viven saben que han de morir” (Ecl. 9:5; ver Rom. 5:12).
- Al comer del fruto que, suponían, los llevaría a un plano superior del conocimiento, rompieron con Dios y se afiliaron al bando de Satanás. Esto supuso trágicas consecuencias:
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La promesa.
- La palabra “enemistad” (hebreo ’evá) implica no solo un conflicto cósmico de larga duración entre el bien y el mal, sino también una repulsión personal al pecado, que ha sido implantada por la gracia de Dios en la mente humana.
- Esta repulsión nos lleva a desear librarnos del yugo de Satanás, pero somos incapaces de lograrlo. Entonces, Dios viene en nuestro auxilio: el Mesías, la simiente de la mujer, venció por nosotros, librándonos de la muerte eterna.
- Con un sacrificio animal, Dios simbolizó la muerte redentora de Jesús. Al vestir a Adán y a Eva con las pieles del animal, Dios los cubrió con su justicia protectora. No nos abandonó a nuestra suerte, sino que nos dio la esperanza de regresar a sus amorosos brazos.
Para meditar:
«Satanás sabe muy bien que el alma más débil, pero que permanece en Jesús puede más que todas las huestes de las tinieblas, y que si se presentase abiertamente se le haría frente y se le resistiría. Por esto trata de atraer a los soldados de la cruz fuera de su baluarte, mientras que él mismo permanece con sus fuerzas en emboscada, listo para destruir a todos aquellos que se aventuren a entrar en su territorio. Solo podemos estar seguros cuando confiamos humildemente en Dios, y obedecemos todos sus mandamientos». (Elena G. White, El conflicto de los siglos, pg. 520).
Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática