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MaPas y Tesoros es un espacio para Mamás, Papás y los tesoros de la casa. Nombre creado para las Asociaciones Sal y Criar (Madrid), iniciativa que convoca a las familias para un encuentro de diálogo y aprendizaje compartido; y que ahora nos desafía, en este espacio de letras y palabras, a establecer este mismo diálogo y aprendizaje en familia, vosotros y nosotros.

LOS RECUERDOS DE LA INFANCIA

Como la propuesta es que leáis MaPas y Tesoros en familia, esta vez voy a retar a los peques de la casa con un trabalenguas para rápidos-muy rápidos. Como siempre, viene con tareas: leerlo varias veces y jugar a quién lo dice sin equivocarse, cuanto más rápido mejor. Después podéis preguntar qué puede significar. ¡A jugar!

Recuerda que recuerde
recuerdos rimbombantes
recovecos que resguardan
Rinconcitos ronroneantes

Risas rojas
Ricos rostros
Rastros retros
Roces recios

Dilo muy rápido
cada vez más
Si lo consigues
muy bueno serás

Risas rojas
Ricos rostros
Rastros retros
Roces recios

Hace unos días veíamos en familia la película “Del revés” (Inside Out). Nos hemos divertido con las aventuras de las “Emociones” en la cabecita de una preadolescente de 11 años llamada Riley. Y hemos reflexionado y aprendido algunas cosas sobre cómo trabajan nuestras emociones y nuestros recuerdos, que me ha parecido interesante compartir con vosotros.

La película se desarrolla en la cabeza de Riley, una niña nacida en Minnesota. Sus emociones han cobrado forma, y son pequeñas personitas muy bien caracterizadas, que están en un centro de control de la niña (la mente consciente de Riley) donde las acciones y los recuerdos son dirigidos por las emociones.

Las emociones básicas que marcan el día a día de la niña, y los nuestros, son alegría, tristeza, miedo, ira y desagrado (en España traducido como asco). Es gracioso e interesante la forma en que los recuerdos cobran protagonismo en la cabeza de la niña, cada recuerdo queda grabado en una pequeña esfera del color de la emoción que lo definió. Así, si es un recuerdo alegre, la esfera es amarilla, si es triste, es celeste, etc. Cuando la niña va a dormir las emociones envían los recuerdos del día (las preciosas esferas de colores) a un intrincado laberinto de estanterías llamado “Memoria a largo plazo”. Entre estas esferas se encontrarán los “recuerdos esenciales” también llamados “pensamientos centrales”, que son los que alimentan cinco islas de la cabeza de Riley previas a la memoria a largo plazo, cada isla con recuerdos muy específicos que agrupados definen algún aspecto de la personalidad de la niña.

No sé si estaréis de acuerdo conmigo, pero me parece una magistral explicación sobre el funcionamiento neuronal, la importancia de las emociones en los recuerdos y los procesos de pensamiento. Si el señor Vigotsky despertara, estoy segura que agradecería esta película. O al menos la agradecemos quiénes alguna vez le hemos estudiado a él y su rebuscado libro “Pensamiento y lenguaje”. Entender el funcionamiento de nuestro cerebro, es algo que ha traído de cabeza a más de un neuropsicólogo o neurocientífico, y esta película permite que parezca tan simple, que hasta un niño lo comprende.

En la historia que contamos, todo se complica cuando Riley y su familia se trasladan a San Francisco y tienen que vivir un proceso de mudanza y adaptación. A raíz de esto, la tristeza comienza a trastocar los recuerdos.

El conflicto crece cuando el primer día de clases Riley se tiene que presentar ante sus compañeros y Tristeza convierte un pensamiento central o esencial (uno de los recuerdos alegres) en triste, lo que hace que la niña comience a llorar en plena presentación. En la consola de mandos de su cabeza esto provoca tal revuelo que ambas (Tristeza y Alegría) salen expulsadas a través de un tubo de memoria junto con los pensamientos centrales. Ahora solo quedan al control el miedo, el asco y la ira, estas emociones sin la alegría y la tristeza, sólo convertirán a Riley en una perfecta adolescente, incapaz de tomar buenas decisiones y de explicar cómo se siente (si os relacionáis con adolescentes tal vez os suene de algo).

Las islas de personalidad, que los recuerdos habían permitido construir, también se van desmoronando una a una. Riley es ahora una completa desconocida para sus padres e incluso para ella misma.

La aventura no hace más que comenzar. Después de muchos entretenidos malos ratos, Alegría por fin comprende cuál es la función de Tristeza, y en lugar de bloquearla, la lleva a la central para que ayude a Riley a llorar junto a sus padres y a que les diga lo mal que se siente desde que se han mudado.

Con todas las emociones otra vez en su lugar, los padres y la niña comienzan a crear nuevos recuerdos que le permiten a Riley adaptarse a su nuevo lugar y enriquecer su personalidad. Colorín colorado, no dejéis de ver la peli que la explicación recién a comenzado.

La relación entre cómo somos según cómo pensamos y cómo sentimos, creo que es algo bastante conocido. Pero quisiera destacar el papel que también tienen los recuerdos en relación a quiénes somos.

Cada una de las actividades que realizamos con nuestros hijos, especialmente en los primeros siete años, van dejando una impronta que les ayuda a mirar hacia atrás y reconocer en el rostro de sus padres, en las emociones grabadas en cada experiencia, el feedback que ellos generan en esa interacción. Eso es para ellos un manual que les dirá quiénes son y cómo son.

¿Qué recuerdos atesoráis como familia? ¿Qué herramientas cargan nuestros hijos en sus mochilas para su supervivencia? Será un ejercicio genial compartir una velada de fotos algún viernes de noche, intentando traer a la memoria presente los recuerdos que tal vez están un poco empolvados. Pero si aún tenéis niños pequeños, no perdáis la oportunidad de provocar adrede momentos con recuerdos felices, estos serán sus más fieles compañeros de viaje.

Revista Adventista de España