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Un verano inolvidable

Gema bíblica:

«Tú vas a ser testigo suyo ante todo el mundo, y vas a contar lo que has visto y oído» (Hech. 22:15, DHH).

Relato:

Se aproximaban las vacaciones de verano y todos los niños de la clase de Cristóbal ya estaban hablando de las aventuras y planes que tenían. Ese verano, sin embargo, sería diferente para Cristóbal. Su corazón lo impulsaba en otra dirección, hacia otra clase de aventura. Después de la presentación de la semana anterior y el llamado de uno de los misioneros que había regresado de América Central, Cristóbal y su compañero Alan sintieron el llamado de unirse a un viaje misionero organizado por la escuela.

—Mamá y papá, ¿puedo unirme al viaje misionero a Guatemala este verano? –preguntó Cristóbal con entusiasmo–. Quiero hacer algo para ayudar a otros.

—¡Esa es una muy buena idea! –respondió el papá–. Pero tendrás que juntar algo de dinero para el viaje. Nosotros te daremos la mitad.

Cuando llegó el verano y terminaron las clases, Cristóbal, Alan y otros diez niños dijeron adiós a sus familias y junto con algunos adultos se dirigieron a Ciudad de Guatemala. Después de varias horas de vuelo, finalmente aterrizaron. Pero todavía tenían que viajar por tres horas más hasta la estación misionera. ¡Qué lindo fue llegar a destino!

A Cristóbal y Alan les asignaron la tarea de dirigir todas las mañanas los cantos para los niños de la comunidad. Los dos muchachitos se sentían felices cantando y hablando de Jesús. Por las tardes, ayudaban a los adultos a colocar ladrillos para construir una capilla. ¡Era un trabajo agotador!

—Parece que ser misionero no es tan fácil –dijo Cristóbal a Alan con un suspiro.

—¡Tienes razón! Espero que podamos aguantar las dos semanas –replicó Alan un poco preocupado.

Para el cuarto día, Cristóbal realmente estaba disfrutando del trabajo. Le encantaba enseñar a los niños, pero la mayor satisfacción fue ver que después de diez días de arduo trabajo, la capilla quedó lista. Hubo una gran celebración para agradecer a Dios y dedicar esa capilla al Señor.

Pronto el viaje misionero llegó a su fin, y los cansados muchachos viajaron de regreso a su ciudad. Cristóbal sentía gran alegría y una satisfacción como jamás había sentido. Sí, participar de la obra misionera lo transformó. Inmediatamente comenzó a trabajar para crear un proyecto de recolección de fondos para adquirir artículos escolares para los niños pobres de Guatemala. No podía dejar de compartir el gozo del servicio misionero con los demás niños de la escuela y la iglesia.

«Hemos recibido tantas bendiciones de Dios que necesitamos compartirlas con otras personas», dijo Cristóbal.

¿Recuerdas al apóstol Pablo, que hizo muchos viajes misioneros? ¡A él le encantaba compartir sus bendiciones!

Busca en la Biblia:

En los textos bíblicos de más abajo, ¿puedes hallar cuáles son los secretos para ser una persona nueva y transformada?

Juan 15:4-8
Juan 4:1-42

¡Inténtalo!

Con tus padres o amigos, planifica un proyecto misionero específico para ayudar a los necesitados o a los pobres de tu comunidad.

Revista Adventista de España