Lección 11 para el 13 de diciembre de 2025: MORANDO EN LA TIERRA.
Después de varios años de guerra, Israel había conquistado Canaán, aunque aún no habían sido expulsados todos sus habitantes.
Las dos tribus y media que habían tomado posesión de la parte oriental de la tierra (Rubén, Gad y la media tribu de Manasés), y que habían cruzado el Jordán para ayudar en la conquista, habían cumplido fielmente con su compromiso.
Finalmente, había llegado la hora de la separación. Tras bendecirles y aconsejarles que sigan en los caminos de Dios, Josué los despidió. Pero la despedida fue ensombrecida por un grave malentendido que pudo fácilmente acabar con la unidad del pueblo de Israel.
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El discurso de despedida (Josué 22:1-8)
- Como el Jordán iba a suponer una separación entre las tribus, Josué dio sabios consejos a las dos tribus y media para que pudieran mantenerse fieles (Josué 22:5 NVI):
- Amad al Señor vuestro Dios. El amor es el principio que nos debe llevar a Dios. Le amamos a Él porque Él nos amó primero (1ª de Juan 4:19)
- Conducíos de acuerdo con su voluntad. Así indica Josué la conducta que se espera de los que elegimos caminar con Dios
- Obedeced sus mandamientos. La obediencia es el resultado natural de un corazón agradecido que comprende lo que Dios ha hecho
- Manteneos unidos firmemente a Él. Debemos aferrarnos a Dios sin dejar que ninguna distracción rompa esa unión
- Servidle de todo corazón y con todo vuestro ser. Encontramos nuestro verdadero propósito, satisfacción y vida abundante cuando servimos voluntariamente a nuestro Creador con amor
- Como el Jordán iba a suponer una separación entre las tribus, Josué dio sabios consejos a las dos tribus y media para que pudieran mantenerse fieles (Josué 22:5 NVI):
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El motivo del conflicto (Josué 22:10-12)
- Cerca del lugar donde Josué había levantado un monumento recordativo del milagroso cruce del Jordán, las dos tribus y media construyeron un altar similar al altar del Santuario (Josué 22:10, 28).
- Este acto fue interpretado como una transgresión de la ley que prohibía ofrecer sacrificios en un lugar distinto del altar de los holocaustos del Santuario (Levítico 17:8-9).
- El resto de los israelitas decidieron erradicar este pecado, atacando a sus hermanos (Josué 22:12). Pero Dios intervino para evitar una sangrienta guerra civil. Levantó personas que decidieron no juzgar sin tener todas las pruebas; concedieron el beneficio de la duda; y decidieron dar a sus hermanos la oportunidad de explicarse (Josué 22:13-14).
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Las acusaciones (Josué 22:13-20)
- ¿Por qué se eligió a Finees para encabezar la comisión investigadora (Josué 22:13-14)? Finees, hijo del sumo sacerdote, había sido implacable a la hora de detener el pecado en Baal-Peor (Números 25:7-8). En su discurso, unió este pecado con el pecado de Acán, y lo igualó al que, supuestamente, habían cometido las dos tribus y media (Josué 22:16-20).
- El discurso de Finees tenía mucho sentido. Si se ofrecían sacrificios en el altar que se acaba de erigir, Dios castigaría a todo Israel por ello (Josué 22:18b).
- No obstante, les dio la oportunidad de rectificar este error, antes de llegar a cometer el pecado: les ofreció volverse al lado del Jordán, donde estaba el Santuario (Josué 22:19).
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La respuesta amable (Josué 22:21-29)
- Las tribus de Rubén y Gad, y la media tribu de Manasés, al ser acusadas, actuaron de una manera ejemplar:
- Escucharon las acusaciones en silencio
- Pusieron a Dios como testigo
- Aceptaron ser castigados si habían pecado
- Expusieron sus verdaderas motivaciones
- Cuando los israelitas no sabían las motivaciones de sus hermanos para la construcción del altar, supusieron: rebeldía, deseo de separación, y castigo divino.
- La realidad era: deseo de mantenerse unidos a sus hermanos y evitar una futura separación por parte de los israelitas (Josué 22:24-26).
- Aunque las tribus acusadas podían haberse sentido ofendidas al ser acusadas, y reaccionar de forma violenta en su defensa, gracias a la respuesta amable que dieron, se evitó la guerra.
- Las tribus de Rubén y Gad, y la media tribu de Manasés, al ser acusadas, actuaron de una manera ejemplar:
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La reconciliación (Josué 22:30-34)
- Al ver que la acusación no era correcta, Finees y la delegación israelita se sintieron satisfechos (Josué 22:24-26 22:30-31). Por su parte, cuando los israelitas supieron la verdad, se alegraron y alabaron a Dios (Josué 22:24-26 22:32-33).
- Con su ejemplo, podemos ver los pasos necesarios para restablecer la paz en situaciones parecidas al relacionarnos con la familia, la iglesia y la comunidad:
- Comunicar nuestros pensamientos
- No extraer conclusiones precipitadas
- Hablar de los problemas antes de actuar
- Estar dispuesto a hacer sacrificios para lograr la unidad
- Dar una respuesta amable ante las acusaciones
- Alegrarse y bendecir a Dios cuando se restablezca la paz
Para meditar:
«Los hijos de Gad y de Rubén grabaron entonces en su altar una inscripción que indicaba el objeto para el cual había sido erigido; y dijeron: “Testimonio es entre nosotros que Jehová es Dios”. Así procuraron evitar futuras interpretaciones erróneas y eliminar cuanto pudiera ser causa de tentación.
»¡Cuán a menudo provienen serias dificultades de una simple interpretación errónea, hasta entre aquellos que son guiados por los móviles más dignos! Y sin el ejercicio de la cortesía y la paciencia, ¡qué resultados tan graves y aún fatales pueden sobrevenir! […]
»La censura y el oprobio no lograron jamás rescatar a nadie de una opinión falsa, sino que más bien han contribuido a alejar a muchos del camino recto, por haberlos inducido a endurecer su corazón para no dejarse convencer. Un espíritu bondadoso y un comportamiento cortés, afable y paciente pueden salvar a los descarriados y ocultar una multitud de pecados». (Elena G. White, Patriarcas y profetas, páginas 496-497).
Autor: Sergio Fustero, de la Iglesia Adventista del 7º Día en Zaragoza. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática.



