Lección 6, para el 9 de noviembre de 2024: MÁS TESTIMONIOS ACERCA DE JESÚS.
Son muchos los testimonios que Juan recoge acerca de Jesús. Entre ellos, destaca el de Juan el Bautista, quien habló repetidas veces acerca de Jesús y de su obra. Él también hizo énfasis acerca de Quién le había comisionado y adoctrinado acerca de la misión de Jesús.
Las personas que oyeron a Jesús también dieron testimonios de Él. Unos rechazándolo y otros aceptándolo. Pero sin duda, el mayor testimonio proviene del Padre, cuya voz audible habló acerca de su Hijo amado.
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El testimonio de Juan el Bautista:
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La humildad del testigo. Juan 3:25-36.
- Surgió una disputa entre los discípulos de Juan y los judíos acerca de la purificación del bautismo. La mente de los discípulos se dirigió a Jesús, quien también bautizaba como Juan, y cuya fama crecía (Juan 3:25-26).
- Juan dejó claro que es Dios quien decide la obra de cada uno (Juan 3:27).
- Juan 3:28. Jesús es el Cristo; Juan es enviado delante de Él.
- Juan 3:29. Jesús es el Esposo; Juan es el amigo del Esposo.
- Juan 3:30. Jesús debe crecer; Juan debe menguar.
- Juan 3:31. Jesús es celestial, está sobre todos; Juan es terrenal, habla cosas terrenales.
- Juan 3:32-36. Jesús habla las palabras de Dios, está lleno de su Espíritu, es amado por su Padre, de quien ha recibido todo, quien cree en Él, tiene vida eterna; Juan es un testigo a quien nadie cree, quien le escucha, atestigua que Dios es veraz.
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El origen del testimonio. Juan 1:29-36.
- Juan identificó a Jesús como aquel que es superior a él, e incluso anunció su preexistencia (Juan 1:30). Sin embargo, repetidas veces declara: «yo no le conocía» (Juan 1:31, 33). ¿Cómo podía saber Juan que Jesús era el Mesías esperado?
- Sus padres le habían dicho que su primo era el Mesías. Pero Juan nunca se había encontrado con Jesús. Fue Dios mismo el que le indicó quién era el Mesías (Juan 1:33).
- De igual manera, nosotros escuchamos a aquellos que nos hablan de Jesús, pero solo podemos reconocerlo como nuestro Salvador por la convicción que el Espíritu Santo inculca en nosotros.
- El punto importante es: ¿aceptaremos o rechazaremos esta convicción que el Espíritu pone en nuestra mente?
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El testimonio de la multitud:
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«Esta enseñanza es muy difícil». Juan 6:51-71.
- Tras la alimentación de los 5.000, la multitud creyó que Jesús era el Mesías, y querían hacerle rey (Juan 6:14-15). Al día siguiente, mientras enseñaba en la sinagoga de Capernaúm, les habló del pan de vida, despertando en ellos un deseo de conocer más (Juan 6:32-34).
- Pero parece que no querían oír verdades espirituales profundas. Ellos querían un rey que les dirigiese en su lucha contra los romanos. Cerraron sus mentes, y se negaron a seguir a Jesús, o a aceptarle como un Mesías que regenera y convierte el alma (Juan. 6:60-66).
- Al ser abandonado, Jesús habló a los 12, dándoles la oportunidad de dejarle también, si ellos lo deseaban (Juan 6:67). Su respuesta refleja el sentir de todos los que hemos encontrado en Jesús, al Redentor, al Libertador, a nuestro Salvador personal: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Juan 6:68-69).
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“¡Nadie ha hablado nunca como él!” Juan 7:37-53
- Al igual que los 12, hubo otros que estuvieron dispuestos a aceptar a Jesús como el Profeta (Juan 7:40). Algunos creían que podía ser el Cristo, sin embargo, aún tenían algunas dudas (Juan 7:41-43).
- Todos quedaron fascinados con sus palabras. Incluso aquellos que habían sido enviados por el Sanedrín para prender a Jesús fueron incapaces de cumplir las órdenes recibidas (Juan 7:44-46).
- Decepcionados, los miembros del Sanedrín cargaron contra los alguaciles y los trataron de ignorantes (Juan. 7:47-49). Su argumentación se basaba en que ellos mismos no le habían aceptado. Pero se equivocaban. Al menos uno de ellos creía. Y Nicodemo no perdió la oportunidad de defender a Jesús (Juan 7:50-51).
- Nuevamente fallaban en su argumentación contra Nicodemo (Juan 7:52). Al menos un profeta había salido de Galilea: Jonás (2ª de Reyes 14:25). En todo caso, sus planes de prender a Jesús quedaron frustrados (Juan 7:53).
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El testimonio del Padre. Juan 5:36-38; 12:27-30.
- Jesús sabía tres cosas del Padre (Juan 5:36-37): (1) Le había dado poder para hacer milagros; (2) le había enviado el mundo; (3) había dado testimonio de él:
- El primer testimonio audible del Padre fue en el bautismo de Jesús, al comienzo de su ministerio (Mr. 1:11).
- El segundo, al pequeño grupo que presenció la transfiguración (Mateo 17:5). Estas palabras quedaron profundamente grabadas en la mente de ellos (2ª de Pedro 1:17).
- El tercero y último fue poco antes de la crucifixión, ante un pedido angustioso de Jesús (Juan 12:27-28).
- Jesús sabía tres cosas del Padre (Juan 5:36-37): (1) Le había dado poder para hacer milagros; (2) le había enviado el mundo; (3) había dado testimonio de él:
Para meditar:
«“¿A quién iremos?” No podían apartarse de las enseñanzas de Cristo, de sus lecciones de amor y misericordia, a las tinieblas de la incredulidad, a la perversidad del mundo. Mientras abandonaban al Salvador muchos de los que habían presenciado sus obras admirables, Pedro expresó la fe de los discípulos: “Tú eres el Cristo”. Aun el pensar que pudiesen perder esta ancla de sus almas, los llenaba de temor y dolor. Verse privados de un Salvador, era quedar a la deriva en un mar sombrío y tormentoso». (Elena G. White, El Deseado de todas las gentes, página 358).
Autor: Sergio Fustero, de la Iglesia Adventista del 7º Día en Zaragoza. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática